Coronavirus
El boticario aficionado
Saben los más escasos fieles lectores de esta la más humilde de las columnas que se publican en nuestro periódico, el mejor de España, dicho sea de paso, que cada año mi último artículo pre veraniego lo dedico a suplicar a los pelmazos que me permitan disfrutar de las vacaciones sin preguntarme mi opinión sobre temas que desconozco.
Vaya por delante que me he tomado muy en serio todo lo relacionado con el coronavirus. Como autónomo que se ha pasado meses sin facturar pero pagando gastos y nóminas, como padre y esposo que ha vivido lo peor de esta pandemia con la muerte de un ser querido, mi suegro, como todos ustedes cuya vida ha cambiado en mayor o menor medida.
Pero una cosa es sufrir y padecer lo que tenemos encima y otra es tener que respetar que la señora viuda de su ilustre marido, el buen comerciante envasador de sardinas o sencillamente el cotilla de turno me aborde en cualquier sitio para preguntarme mi opinión sobre lo que va a pasar.
Escrito queda, no tengo ni la más puñetera idea, y la opinión del interpelante no me interesa salvo que sea un profesional de la medicina. Mi esperanza tiene nombre y apellido: David Pulido, el investigador español que ocupa un puesto muy relevante en el equipo que en Oxford está investigando una vacuna y va por buen camino. David, hijo de un Guardia Civil que estuvo en la lucha antiterrorista, y ahora sirve en Cataluña.
Él y la gente como él nos salvaran de esto. Su opinión sí me interesa; el resto, déjenme disfrutar de mis vacaciones en paz. Gracias.
✕
Accede a tu cuenta para comentar