Cataluña
Coronavirus: Resiliencia, la palabra de moda para combatir la pandemia
Desde Macron a psicólogos o el mundo de la empresa, todos utilizan este término, ¿pero qué significa realmente?
“Es realmente maravilloso cuánta resiliencia existe en la naturaleza humana. Aparta cualquier causa que obstruya su mente, incluso la muerte, y en seguida vuelve a su principio de esperanza y disfrute”, asegura el doctor Seward, el excelso psiquiatra de “Drácula”, la novela de Bram Stroker, ante la visión de los enfermos de su hospital. Aquí está la clave de esta crisis por el coronavirus, la resiliencia, una palabra que se ha puesto de moda en los últimos días para afrontar este prolongado aislamiento y la lucha mundial contra la pandemia.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha bautizado la operación militar para ayudar a sanitarios y población civil como “Resiliencia”. Ya se habla de “resiliencia empresarial” para hablar de cómo la economía tiene que funcionar en el actual estado de confinamiento y parálisis. Y no hay psicólogo que no se refiera a la resiliencia a la hora de afrontar estos tiempos extremos.¿Pero qué significa resiliencia?
En psicología, la resiliencia es la capacidad del ser humano de superar las circunstancias adversas o los acontecimientos traumáticos y adaptarse a ellas desde un punto de vista positivo. “Una buena mitad del arte de vivir es la resiliencia”, asegura el filósofo y escritor Alain de Bottom. Es decir, frente a la crisis del coronavirus, que ha cambiado radicalmente nuestra forma de vivir, la resiliencia sería nuestra capacidad de adaptarnos a la situación, ser flexibles ante los obligados cambios y valorar las dificultades como oportunidades para crear una especie de anticuerpo emocional para vencer con el tiempo a este virus.
La palabra resiliencia, etimológicamente, viene del latín resilio que significa “saltar atrás", "rebotar”. En física, se refiere al regreso de un material a su estado natural. El ejemplo más gráfico es el de una cuerda elástica que, por mucho que la estires y alargues, al soltarla volverá a su primer tamaño. Su uso en psicología, entonces, presupone que la tensión, el estrés, el dolor y sufrimiento de ser humano no son elementos naturales, sino distorsiones emocionales y combatirlos es resistir su furia hasta que vuelva la calma, o sea nuestro estado natural. La resiliencia, por tanto, sólo es la capacidad humana de enfrentarse y adaptarse al dolor para que deje de ser eso mismo, dolor, que es un estado innatural del individuo. “Aunque el mundo está lleno de sufrimiento, también está lleno del la capacidad de superarlo”, aseguraba la escritora y activista Helen Keller, que a los 19 meses quedó sordomuda y ciega.
El caso más paradigmático de resiliencia es el del neurólogo, psiquiatra y filósofo Viktor Frankl, superviviente de los campos de exterminio de Auschwitz y Dauchau. En 1945, cuando regresa a Viena, empieza a buscar a familiares y amigos para ver quién ha sobrevivido y se da cuenta que no le queda nadie. Cae entonces en una depresión, de la que nacerá la logoterapia, la tercera escuela de psicoanálisis de Viena después de las de Freud y Adler. Su gran descubrimiento terapéutico es el análisis existencial del individuo, basado en la idea de la necesidad de todo ser humano de buscar su propio sentido de la vida. Es decir, el contexto nunca puede determinar quienes somos, pues siempre es inestable, ingobernable y caprichoso, sino que quienes somos tiene que determinar nuestra reacción a dicho contexto. Esta reacción es la resiliencia. No impedir el dolor, que sabes que puede aparecer de mil formas, sino decidir cómo reaccionar ante él.
Frankl escribió el libro “El hombre en busca de sentido” y demostró empíricamente, a partir de su propio caso, la capacidad de resiliencia del ser humano. Por tanto, en esta crisis del coronavirus, hemos de ser resilientes, es decir, volver a nuestro sentido propio de la vida, no que el confinamiento nos defina quién vamos a ser a partir de ahora.
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