
Cataluña
De mujeres y hombres

Estoy casado con una mujer extraordinariamente guapa e inteligente que además atesora un record casi imposible de batir, y no me refiero a sus éxitos cuando de joven fue nadadora y tuvo récords de España por edades que duraron tiempo, me refiero a que en los cuatro años que fue diputada del Colegio de Abogados de Barcelona tuvo 3 hijos. De hecho no pudo tomar posesión porque la mayor nació a los 2 días de ser elegida. Era una época convulsa en el Colegio y muchas veces en la junta se producía un empate a votos, así que a los cinco días exactos de nacer mi hija mayor nadie la esperaba en el Colegio pero había una votación decisiva, así que allí se planto y votó.
Nunca dejó de trabajar y supo ser al mismo tiempo madre, abogada y diputada colegial, un día le preguntaron si podía con todo y Roser respondió: «Sí porque no soy feminista»
Es cierto que tuvimos ayuda, tan cierto como que nunca descuidó ninguna de sus responsabilidades, en la actualidad trabajamos juntos en un despacho en el que solo hay mujeres y yo.
Explico todo esto por la admiración infinita que me produce la condición femenina por sus capacidades, independientemente de la atracción que me producen como hombre y el reconocimiento personal y profesional a las abogadas que trabajan conmigo, no solamente a Roser sino también a Anabel, Eugenia, Sylvia, María Luisa y Ambar y el alma del despacho que es Marisa.
Escribo todo esto especialmente dedicado a aquellos y aquellas que se empeñan en una guerra sin cuartel entre hombres y mujeres o que ven con ojos de malicia cosas que alegran la vida.
Háganme caso y no se dejen llevar ni por las fanáticas ni por los machistas, disfruten de la vida, aprecien lo bello y no se corten un pelo en manifestarlo con cortesía, educación y respeto.
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