Turismo gastronómico

Arranca la temporada de calçots en Cataluña con previsiones de récord

Valls da el tradicional pistoletazo de salida con una aplia oferta en el primer año post pandemia de la tradición

Calçotada en Valls
Calçotada en VallsIakov FilimonovGetty Images/iStockphoto

Ya era hora y se está dando estos días el pistoletazo de salida a la temporada de calçotadas, con los primeros calçots en los restaurantes de Cataluña, y muy especialmente en la provincia de Tarragona la ciudad. Aun así, esta cursa comienza oficialmente el 20 de noviembre con la arrancada simbólica del “primer calçot” y la jornada gastronómica que se celebra en la capital del Alt Camp, Valls,con degustaciones y demostraciones culinarias que demuestran la variedad de platos que se pueden hacer con el producto gastronómico estrella de la comarca.

Este año las previsiones son más que optimistas, más bien de récord, según el Diari de Tarragona, en cantidad y también en calidad. Aunque reina la prudencia, los productores de la Indicación Geográfica Protegida Calçot de Valls (IGP) prevén romper su techo y tener una cosecha de 20 millones de unidades, una cifra que no se había alcanzado antes, además de la alta calidad que presenta el producto esta temporada.

La IGP es una denominación que garantiza la calidad del calçot mediante una etiqueta específica. Estos productos se diferencian del resto por su método de producción y de elaboración de las materias primas que proceden de una zona geográfica concreta.

La temporada abarca cuatro comarcas: el Alt Camp, Baix Camp, Tarragonés y Baix Camp, con 84 pueblos inscritos dentro de su reglamento que cultivan calçots en una superficie aproximada de unas 150 hectáreas. En las últimas temporadas antes de la pandemia la IGP había llegado a barajar cifras que llegaban a los 18 millones de unidades, por lo que esta que empieza ahora se considera óptima.

«En los últimos cinco años ha habido un crecimiento anual exponencial entre el 10 y 15% del calçots certificados», explica el presidente de la IGP, Dalmaci Clofent. Estos datos indican que, con mucha prudencia, se podrá llegar seguro a los 20 millones de unidades previstos e incluso superar esta cifra.

El año pasado un 33% de la producción quedó por recolectar y también hubo entre un 10 y un 15% menos de producción con las restricciones porque la restauración, uno de los principales clientes, a penas consumió calçots. «Fue un golpe fuerte porque para el productor puede representar entre el 20 y el 60% de sus ingresos, así que volver a la normalidad y consolidarnos de nuevo, poder colocar el producto en Mercabarna, en el Mercat del Camp, en la restauración y en la venta directa es muy importante», asegura Clofent.

Además, después del cambio de rumbo de la temporada pasada, donde los productores tuvieron que reinventarse para dar salida al producto a causa de la pandemia, puede que haya prácticas que han venido para quedarse. De hecho, la IGP afronta próximamente un debate con el objetivo de actualizar el reglamento interno. «El año pasado, con la pandemia, los productores tuvimos que cambiar nuestros canales habituales de comercialización, realizando más venta online o directa a casa», dice el presidente de la IGP y no se descarta que estas prácticas continúen presentes de forma paralela a los canales habituales.

«El camino de futuro que tiene por delante la IGP es la calidad», asegura Clofent, pero «entendida desde todos los ámbitos y consideraciones y tenemos que modernizar nuestra línea de actuación», añade.