Historia y literatura
La Guerra Civil española tiene mucho cuento
Un libro bajo el cuidado de Ignacio Martínez de Pisón escribe la gran novela colectiva del conflicto bélico
En una fecha tan temprana como 1937, André Malraux llevaba a imprenta «La esperanza», una novela en la que daba testimonio sobre su experiencia sobre una Guerra Civil que todavía tenía para sangriento rato en España. En el otro extremo, tras la victoria de Franco, se encuentra «Por quién doblan las campanas», donde Ernest Hemingway fusionó realidad y ficción para explicar lo visto en el frente. Si eso pasaba con la literatura extranjera, es fácil imaginar que los autores españoles también darían su visión de lo vivido entre los años 1936 y 1939. Son muchos los que han narrado, desde varios puntos de vista, aquella tragedia, una estela que han seguido los nietos de los testigos directos de ese horror.
Hace trece años, el escritor Ignacio Martínez de Pisón editó el volumen «Partes de guerra» en el que se intentaba construir la gran novela de la Guerra Civil, aún hoy inexistente. El trabajo de Pisón hace tiempo que está descatalogado y Catedral lo acaba de recuperar notablemente ampliado. El libro cuenta con textos de Rafael Alberti, Ignacio Aldecoa, Max Aub, Francisco Ayala, Arturo Barea, Manuel Chaves Nogales, Miguel Delibes, María Teresa León, Ana María Matute, Mercè Rodoreda, Ramón J. Sender o Andrés Trapiello, entre muchos otros.
En declaraciones a este diario, el responsable de «Partes de guerra» explicó que «era el momento de preparar la edición definitiva. Ahora se han incorporado textos de Rafael Alberti; Alberto Méndez; Maria Luisa Elío, ahora recuperada, de vida interesante y a quien dedicó García Márquez dedicó “Cien años de soledad”; y yo mismo, con un cuento sobre Guernica. Esas son las novedades, pero el libro se mantiene fresco. Zúñiga, Chaves Nogales, Aldecoa o Matute no han perdido calidad sino que han ganado. Es una especie de novela colectiva».
Los cuentos se han ordenado de manera cronológica, desde los que se sitúan en los momentos previos al golpe de Estado de los militares contra la República hasta la llegada de la posguerra. Se han incluido autores de los dos bandos y no solo narrativa española sino también catalana, vasca y gallega. «Habla de los dos bandos, desde la ciudad, desde el campo, creando una visión caledoscópica... El libro busca aportar una versión común sobre la guerra para que no sigamos echándonos aquella guerra a la cabeza. Se hicieron las cosas mal en los dos bandos», matiza a este diario Martínez de Pisón.
Guiño a la reconciliación
«Partes de guerra» recupera relatos y autores que en ocasiones no han sido bien tratados literariamente, pese a la calidad de sus trabajos y por motivos que no tienen nada que ver con las letras. En este sentido, es interesante la incorporación de algunos nombres que no ocultaron su simpatía franquista. «Es interesante constatar que los que hicieron la guerra en el bando de Franco, fanáticos antirrepublicanos, abren la puerta reconciliación. Es el caso de Rafael García Serrano que por muy de derechas que fuera, pensaba en la reconciliación igual que Luis López Anglada. Hablan de personajes corrientes en unas circunstancias excepcionales, ya estén en el frente o en la retaguardia». Pero no pasa lo mismo con otro franquista, como Edgar Neville que «pega el peaje de la reconversión, por miedo a ser juzgado hizo una serie de concesiones. Se le exigió una militancia más extrema a la nueva España como lo demuestra con los reportajes que hizo sobre las checas».
El autor de obras como «El día de mañana» o «Enterrar a los muertos» lamenta que «No existe la gran novela de la guerra civil. Es tan vasta, con tantas situaciones extremas, aunque se cuenten tantas historias nunca será suficiente». La idea de «Partes de guerra» surge de una reflexión de Italo Calvino quien, al referirse a la narrativa surgida de la guerra civil italiana –la guerra partisana de 1943 a 1945– abogaba que podía ser leía como un macrotexto unitario. «Del mismo modo que hay muy buenos relatos sobre esa etapa en Italia, me di cuenta que también los había sobre la guerra civil española y podía suplantar la gran novela que no existe», concluye para referirse a una obra que arroja luz literaria a ese tiempo.
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