Coronavirus

¿Cómo se afronta la selectividad en plena pandemia del coronavirus?

Profesores y estudiantes se preparan para el examen en condiciones excepcionales

Un grupo de estudiantes al inicio del examen de selectividad en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.
Un grupo de estudiantes al inicio del examen de selectividad en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.larazon

Los próximos días 7, 8 y 9 de julio, 35 mil alumnos catalanes se someterán a las pruebas de la EVAU, un examen que puede ser determinante en lo que a su futuro universitario y profesional se refiere, pero que sin embargo este año se desarrollarán en condiciones excepcionales, a priori poco favorables para el grueso del alumnado, que afronta la recta final de su preparación en confinamiento y, por lo tanto, alejado de las aulas.

Para Judit, estudiante de segundo de Bachillerato en una escuela de Barcelona, la situación, en principio adversa de cara a afrontar una prueba de estas características, no le preocupa excesivamente. Ella aspira a estudiar medicina en la Universidad de Barcelona, para lo que necesita una nota de corte de 12,7, pero dado que acabó Primero de Bachillerato con un 10 y en Segundo, por ahora tiene una media de 9,6, eso no debería ser muy complicado de alcanzar.

Por ahora, Judit continua con su formación a distancia, con el examen final de Bachillerato como objetivo más inmediato y la EVAU como meta final. “Hacemos trabajos y un montón de ‘meets’, en torno a un par a la semana de cada asignatura, para seguir avanzando en el temario, que afortunadamente teníamos muy avanzado cuando se decretó el estado de alarma y se suspendieron las clases”, explica Judit, quien concreta que “nos falta solo un tema y medio o dos por asignatura para acabarlo”. “Mis profesores han decidido que, aunque este año la selectividad va ser más flexible que en los anteriores, vamos a dar todo el temario para tener más opciones y no ir condicionados por lo que hemos dado o no”, comenta esta alumna en referencia a una de las medidas que se ha optado tomar de cara a la EVAU de este año a tenor de las condiciones en las que los alumnos han de preparar esta prueba. Y es que en esta ocasión, en casi ninguna asignatura, a excepción de las lenguas, el examen constará de una parte obligatoria o común, sino que los estudiantes contarán con varias opciones a elegir para evitar encontrarse con temario que no han podido impartir debido a la suspensión de las clases presenciales.

En este sentido, Alex Juanmartí, profesor de Economía de Segundo de Bachillerato en un Instituto público de Sant Andreu, en Barcelona, comenta que “la intención es acabar todo el temario ya que, pese a que ahora en la selectividad tendrán más opciones para escoger que en años anteriores, la idea es que mis alumnos tengan la posibilidad de poder responder a todo, pero no sé si podré llegar a tiempo porque el inicio de curso también fue complicado”. Claudia Jové, estudiante del Bachillerato Científico de Salud en Concepcionistas, es de la misma opinión y considera que “poder preparar el temario completo, como en su caso, da la posibilidad de poder elegir entre más opciones”

En cualquier caso, Judit se muestra bastante confiada y segura a la hora de afrontar el examen de acceso a la universidad, aunque es consciente que tanto ella como sus compañeros se pueden ver perjudicados por el cese de las clases presenciales. “Al tener que trabajar desde casa y no estar en un ambiente de trabajo, la concentración no es la misma”, admite para a continuación señalar que “dependes mucho más de tu fuerza de voluntad”. Además, Judit apunta que “al no tener exámenes durante este tercer trimestre y pese que nos evalúan algunas cosas, es fácil perder el ritmo de trabajo”. En definitiva, para ella “es más duro preparar la selectividad en estas condiciones, a lo que además hay que sumar que el hecho de estar confinados también nos afecta emocionalmente”.

El Bachillerato, la prioridad

La versión de Claudia es muy similar, sin embargo para ella existe además un contratiempo añadido. “Yo tengo tres asignaturas suspendidas y, en este sentido, la actual situación me perjudica porque a lo largo de este tercer trimestre podría haber subido nota, pero como no cuenta, ahora solo puedo aprobarlas en el examen final, en el que me lo juego todo”, explica para a continuación recordar que “si no consigo aprobar todas, no podré hacer la selectividad en julio y tendré que ir a la extraordinaria de septiembre” prevista para antes del día 17 de ese mes. En cualquier caso, Claudia, consciente de la situación, ya ha contemplado todos los escenarios posibles y si bien su prioridad es estudiar la carrera de biología, con una nota de corte de 10,7, por si no lograra su objetivo, tiene previsto presentarse el 19 de junio a las pruebas de magisterio como plan B. “Creo que toda esta situación me va a perjudicar”, se lamenta Claudia

