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Exposición

Picasso al pie de la letra

Dos exposiciones recogen la fascinación del artista malagueño por la poesía y su estrecha amistad con el poeta Paul Eluard

Una visitante durante la presentación de la exposición que el Museo Picasso de Barcelona dedica a la relación de amistad entre el pintor malagueño y Paul Éluard a través de libros y poemas, obras ilustradas, retratos y dibujos hasta la colección que reunió Eluard o fotografías de Man Ray y Brassaï, correspondencia y películas documentales, complementada con otra exposición sobre el Picasso poeta. Toni AlbirEFE

A Picasso le gustaba decir que «si fuera chino no sería pintor sino escritor, escribiría mis pinturas». Esa fascinación por crear con las palabras la tenía un hombre que estuvo rodeado toda su vida de poetas como Apollinaire, Cocteau o Alberti, aunque probablemente fue Paul Éluard quien tuvo un mayor peso en ese anhelo picassiano. De todo eso se habla en dos exposiciones que son una y que acaban de abrir sus puertas en el Museu Picasso de Barcelona, una dedicada al genio malagueño como poeta y la otra centrada en su larga y provechosa amistad con uno de los nombres clave del surrealismo. Ambas muestras se nutren de pinturas, dibujos y esculturas, además de abundante de documentación en muchos casos inédita.

Empecemos por Paul Éluard que se convirtió en imprescindible para Picasso a partir de 1935, aunque años antes el poeta incluso había empezado a coleccionar originales del autor de «Las señoritas de Aviñón». La muestra se abre con la llegada de Éluard a Barcelona en enero de 1936. Muy poco después es el escritor el encargado de presentar a Picasso a quien sería uno de los nombres más importantes en la biografía del pintor: la artista Dora Maar. En la exposición se recogen algunos de los retratos que el artista realizó a quien fue su amante además de una de sus principales modelos. Los tres tomaron partido por la República con el estallido de la Guerra Civil en España. Es a partir de aquí que se crea un diálogo creativo entre estos nombres. Éluard, conmovido por los bombardeos sufridos por Madrid por parte de los sublevados, escribió su primer poema político, «Novembre 1936», que será la inspiración de los grabados picassianos «Sueño y mentira de Franco», obra en la que se encuentran algunos de los elementos de «Guernica», cuyo proceso creativo fue capturado por la cámara de Dora Maar.

Otro ámbito de la muestra está centrado en Nusch, la que fuera musa y compañera de Éluard y a la que Picasso pintó y dibujó de manera obsesiva durante tres veranos. Es en este tiempo, con la Segunda Guerra Mundial por medio, cuando Éluard se adhiere de nuevo al Partido Comunista Francés -donde acabará Picasso- y se ausenta de París a donde volverá a para reencontrarse con su amigo pintor. Las duras condiciones de ese tiempo serán el origen de la obra de teatro «El deseo atrapado por la cola», escrita por Picasso. Asimismo los dos amigos colaborarán en la publicación «La main à plume» que ve la luz mientras Francia está en manos de los nazis. Todo ello se expone en las salas del museo barcelonés con joyas como la serie de retratos de perfil de Éluard que Picasso traza con su firme trazo a lápiz en un día de 1941. La exposición sigue su camino llevándonos hasta la posguerra, con la presencia de Picasso en los congresos por la paz para los que realizará su celebérrima paloma blanca. Éluard y Picasso no ocultan su compromiso político, además de seguir trabajando codo con codo en proyectos como el libro «Le Visage de la paix». La amistad continuará firme y sin concesiones hasta la prematura muerte del poeta francés.

No cabe duda que Éluard tuvo mucho que ver con la fascinación de Picasso por la poesía, algo que venía de su infancia y juventud, cuando estudiaba en el colegio a los clásicos de la literatura española de todos los tiempos. La aproximación al «Picasso poète», como título un artículo André Breton en 1935, se materializa con piezas que vienen a subrayar aquel anhelo expresado por el protagonista de esta historia al fotógrafo Roberto Otero: «En el fondo soy un poeta descarriado».

Manuscritos trabajados

Picasso trabaja sus manuscritos haciendo que incluso el tachón forme parte del juego visual y literario que propone al lector. También aborda el crear a partir de las palabras, como si se tratara de un caligrama de su adorado Apollinaire. Eso es lo que hace con «Il neige au soleil», es decir, «Nieva al Sol» que recrea en once ocasiones el 10 de enero de 1934. La exposición nos permite entrar en ese laboratorio creativo en el que encontramos, por ejemplo, una serie de composiciones originales de 1936 en los que a la manera de un dibujo mezcla textos con estudios de su compañera Marie-Thérèse y Maya, la hija de ambos.

El museo presenta también algunos manuscritos picassianos con los que podemos conocer la aventura vanguardista literaria del maestro. Es lo que sucede en textos como la pieza teatral «Las cuatro niñas» o la inclasificable obra «El entierro del Conde de Orgaz» donde juega con la repetición y con los números pintando con las letras. Igualmente se reúnen algunas colaboraciones interesantes, como «Le Chant des morts» que firma con el poeta Pierre Reverdy, o su muy personal lectura de los sonetos de Luis de Góngora.