Josep Bou
“Bou ha destrozado el PP de Barcelona en apenas unos meses”
La particular forma de hacer del empresario ha abierto un cisma con la militancia y el propio partido
El empresario Josep Bou aterrizaba en la candidatura municipal del PP en Barcelona a pocos meses de las elecciones y con unas encuestas que pronosticaban el hundimiento total del partido. Es decir, la desaparición de la segunda ciudad de España. Ante esta situación, la dirección apostó por un candidato independiente y mediático. El partido, en Barcelona, cerró filas pese a la controvertida salida de un histórico en la política municipal como Alberto Fernández. Pusieron a su disposición un equipo con experiencia y Bou aportó a la campaña la frescura necesaria. Salvaron los muebles con dos concejales.
Mucho ha llovido desde entonces. Tanto que Bou ha prescindido de buena parte del equipo que le arropó. El cisma, en el seno de la formación, es más que evidente; pero aún lo es más con las bases del partido. Unos afiliados que han tenido que defender a la formación durante décadas en una de las plazas más difíciles de España. “La militancia está harta”, explica un veterano afiliado con más de 20 años en el partido a sus espaldas. “No nos gustan ni sus formas, ni sus constantes desprecios al partido ni el abandono a la militancia". Añade, de hecho, que ni siquiera se ha tomado la molestia de dejarse ver por alguno de los encuentros que los afiliados organizan periódicamente.
En política el encaje de independientes en las listas se antoja como una de las operaciones, con el permiso de los gobiernos de coalición, más difíciles posibles. Más aún cuando el independiente llega como cabeza de lista y, por lo tanto, con el poder de hacer o desahacer a su antojo. El partido y los afiliados eran conscientes de que en los pasados comicios se enfrentaban al tradicional dilema de renovarse o perecer. Salvado ese escollo, Bou ha traído una nueva forma de hacer política al partido que sus detractores, sin embargo, no comparten.
Las diferencias con su predecesor en el cargo son más que evidentes. Si por algo destacaba Alberto Fernández era por la intensidad que transmitía. Tal y como recuerda otro afiliado, “a Alberto era tan fácil verle en un partido de fútbol del Sant Andreu como en una sardinada popular. Ese tipo de relación se ha perdido". “Nos sentimos humillados", añade. Otra vez la misma idea que entre la militancia, al parecer, ha calado. No le perdonan a Bou que haya desautorizado a líderes del partido como Alejandro Fernández o al propio Pablo Casado. Ni que arremetiera contra Cayetana Álvarez de Toledo por no ser suficientemente catalana, para jolgorio del independentismo. Tampoco que haya despedido a sus interlocutores habituales, como Joan López o Juan Castelló, entre otros, para colocar “a un independentista y a un bolivariano” como asesores, apunta otro militante. Y mucho menos que no pierda ocasión de recordar lo poco o nada que le une al partido. “En nueve meses se ha cargado el prestigio del PP en el Ayuntamiento y ha destrozado al partido en Barcelona. Sólo mira por su propia marca, la marca Bou”, remacha. Otra militante, con más de 25 años de carnet, asegura que no ha parado de recibir llamadas de afiliados quejándose. Y que incluso se estaban organizando para pedir la dimisión de Bou, “pero el confinamiento lo ha parado todo”.
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