Educación
Cataluña suspende en recursos para las escuelas desfavorecidas
El 17% de los colegios catalanes y el 16% de los institutos son considerados centros de máxima complejidad
Después de Madrid, Cataluña es la Comunidad Autónoma con más segregación económica entre escuelas. El 16% de los centros de secundaria y 17% de los centros de infantil y primaria son centros de alta complejidad, es decir, colegios socialmente desfavorecidos donde se concentran muchos hijos de familias sin recursos. Al margen de acciones puntuales, los centros de máxima complejidad no reciben recursos suficientes ni cuentan con una política 360º, lo que dificulta la cohesión social y condiciona los resultados académicos.
El resultado de no tener una política global de atención a los centros desfavorecidos se traduce en un obstáculo para que el sistema educativo catalán alcance calidad y equidad. Por poner un ejemplo, el abandono escolar en Cataluña roza el 17%, casi siete puntos más que la media de la Unión Europea. Pero esta cifra se dispara hasta el 34% cuando se habla de alumnos extranjeros o hijos de familias con un bajo nivel educativo. Muchos de estos chicos estudian en centros de alta complejidad, que se concentran en la red pública. El 91% de los centros de infantil y primaria, y el 85% de los centros de secundaria de alta complejidad son públicos.
La falta de heterogeneidad social en las escuelas limita las oportunidades de los alumnos. Según datos del Consejo Superior de Evaluación del Sistema Educativo, referentes al curso 2018-2019, el 25% de los alumnos de los centros de alta complejidad obtiene un nivel bajo en las pruebas de competencias de catalán, mientras que en los centros de baja complejidad, los estudiantes que no alcanzan las competencias en catalán son sólo un 6%. En cambio, en estos centros, el 44 % obtiene un nivel alto, mientras que en los centros de máxima complejidad sólo el 18 % logra esta cualificación.
La Fundación Jaume Bofill, el «think tank» que promueve estudios y debates para transformar la educación en Cataluña, si bien admite que la existencia de centros de máxima complejidad está relacionada con el fenómeno de la segregación escolar, alerta de que este problema no se solucionará sólo con la lucha contra la segregación escolar, en el centro del pacto que hace ocho meses firmaron las administraciones.
Con la intención de generar debate y respuestas, ayer, en el Círculo de Economía, en el marco del ciclo «La Educación en Cataluña: las apuestas necesarias», la Fundación Jaume Bofill presentó un estudio que analiza las políticas adecuadas para que los centros de máxima complejidad sean espacios de oportunidades educativas reales.
Xavier Bonal, director del grupo de investigación Globalización, Educación y Políticas Sociales (GEPS) de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y Albert Espinosa, director de la Escola Drassanes, un centro de alta complejidad de Barcelona, proponen medidas para dotar de oportunidades educativas a estos centros. Por ejemplo, poner fin a la asignación de recursos lineales y financiar los centros en función de su nivel de complejidad. Crear zonas de atención educativa preferente, es decir, plantear una reorganización territorial de la política educativa que permita articular la acción de apoyo a los territorios más desfavorecidos y no sólo a los centros de alta complejidad. Introducir sistemas de acceso del profesorados y de acceso a la dirección de centros en zonas de elevada complejidad social que incentiven la realización de proyectos de intervención a largo plazo y adaptado a cada contexto. En países donde se han ensayado propuestas similares, Reino Unido, Francia y Portugal, ha funcionado.
para dar oportunidades a centros desfavorecidos han funcionado estrategias con un enfoque territorial y en las que se implica a toda la comunidad. Una muestra son las “Education Action Zones” o el programa “Excellence in Cities”, en el Reino Unido, que a finales de los 90 y a través de alianzas público-privadas, lograron aumentar los resultados de aprendizaje y diversificar la oferta educativa. En Portugal, funcionan los “Territorios Educativos de Intervención Prioritaria”, como medida de discriminación positiva en territorios con graves dificultades socioeconómicas. Y Francia, en 2006, puso en marcha las “Réseaux Ambition Réussite”, que aglutinan los centros conmayores dificultades y los proveen de financiación y profesorado complementario.
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