Patrimonio
¿Qué pequeño pueblo reúne el legado histórico más impresionante de España?
Este municipio está considerado como la "Villa de las Tres Culturas"
España es tierra de acogido. Muchos han sido los pueblos que se han asentado a la largo de su Historia. Entre los primeros pobladores de la Península Ibérica podemos distinguir tres grupos: los tartesos, los íberos y los celtas, que junto a los primeros colonizadores-los griegos y los fenicios- vivieron en el territorio peninsular durante la Edad Antigua.
Los tartesos eran pueblos procedentes de África del norte. Ocupaban la región meridional es decir Murcia y Andalucía, pero en realidad, su extensión geográfica fue muy diferente para cada época, “ubicada sobre la actual Andalucía, posiblemente su límite máximo estuvo en el cabo de Nao; luego, en la zona de Cartagena; más tarde, se tendió a identificar Tartessos con la Turdetania; y en el siglo III a. J.C. se denominaba Tartessos a la zona del estrecho de Gibraltar.
Los íberos, por su parte, no se conoce bien su origen ni el momento de su llegada, si bien se supone que pertenecieron a un grupo racial mediterráneo-oriental-africano, y que llegaron por el Sur, a finales del Neolítico. Como actividad practicaban la pesca e intercambio de productos entre tribus. Vivían en cerros y colinas para su mejor defensa. Su arte lleva influencia griega sobre fundo oriental. Se establecieron en zonas de Levante, Mediodía, Pirineos ístmicos y Sur de Francia.
Los celtas se asentaron en una zona que abarcaba, en todo o en parte, las actuales provincias de Burgos, Soria, Guadalajara, La Rioja, Zaragoza y Navarra, estaban divididos en cuatro grandes grupos: “celtíberos propiamente dichos”, “arévacos”, “lusones” y “pelendones”.
Vivían en grandes tribus que tendrían a dividirse en torno a núcleos más o menos independientes. Se identificaba a un núcleo en Numancia cerca de Soria. Se dedicaban fundamentalmente al pastoreo. Estaban gobernados por asambleas del pueblo o jefes militares. Son reconocidos por su tendencia a dedicarse a la guerra como mercenarios. Perdieron su importancia política durante el último siglo a.C.
Después, llegaron por el Mar Mediterráneo los pueblos colonizadores: los fenicios, los griegos y los cartagineses, que se extendían por el sur y por el este de la Península Ibérica. Esta diversidad de pueblos llegó a su fin con la unidad territorial impuesta por Roma y se mantuvo hasta nuestros días, salvo el paréntesis medieval con la llegada de pueblos germanos, taifas o reinos cristianos durante la Reconquista.
Aunque esa medida de los romanos no impidió que se diera una prolífica confluencia cultural de cristianos, judíos y musulmanes, lo que dejó una profunda huella y que ha llegado en muchos aspectos como la gastronomía, la economía o el patrimonio hasta nuestros días.
El ejemplo más claro es un pequeño, pero espectacular, pueblo de la provincia de Soria, que está considerado como la “Villa de las Tres Culturas”, y que se llamá Ágreda. Situado en un lugar estratégico a las faldas del Moncayo, limitando con Navarra, Aragón y La Rioja, este municipio se convirtió desde tiempos inmemoriales en un lugar de paso por el que discurrieron las culturas y civilizaciones que fueron protagonistas de la historia en cada momento.
La propia configuración del casco urbano muestra la historia vital e inquieta de de Ágreda. Sus callejuelas laberínticas e irregulares recuerdan que en la conformación y modelado de la Villa intervinieron las tres culturas: musulmana, hebrea y cristiana.
Se tiene constancia de asentamientos prehistóricos en toda la zona el valle del Queiles con oleadas de gentes venidas de Centroeuropa. Además Ágreda fue un asentamiento celtíbero posteriormente romanizado. En el año 415 llegaron los visigodos, que permanecieron hasta la dominación árabe teniendo constancia de la presencia musulmana en la Villa ya en el año 713. Durante el Emirato de Córdoba, Ágreda se convierte en una ciudad fortificada instalada sobre el antiguo castro de La Muela, con su correspondiente Medina y Alcazaba.
La Reconquista de Ágreda comienza en el siglo X, prolongándose durante los tres siguientes. En ese periodo, la Villa pasa de unas manos a otras hasta que Alfonso I el Batallador la recupera. Comienza así una labor de repoblación con gentes llegadas desde las Tierras Altas que conviven con los musulmanes y los judíos ya asentados conformando la Villa de las Tres Culturas. La convivencia se rompe primero en 1492 con la expulsión de los judíos y posteriormente en 1510 con la de los últimos musulmanes.
Pero entre tanto, Ágreda se consolida como ciudad frontera, valedora de Castilla frente a los reinos de Aragón y Navarra. Son siglos de lizas y defensa de fronteras, pero también de grandes pactos y favores de la Corona con respecto a la Villa, hasta tal punto que se le concede el realengo, por el cual solamente debe dar cuentas al propio rey castellano. Además, llegó a contar con su propio fuero concedido por Alfonso X. En una Villa tutelada por el propio rey, se asientan diferentes familias nobiliarias que levantarían casonas y palacetes como el de los Castejón.
