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¿Cómo se comporta el coronavirus en espacios cerrados a través del aire acondicionado?

Un estudio chino comprueba cómo un solo comensal infectó a nueve personas en un restaurante en Guangzhou en enero

Imagen de archivo de una persona encendiendo el aire acondicionado
Imagen de archivo de una persona encendiendo el aire acondicionadolarazon

En enero, un contagiado asintomático iba a comer a un restaurante muy conocido de Guangzhou, China. Cuando la epidemia de coronavirus se extendió, se comprobó que esa persona había contagiado ese día a nueve personas diferentes que aquel día estaban en ese momento en el restaurante. La primera idea fue que las partículas del virus habían estado moviéndose por la habitación debido al aire acondicionado, pero había un problema de difícil explicación. NInguno de las ocho personas que trabajaban en el restaurante se contagiaron y otras 73 también dieron negativo en los tests.

Las pruebas realizadas demostraron que los corrientes de aire que crean los ventiladores de los aires acondicionados pueden tanto mover el virus, como encerrarlo en una especie de circuito que lo contiene hasta caer al suelo. Esta teoría demuestra que para que los restaurantes puedan abrir no bastaría con separar las mesas a las reguladas distancias de seguridad, sino que habría que controlar los aires acondicionados. Además, el principio de ir a comer requiere de tiempo, lo que acentúa la posibilidad de que tarde o temprano los comensales entren en contacto con estas partículas. Además, comer no puede realizarse con mascarillas, así que las gotas que pueden exhalarse no sólo al toser o estornudar, sino al hablar o respirar, pueden generar zonas de conflicto.

En realidad, de los nueve afectados, todos estaban en la misma mesa o en las dos vecinas, así que está claro que la causa primaria de infección es la proximidad. Sin embargo, los aerosoles que contienen pequeñas cantidades del virus sí pueden flotar durante horas

Tal y como informa Kenneth Chang en el “New York Times”, esto sucedió el 24 de enero, cuando una familia proveniente de Wuhan paró en Guangzhou a comer. Habían salido del epicentro de la pandemia un día antes de que se cerrara la ciudad. Ninguno de sus cinco miembros presentaba síntomas, sin embargo, aquella misma tarde, la abuela, una mujer de 63 años, empezó a tener fiebre y una tos recurrente. Fue corriendo al hospital y dio positivo por coronavirus.

Dos semanas después, las otras cuatro personas de la familia y cinco comensales del restaurante también daban positivo. Las mesas de las personas ajenas a la familia se encontraban a izquierda y derecha del foco. Una pareja y su hija, que concidieron 53 minutos con la enferma asintomática, se contagiaron del virus. En la otra mesa, que compartió espacio 73 minutos, se contagiaron 73 minutos. El aire acondicionado estaba junto a esta tercera mesa y hacía que el aire rebotase en su dirección.

En aquel momento, la enfermedad parecía contenida en Wuhan, así que fue fácil rastrear los casos de Guangzou y determinar cuándo estas personas se contagiaron. Las 73 personas que estuvieron en aquel restaurante fueron inmediatamente puestas en cuarentena. y ninguna desarrolló síntomas. Por tanto, la explicación lógica que se recoge en el estudio es que el factor clave de la infección fueron las corrientes de aire creadas por los ventiladores.

Por tanto, el estudio recomienda que los restaurantes tengan muy presente las corrientes generadas por el aire acondicionado a la hora de ordenar las mesas en su local. El estudio completo se publicará en julio en la revista “Emerging Infectious Diseases”, publicación del Centro de Control y Prevención de Enfermedades.