Balance

Cáritas Barcelona atendió a 16.249 hogares el año pasado, de los que un 47% no había recibido antes ayuda

En 2020, aumentó un 8% el número de personas que solicitaron atención a la entidad social y se duplicaron los hogares atendidos en los servicios de primera respuesta a raíz de la COVID-19

Salvador Busquets, director de Cáritas Barcelona, y Joan Josep Omella, cardenal arzobispo y presidente de Cáritas Barcelona, presentan la memoria de 2020
Salvador Busquets, director de Cáritas Barcelona, y Joan Josep Omella, cardenal arzobispo y presidente de Cáritas Barcelona, presentan la memoria de 2020Cáritas Barcelona

Tal y como llevan mucho tiempo alertando las entidades sociales, la pandemia ha dejado un panorama muy complejo. “La COVID nos ha afectado de lleno, porque no se ha cerrado bien la crisis del 2008 y partíamos de una situación social insuficiente” cuando llegó la crisis sanitaria, señala Salvador Busquets, director de Cáritas Diocesana de Barcelona.

En este sentido, Busquets recuerda que “solo un 8% de las familias a las que atendemos recibe una prestación por ingresos mínimos y la Renta Mínima Garantizada solo llega a una de cada cuatro personas en situación de pobreza en Cataluña, pese a que en el último año ha aumentado el número de beneficiarios en un 30%”. En cuanto al Ingreso Mínimo Vital, el director de Cáritas indica que “éste solo llega a 260 mil hogares de España frente a los 850 mil previstos”. Y a eso hay que sumar que, tal y como destaca Busquets, “la recuperación económica no llega a todo el mundo” y en este sentido recuerda que “un 25% de las familias tiene más deudas que activos”.

Así pues, la confluencia de la crisis económica, una protección social insuficiente y una recuperación económica con deficiencias estructurales nos deja “una situación muy compleja, con un intenso impacto en las personas con mayor vulnerabilidad”, alerta el director de Cáritas, una entidad que desde hace un año ha tenido que adaptar su atención y recursos para poder dar respuesta a la creciente demanda de atención surgida a raíz de la pandemia.

Las cifras hablan por sí solas. Según la Memoria de Cáritas 2020, la entidad atiende a 16.249 hogares en Barcelona, de los cuales un 47% no había recibido anteriormente ayuda de Cáritas Barcelona, y en ellos viven 35.229 personas, lo que supone un incremento de un 8% respecto al 2019 en el número de personas atendidas. Además, del total de hogares atendidos, el 26% vive sin ningún ingreso, cuando antes de la pandemia ese porcentaje se situaba en el 8%, y se han triplicado las ayudas económicas para alimentos y se han duplicado las destinadas al realquiler.

Pero en el último año, no solo se ha producido un incremento del número de personas atendidas, sino que además se han intensificado sus necesidades. Así pues, se ha duplicado el número de hogares atendidos en los servicios de primera respuesta a raíz de la COVID-19. “En 2020 atendimos a 8603 hogares, en los que vivían 19503 personas, cuando en 2019 fueron 4134 familias y esa cifra ya se había duplicado respecto a 2018, lo que no ha obligado a adaptar nuestra atención”, constata Miram Feu, responsable de análisis social e incidencia de Cáritas, quien además señala que “un 67% de las personas que acuden a Cáritas no tiene una vivienda digna y un 39% de las familias viven en una habitación de realquiler, un porcentaje que no ha dejado de aumentar desde 2015 y que ya supera el de las familias que viven de alquiler o en propiedad”.

Es más, “un 47% de los hogares no dispone de dinero para pagar los suministros o el alquiler y un 29,8% se ha visto obligado a cambiar de vivienda”. Todo ello ha llevado a la entidad a destinar un millón y medio de euros a ayudas en realquiler, lo que supone un 39% del total y un aumento de esta partida sin precedentes. En cualquier caso, gracias a las diferentes iniciativas impulsadas por Cáritas, se ha evitado que 5.492 personas se queden en la calle.

