Navidad
Navidad
No sé si es usted uno de aquellos ciudadanos que aborrece estas fiestas porque le recuerda a los seres queridos que ya no están o por el contrario de aquellos que las celebran como gran conmemoración familiar.
Si es usted un ferviente católico que le da a estos días un sentido trascendente, un seguidor de Ada Colau que mete cajones en lugar de pesebres o sencillamente una persona cualquiera que le da un sentido festivo a este día.
Sea como fuere, es bueno pararse a pensar de vez en cuando no solo en nosotros sino también en los demás, es ese ejemplo para los creyentes del Hijo de Dios, para los no creyentes de un hombre excepcional que dio testimonio de vida y muerte generosa pensando en todos.
Reflexionar sobre nuestro egoísmo, sobre nuestras vanidades, pero también sobre nuestro espíritu solidario, sobre lo bueno, lo malo y lo regular que nos rodea, sobre aquello en lo que día a día no paramos a pensar, en el fondo la reflexión es sencilla, vivir tratando de ser lo más feliz posible dentro de las circunstancias de cada uno, tratar de hacer felices especialmente a los que nos rodean, saber caminar por la vida con toda firmeza pero pidiendo las cosas “por favor” y sabiendo decir “perdón”. Mirar de frente, siempre a los ojos, y saber ser tan digno en la derrota o ante la misma muerte, como generoso en la victoria, generoso en la propia vida.
Feliz Navidad lectores y disculpen mis palabras quizás demasiado trascendentes para el estilo al que les tengo acostumbrados porque ya saben ustedes mis escasos lectores que la ironía es y seguirá siendo siempre mi mejor arma.
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