En el siglo XVI se inician una serie de cambios en la ciudad que afectan a los recintos medievales y que pretenden contrarrestar la división entre barrios. Se cubre el barranco del Queiles generando la Plaza Mayor y seguidamente se construye el Ayuntamiento. Posteriormente en el siglo XVII, nace Sor María de Jesús de Ágreda, uno de los personajes clave en la historia de la villa. Gran escritora mística, llegó a ser consejera de Felipe IV, lo que provocó la visita del monarca a la villa en varias ocasiones.
Los siglos XIX y XX fueron los de las grandes transformaciones. Su casco urbano superó el casco histórico de sus murallas, llego el ferrocarril y mecanizó el campo. La segunda mitad del siglo pasado fue la de la industrialización frente a siglos de economía basada en el sector primario.
Hoy Ágreda sigue siendo un punto de encuentro entre comunidades, una ciudad de frontera, moderna y garante de su pasado. Su rico patrimonio histórico es, hoy en día, el mejor reclamo turístico de la Villa.
Entre sus atractivos destacan: -Torreón de la Muela: Torreón defensivo de origen cristiano que ubicamos en el barranco de la muela, fue construido entre los siglos XIV – XV sobre la antigua alcazaba musulmana. Es de estilo defensivo y se compone de dos cuerpos de similar altura, el inferior algo más ancho para aportar estabilidad, muros de casi dos metros de grosor, hechos de mampostería y sillería. Este edificio se rehabilitó en 2012, recuperando las diferentes alturas y espacios originales del torreón.
- Palacio de los Castejón: De estilo renacentista, este palacio se terminó de construir a comienzos del siglo XVII por orden de Don Diego González de Castejón y Vinuesa, regidor de Soria y Ágreda. Está situado entre el barrio de San Miguel y el barrio árabe.
Está compuesto por dos plantas de sótano, antiguamente utilizadas como mazmorras, dos plantas palaciegas, un patio de columnas y dos torres hermanas. La escalera que da acceso a la galería superior, se encuentra cubierta por una magnífica cúpula de estilo florentino. El edificio fue restaurado en 1980 y actualmente acoge varios servicios municipales. El palacio cuenta además, con dos espacios ajardinados: uno de ellos de estilo renacentista, en el que destacan los parterres de nudos, un jardín de hierbas y un teatro vegetal. El segundo está inspirado en un jardín barroco.
- Puerta Emiral:De estilo Árabe, su fecha de construcción es del siglo XI; reedificado en 1573. Acceso al Barrio Moro marcado por el Arco de Felipe II. Adosada a la muralla, se ubica la Ermita de Nuestra Señora de los desamparados, construida sobre la casa de un zapatero convertido por la propia Virgen. A un lado de la ermita se encuentra un arco de herradura por el que se accedía a la alcazaba y que se llamaba Puerta del Agua.
- Torreón de La Costoya: Declarado Bien de Interés Cultural en 1949. El segundo recinto murado cristiano contaba, al menos, con cinco accesos y un fuerte torreón, llamado de Costoyaconstruido probablemente en el siglo XII. Los pobladores procedentes de Magaña y San Pedro, en época de Alfonso VII, el emperador, se establecieron al norte del Queiles construyendo dos templos, el de San Juan y el de San Pedro. En este recinto amurallado, el de San Juan, se laza en la parte superior el Torreón de la Costoya.
- Murallas y Torreón del Tirador: Ágreda fue durante toda la Edad Media una ciudad fortificada, configurada originalmente por cuatro recintos amurallados, independientes entre sí, conectados por puertas y defendidos por torreones. Ejemplo de estas defensas es la Torre del Tirador, flanqueada por dos puertas, la de Almazán que permitía el acceso al recinto de San Miguel y la de Santiago, por la que se entraba al recinto de Nuestra Señora de La Peña.
- Iglesia de Nuestra Señora de la Peña:Templo de origen románico (2ª mitad del siglo XII), y el más antiguo de Ágreda, consagrado en 1193. En él se desposó Jaime I el conquistador con Doña Leonor de Castilla. Al exterior llama la atención su portada románica de cuatro arquivoltas decoradas con cenefas de trenzas, ondas y roleos sobre jambas con impostas sencillas.
Lo más curioso es su planta de dos naves de desigual anchura, cubiertas con bóveda de cañón. Los capiteles del interior son de talla tosca y alternan motivos vegetales e historiados. Desde el año 2002, alberga en su interior el Museo de Arte Sacro.
- Iglesia de San Miguel: Templo gótico de una sola nave con capillas laterales realizado en el siglo XVI, fue construido sobre una antigua iglesia románica, de la cual se conserva únicamente la torre – campanario, datada en el siglo XII. Esta parroquia fue una de las construidas en la villa tras la reconquista, tuvo gran importancia ya que en el atrio original de la iglesia se reunían los “Concejos Abiertos”.
Del interior cabe destacar el retablo mayor, dedicado al arcángel San Miguel, obra destacada del renacimiento español. Es de estilo plateresco, realizado en el siglo XVI por Pedro de Aponte, y costeado por el doctor García Hernández de Carrascón, cuyo sepulcro de alabastro policromado encontramos en el altar.
