Escapadas veraniegas

De ruta por el pueblo de las mil bodegas históricas

Recorrer esta Villa limítrofe con Portugal es un zigzagueo de quebradas y estrechas sendas con edificaciones levantadas sobre la roca granítica de la zona

Bodega subterránea en Fermoselle
Bodega subterránea en FermoselleAyto. Fermoselle

La localidad zamorana de Fermoselle es un municipio declarado conjunto histórico-artístico desde el año 1974, cuyo recorrido es un zigzagueo de quebradas y estrechas sendas con edificaciones levantadas sobre la roca granítica de la zona.

Un pueblo abrazado por los ríos Duero y Tormes, en el corazón del Parque Natural de los Arribes de Duero y a escasos kilómetros de Portugal. que bien merece una visita cualquier día del año, pero también ahora en verano, para los amantes de la historia, el patrimonio, el buen comer y mejor beber, pero también de la tranquilidad y de su naturaleza.

Y es que si de algo puede presumir Fermoselle es de sus espectaculares miradores para contemplar al Duero en su discurrir hacia Portugal. El más visitado de todos es el de “Torrejón”, al ofrecer una bella panorámica del núcleo urbano, pero también hay otros como el del Castillo, el de las Escaleras, el delas Peñas, Los Barrancos y el del Terraplén.

Entre los lugares de obligada visita se encuentran sus casas colgadas en la ladera suroccidental de la localidad, pero también la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, de estilo románico, y Bien de Interés Cultural desde el año 2013. También el Castillo de Doña Urraca, que vivió en estos lares, en la parte más elevada del peñón donde se asienta la localidad, y fue destruido tras la rebelión comunera -Fermoselle fue el último baluarte de las Comunidades-. Las piedras de sus castillos se pueden ver en casas, muros y bodegas de este lugar, localidad natural de Juan del Encina, considerado iniciador y patriarca del teatro español.

Panorámica de Fermoselle
Panorámica de FermoselleAyto. Fermoselle

Pero Fermoselle es también conocido también con el nombre de “El Pueblo de las 1.000 Bodegas”. Y es que desde tiempo remotos se recuerda que el vino siempre ha ido emparejado con el subsuelo, al resguardo del clima, y por eso durante años y años, sus habitantes y vecinos han ido dando forma a todo un entramado de galerías con el fin de crear un lugar idóneo para la conservación de los caldos. Algunos datan de a menos el siglo X, una cultura milenaria que hoy, más que nunca, continúa viva. De hecho se ofrecen visitas para conocer este entramado que no deja a nadie indiferente.

Se trata de la ruta ‘Momentos únicos’ por las bodegas históricas de Fermoselle, que esta semana ha superado las 15.000 visitas,

Y en materia gastronómica, el visitante no puede dejar de probar un buen arroz a la zamorana o el el bacalao a la tranca, típicos de la zona.