Para Alex Juanmartí, quien considera que efectivamente puede ser que “el alumno este año llegue a la selectividad con un nivel más bajo que en promociones anteriores”, existe además otro colectivo que presumiblemente se va a ver especialmente perjudicado por el cese de la educación presencial. “En el mejor de los casos, podemos acercarnos a lo que es el conocimiento y aprendizaje presencial, pero sustituir las clases en el aula por las telemáticas es imposible. En cualquier caso, los profesores estamos buscándonos la vida y haciendo un sobreesfuerzo rehaciendo los contenidos, trabajándolos de la forma más sencilla posible, con ejemplos, planteando actividades y todo ello con el apoyo de las videoconferencias, que es lo que más se acerca al aprendizaje en el aula”, explica Juanmartí, quien sin embargo pone de relieve que “algunos de mis alumnos no tienen conexión o un dispositivo desde el que trabajar y, pese a que el centro les ha hecho llegar maquinaria, éstos juegan con desventaja”. “Como profesor te preocupa porque al final tus alumnos compiten en la selectividad con estudiantes de centros privados y concertados, con más recursos, por eso me he activado mucho para tirar de mis alumnos”, confiesa.

En cualquier caso, el Bachillerato está a punto de concluir en todos los centros y será a partir de entonces cuando profesores y estudiantes se centren única y exclusivamente en la preparación de la EVAU. Así, Claudia apunta que “pese a que durante todo el curso hemos ido haciendo exámenes de selectividad” y Judit constata que “conocemos muy bien los modelos de examen”, será a partir de junio cuando el trabajo se focalice en superar esta prueba. “Yo ahora estoy acabando la tercera evaluación, que ya de por sí cuesta más a los alumnos así que telemáticamente aún más, y después de que los estudiantes que tengan que recuperar asignaturas de la primera y segunda evaluación hagan sus exámenes, los cuales se ven doblemente perjudicados por esta situación de confinamiento, nos centraremos en la selectividad”, explica Juanmartí. Y si todo sale según lo previsto, es posible que para entonces se permita el regreso a las aulas de los estudiantes de Bachillerato que han de preparar la EVAU.

Al respecto, Judit considera que “eso nos iría muy bien. Es una buena medida para preparar la selectividad y dar un poco de tranquilidad a los alumnos”. Juanmartí comparte esa opinión aunque matiza que “aún nos han de decir cómo tendremos que llevar a cabo esa vuelta al aula, qué medidas habrá que tomar y esa incertidumbre nos crea un poco de angustia”. En cualquier caso, el profesor tiene claro que, “tanto si para finales de mayo podemos retomar las clases presenciales como si no, todos tendremos que hacer un sobreesfuerzo en el mes de junio para recuperar lo que se ha perdido, ya que de otra manera llegaríamos a la selectividad con menores aprendizajes”.

A favor de suspender la EVAU

Más extremista es en su posicionamiento el sindicato de estudiantes, que siempre ha apostado por suprimir la EVAU y “este año con más motivo”. “La selectividad tiene de por sí un componente clasista ya que es una competición para acceder a la universidad pública que supone una criba para

los hijos de las familias obreras, ya que no todos los alumnos parten de una situación de igualdad”, asegura Marc Herrero, miembro del Sindicato de Estudiantes de Cataluña. En esta línea argumenta que, en la actual situación de confinamiento y educación a distancia, “las desigualdades entre estudiantes con y sin recursos aumenta, ya no solo por la brecha digital, sino también porque los que pueden pagárselo se apuntan además a clases particulares telemáticas o a academias de preparación para la selectividad”. Por ello y por las limitaciones de los centros escolares para llevar a cabo una educación a distancia, “los estudiantes, tal y como ellos mismos nos comentan, no están disfrutando de unas clases con la normalidad necesaria como para poder afrontar la selectividad”, revela Herrero

A su entender, “una situación excepcional como ésta, en la que además este año los estudiantes afrontan el examen con mayor incertidumbre e intranquilidad que en años anteriores, requiere medidas excepcionales”. “No se está acabando el curso en las condiciones en las que se debería acabar; no hay directrices claras desde la administración y todo queda en manos de los centros, que hacen lo que pueden. A los alumnos no se les está dando la oportunidad ni los medios para adquirir los conocimientos necesarios” y, por lo tanto, defiende la supresión de la EVAU. “Deberían haberla anulado y que la nota de Bachillerato fuera la entrada directa a la universidad y para ello sería necesario que las administraciones garantizaran que el sistema público universitario pudiese ofrecer suficientes plazas para que toda esa gente pudiese acceder”, opina este estudiante de primero de carrera, quien además reclama “poner fin y revertir los recortes, que desde 2008 representan ya 9.500 millones de euros”.

Pero a priori eso no se va a producir y el próximo 7 de julio empezarán las pruebas de selectividad en Cataluña, aunque aún se desconoce cómo y dónde. “En un principio se comentó que quizá cada alumno las haría en su centro, pero al parecer no hay suficientes profesores como para poder hacerlo así”, comenta Judit para a continuación añadir que “también se habla sobre la posibilidad de hacerlas todos juntos en un gran espacio, tipo la Fira de Barcelona, pero no se sabe nada seguro”, ni tampoco se conocen las medidas de seguridad y prevención que habrá que seguir, lo cual en muchos casos puede contribuir a agravar la sensación de incertidumbre, angustia y preocupación de los estudiantes.