Ante este panorama, las perspectivas en el mundo laboral no ayudan a mejorar la situación. El año pasado, el 85% de las personas atendidas por Cáritas en edad laboral estaba en el paro y el 12% tenía un trabajo precario, por ello la entidad hizo un acompañamiento en la inserción, gracias al cual se han conseguido 595 puesto de trabajo con contrato y 608 personas han encontrado una ocupación en la economía informal, mientras que 1976 han participado en cursos de formación. Pero para poder brindar oportunidades laborales a estas personas, es necesario hacer frente a la brecha digital y en ese sentido es importante señalar que el “49,8% de las personas atendidas estaban en apagada digital, por lo que Cáritas ha facilitado el acceso a dispositivos, ha pagado datos para conexión, ha habilitado espacios de conexión en parroquias y zonas pastorales y ha ofrecido formación en autonomía digital.

Cambio de perfil

La pandemia también ha impactado en el perfil de las personas atendidas. Por un lado, si desde el 2015 al 2019 seguía una tendencia creciente el número de personas en situación irregular, esta tendencia ahora se ha truncado, pese a que siguen representando un 46% del total, mientras que las personas de nacionalidad española han seguido una tendencia opuesta y ya representan el 54%. Paralelamente, si antes de la pandemia, la atención a las personas solas iba en aumento, con la COVID esa tendencia se ha estancado en el 46% y, por contra, las familias con hijos seguían una tendencia ligeramente decreciente, pero en el último año esa caída se ha frenado y Cáritas atiende ahora a un 33% de hogares con menores. Y si bien, por lo que se refiere al género, no ha habido cambios significativos en el perfil de las personas atendidas, en cuanto a las edades, el colectivo de jóvenes representa el 21%, de los cuales el 28% son jóvenes de entre 16 y 25 años, migrantes y sin referentes familiares.

Y todo ello ha repercutido en la salud de las personas. De hecho, en un 58% de las personas atendidas se ha evidenciado un empeoramiento de su salud psicoemocional desde el inicio de la pandemia, un 41% ha tenido uno o más episodios de ansiedad y 1166 han recibido un servicio de ayuda psicológica por parte de Cáritas.

Antes esta situación, Cáritas “ha tenido que reforzar el servicio de ayudas económicas con 3,8 millones y de éstas se han beneficiado 4938 hogares, en los que en tres de cada cuatro la ayuda se ha destinado al realquiler o a alimentos, y se han dado más de 3 mil tarjetas para alimentos”, revela Feu, quien señala que “aparte de esta respuesta dando más ayudas económicas, Cáritas ha acompañado a las personas a acceder a las prestaciones a las que tienen derecho”.

Sin prestaciones

En este sentido, es importante destacar que “solo un 5,5% de las personas que atiende la entidad está cobrando la Renta Garantizada y un 2,4%, el Ingreso Mínimo Vital, y, aunque un 14 o 15% han solicitado la prestación y están a la espera, la inmensa mayoría, un 84%, no la han solicitado y destaca el poco conocimiento que aún se tiene a día de hoy de estas prestaciones”, comenta Feu, quien en este sentido señala que “Cáritas ha realizado 1.300 acompañamientos para solicitar estas prestaciones y desde el servicio de la entidad se han completado 63 solicitudes, que se suman a las 83 que han llevado a cabo los propios interesados, sin embargo, en el 70% de los casos han sido denegadas y solo se han aprobado un 5%”,

De cara a este 2021, la perspectiva es que la situación vaya a mejor y poco a poco se recupere la situación pre COVID, pero esto no es suficiente ya que, como indican los primeros datos recogidos en estos cinco meses de 2021, “si nos comparemos con los datos de los cinco primeros meses de 2020, estamos por debajo del número de personas atenidas, pero si nos comparemos con la media de los últimos años, estamos un 9,9% por encima”.

Es por ello que, desde Cáritas reclaman una plan de rescate estructural contra las causas que generan exclusión social y, en un plano más concreto, solicitan “ampliar el parque de vivienda público de alquiler social; potenciar la autonomía y alfabetización digital de las personas vulnerables; cambiar los requisitos para conseguir el permiso de residencia y trabajo, ya que el colectivo de personas que tienen avanzado su proceso de arraigo social, como una de las condiciones, ha de poder demostrar un año de trabajo con contrato y jornada completa, pero la crisis actual eso lo ha hecho imposible; avanzar en el encaje entre la Renta Mínima Garantizada y el Ingreso Mínimo Vital, así como que se contemplen ayudas complementarias que hagan compatible la ayuda a la vivienda con las prestaciones, y el acceso al empadronamiento sea cual sea el tipo de vivienda en la que esté residiendo el solicitante y sea cuál sea su situación administrativa”, comenta Busquets, quien pone de relieve que “desde la solidaridad no se puede solucionar un problema estructural”.