Otro retablo a destacar del interior es el de los Santos Emeterio y Celedonio, realizado en la primera mitad del XVI, fue restaurado en 2014.
- Iglesia de Nuestra Señora de los Milagros: Templo de dimensiones catedralicias construida entre los siglos siglos XVI y XVII,en su interior cobija la imagen de Ntra. Sra. de los Milagros, una importante pieza gótica de gran valor espiritual para los vecinos de Ágreda y su comarca.Dentro, también podemos encontrardos espectaculares retablos góticos del S.XV de la escuela aragonesa y castellana, dedicados a San Lorenzo y San Vicente Mártir. El templo formó parte del antiguo convento, hoy desaparecido, de los Agustinos Calzados, que las familias Fuenmayor y Camargo patrocinaron y levantaron como colegio en el siglo XVI.
-Sinagoga:Entre la Plaza Mayor y la entrada al Barrio Moro, encontramos un edificio en el que se puede apreciar el ábside del siglo XII, que la tradición ha identificado como la antigua sinagoga de la villa. Nada en el interior ni exterior lo confirma, lo que sí es cierto, es que este era el espacio urbano que habitaron los hebreos sefardíes de Ágreda.
Naturaleza
Entre sus atractivos también se encuentra su riqueza natural. Y es que estar situada a los pies de la cumbre más elevada del Sistema Ibérico, el Moncayo con 2.316 metros, hace que esa zona sea de relevancia, medioambientalmente hablando. Presenta desde restos de glaciarismo en la cumbre nordeste, hasta bosques frondosos de haya, carrasca, roble, pino, y enebro en sus laderas. Según aumenta la altitud se admira la sobresaliente flora que alberga el Moncayo: coscojas, espliego, tomillo, carrascas, endrinos, jaras, brezos, algún pino rodeno, abedules, acebos, arándanos, sabinas y pinos negros. En el piso inferior se encuentra la zona de pinares que cubren el 70 por ciento de la superficie.
Leyenda
Este monte surgió en la Era Cuaternaria, aunque según cuenta la leyenda; en el principio de los tiempos la comarca estaba habitada por gigantes. Uno de ellos, Caco, robó varias reses propiedad de Hércules. Este le castigó sepultándolo en una cueva, dando origen al Moncayo. Esta leyenda dio pie a la etimología latina “mont caco”, una de las teorías que explican el origen del nombre de este monte.
El Moncayo está declarado como ZEPA (zona de especial protección para aves) se debe a la presencia de alimoche, águila real, culebrera europea, abejero europeo, búho real perdiz pardilla y también por la presencia esporádica del Quebrantahuesos procedente de los Pirineos. También es un espacio LIC (lugar de importancia comunitaria), por su potencial contribución a restaurar el hábitat natural, incluidos los ecosistemas y la biodiversidad de la fauna y flora silvestres.
Gastronomía
La cocina tradicional de Agreda es el resultado de varios factores: la herencia recibida de las diferentes culturas que convivieron en ella, la proximidad con Navarra, Aragón y la Rioja que le hacen participe de las peculiaridades propias de estas regiones y la forma de vida de sus gentes principalmente agrícola y ganadera.
Sin ninguna duda el producto estrella es el “Cardo Rojo de Agreda”; el cual se cultiva en sus famosas huertas árabes y tiene una peculiaridad que le distingue del resto de cardos de otros lugares y es que se puede tomar en ensalada (por su sabor dulce) y también cocido arreglado con una salsa de nueces o de almendras. Es una verdura de temporada y se puede disponer de ella de los meses que van de noviembre a febrero.Es uno de los platos típicos de Navidad.
Otro producto que representa a la zona es el “Langarto”, que lo elaboran todas las panaderías del pueblo y consiste en masa de pan tierna en forma de media luna que se rellena de chorizo o sardina y posteriormente se hornea
Las panaderías también elaboran ricas pastas con recetas transmitidas de generación en generación entre las que hay que destacar a las “Huecas” que son unas rosquillas que se elaboran con una masa escaldada de harina, aceite, agua y huevos, después de hornear se pasan por azúcar. Son crujientes, muy ligeras y su interior estahueco de ahí su nombre. También resalta “El Rollo”de todos los Santos, que consiste en un rosco de bizcocho cubierto en su parte superior con azúcar y anisillos.
De su tradición agrícola y ganadera cabe destacar, las migas de pastor, que consiste en pan picado humedecido con agua y sal y rehogado en aceite con algo ajo chorizo y panceta. Además, de la caldereta o rancho, se trata de un guiso de patatas con conejo y costilla de cerdo principalmente y hay quien le añade unos caracoles y congrio seco, eso según gustos.
A pesar de ser una población de interior, uno no se puede olvidar de los platos preparados con Bacalao, que era el pescado que siempre tenían a mano. La industria del bacalao constituye uno de los motores económicos de Agreda, desde que en los años 60 del siglo pasado se instalase la primera factoría por su apropiado clima para el secado del bacalao.
✕
Accede a tu cuenta para comentar