Sanciones
Superyates de oligarcas rusos en Barcelona: dos huidos, uno incautado y otro investigado
En las últimas semanas varias embarcaciones han partido de la capital catalana con dirección a Montenegro
En las últimas semanas, los superyates propiedad de oligarcas rusos han ido abandonando progresivamente el puerto de Barcelona por miedo a las sanciones. Pero quedan tres. Y a uno de ellos le ha tocado la china. El superyate Valerie, del oligarca ruso Sergei Chemezov, ha sido inmovilizado en el puerto de Barcelona en aplicación de las sanciones aprobadas por la Unión Europea contra Rusia por la guerra contra Ucrania, el régimen de su presidente, Vladimir Putin, y los líderes económicos del país. La nave está vinculada, a través de un complejo entramado de sociedades, con el magnate ruso. Chemezov es un exagente del KGB muy cercano al presidente ruso y actualmente ocupa el cargo de consejero delegado de Rostec, un grupo empresarial estatal ruso dedicado a la tecnología para la defensa y la seguridad.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, reveló en una entrevista en «La Sexta» que la Dirección General de la Marina Mercante ha ordenado retener el barco, hasta nuevo aviso, para comprobar su propiedad. Sánchez explicó que estas operaciones no son sencillas porque los grandes propietarios rusos utilizan sociedades que dificultan poder confiscar sus bienes. Previo a ello, no obstante, huyeron de la dársena catalana los yates My Solaris, de Roman Abramovich, y el Galactica Super Nova, de Vagit Alekperov (Lukoil).
La embarcación en cuestión, valorada en 140 millones de dólares y de 85 metros de eslora, está atracada en Barcelona para realizar tareas de mantenimiento y reparación. Lleva la bandera de las islas de San Vicente y las Granadinas y tiene capacidad para 17 personas en ocho suites. El Valerie se encuentra en los astilleros de la empresa MB92, que simplemente ha subrayado que «está cooperando con las autoridades». El segundo es la Aurora, de 74 metros y propiedad de Andrey Molchanov, que cuenta con una participación de control en LSR Group, el mayor productor de materiales de construcción de Rusia, y un patrimonio neto actual de 1.000 millones de euros, según la revista «Forbes».
También en la capital catalana se puede encontrar el Palladium, valorado en 200 millones de dólares y propiedad del magnate Mijaíl Dmítrievitch Prokhorov y con bandera de conveniencia. Prokhorov amasó su fortuna tras el colapso de la URSS adquiriendo las acciones de empresas estatales metalúrgicas a precios irrisorios. Su empresa, Norilsk Nickel, se convirtió en el mayor productor mundial de níquel y paladio, de ahí el nombre de su yate.
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