Feliz año

Primero, para mi familia, porque somos parte de dónde venimos y la herencia que dejaremos son los valores y el valor que transmitimos a nuestros hijos.

A mis amigos, aquellos con los que comparto el sentimiento más noble y generoso, que a veces se consolida día a día y otros no es necesaria la presencia, se mantiene pese a la distancia.

A mis magníficas compañeras de trabajo, aquellas con las que caso a caso tratamos de sacar adelante una forma digna y honesta de ganarse la vida.

A mis clientes, aquellos que siguen confiando en mí, que me permiten tratar de ser igual de vocacional y enamorado de mi trabajo que cuando empecé.

A mis alumnos, lo mejor de la Universidad, a quienes trato de transmitir conocimientos y experiencia.

A las víctimas de terrorismo que están siempre en mi memoria y cuya presencia ha marcado mi existencia.

A mis Brimos, mis Arros, mis sindicalistas de Mossos, a mis policías, a mis Uipes, a mis guardias civiles, a mis Grs, a todos aquellos a los que defiendo porque ellos nos defienden a nosotros.

A mi otra familia que me permite llevar su mismo uniforme, en especial a los que están en Mali, en Líbano, en Afganistán, en tantos lugares del mundo defendiendo la libertad y dignificando nuestra Bandera.

A todos en general, pero en especial a estos que conforman con ustedes, queridos lectores, mi pequeño mundo, y que precisamente por estar ahí, por formar parte de mi vida, no hay forma, pase lo que pase, que me convierta en un pesimista