
Sociedad
Semana Santa: El tararú ya suena en femenino en Palencia por primera vez en 400 años
Es el sonido más característico de la Semana Santa palentina y se toca en todas las cofradías

El tararú es el sonido más característico de la Semana Santa palentina. Es además un sonido único, que solo puede escucharse en Palencia. Y solo una mujer consigue arrancárselo a la corneta que se usa desde hace 400 años. Es Patricia Simón, tiene 34 años y lo lleva escuchando desde que estaba en la barriga de su madre.
Tanto es así, que su padre, su mentor en este arte, fue durante 30 años el tararú oficial de la cofradía de la Vera Cruz, la más antigua de Palencia, hasta que cedió el testigo a su hija Patricia que lleva en la cofradía desde que nació.
“Lo toqué una vez en una procesión en 2007, pero hasta que me decidí a hacerlo de forma oficial en 2022 no lo había vuelto a intentar”, señala.
“Siempre me había hecho ilusión pero nunca me habían dado la oportunidad”, continúa.
Por eso cuando en 2022 se lo propusieron, no lo dudó. Había que romper ese techo. Desde entonces es la tararú oficial de la Vera Cruz y además dirige la única Escuela de este tradición que hay en Palencia y que se puso en marcha en esta cofradía hace dos años para que los secretos de este sonido no se perdieran.
Es además la tararú oficial de la Vera Cruz, aunque alguna vez la sustituye una compañera que está en la banda. Además, hay otra hermana en la cofradía de la Sentencia que está formándose en la Escuela de la Vera Cruz. “Las mujeres están empezando a entrar”, señala Patricia.
“No es que nos de miedo, porque las mujeres ya nos atrevemos con todo”, asegura. Tampoco el sonido requiere una resistencia o unas condiciones determinadas. En su opinión, el problema más bien radica en la reticencia de las juntas de las hermandades a aceptar cambios.
Porque abrir nuevos espacios a las mujeres sigue costando y, como señala Patricia, a muchos hermanos mayores les resulta difícil delegar en ellas tareas de gran peso.
En el caso del tararú es algo que siempre han hecho los hombres y su relevancia es innegable en ciertos momentos clave de los desfiles, cuando todas las miradas se giran hacia el trompetero y el público aguanta la respiración mientras suena.
Pero, ¿Qué es el tararú?
En Palencia, el tararú es el instrumento, una corneta larga de metal que puede llegar a medir más de un metro y que cada cofradía adorna con los símbolos de su hermandad. En el caso de la Vera Cruz, la gala que cuelga del instrumento está hecha en terciopelo hilo de oro con perlas con el nombre de la cofradía en la parte trasera.
Es también el sonido que sale de ese instrumento. Y hay dos, uno formado por tres toques (dos cortos y uno largo que se usa para abrir las puertas del templo y avisar de que se ha iniciado la procesión), y un toque largo para saludar a otras cofradías o a los monumentos y que se puede mantener entre 30 segundos y un minuto.
Y aunque parezca poco seria, la palabra se ha extendido tanto que en Palencia que ya se llama así a cualquier cofrade que participe en una procesión y su eco es tan importante que determinó en 2012 la declaración de Interés Turístico Internacional de esta fiesta religiosa que tiene en Palencia más de 500 años de historia.
Un sonido único de Palencia
“El tararú solo se toca en Palencia y en todas las cofradías”, asegura Patricia. Es cierto que la corneta puede verse en otras Semanas Santas, como la de León o Sevilla pero no le sacan el sonido que identifica a la Semana Santa palentina, ese eco que se alarga hasta el infinito, que tiene distintos significados y que solo puede oírse en Palencia, porque nunca se toca en las visitas que las cofradías hacen a otras ciudades.
Cuenta Patricia que se toca en Palencia desde hace 400 años y que empezó imitando el sonido que hacían las campanas de la catedral para llamar a las procesiones. “Fue evolucionando y se usó para que las cofradías pudieran comunicarse entre sí durante las procesiones”, explica.
Hoy se usa para el inicio y final de los actos, para los saludos entre cofradías, cada vez que se llega a un monumento o edificio importante de la ciudad y en los momentos claves de cada desfile. “Puede llegar a sonar hasta 50 veces a lo largo de una procesión”, explica Patricia.
Y en todas, regala al trompetero o trompetera una posición privilegiada. “Tocar el tararú te permite tener una perspectiva de la Semana Santa que es impagable”, concluye esta cofrade.
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