Figura polémica

¿Cuánto dinero le quitó a Elvis su mánager?

El coronel Tom Parker sigue siendo uno de los nombres más controvertidos en la biografía del mito

Elvis Presley
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Para que un “biopic” musical triunfe en la gran pantalla, es necesario que exista un villano. Dentro de unos días se estrena la película que Baz Luhrmann ha dedicado al llamado “Rey del Rock”. El autor de filmes como “Moulin Rouge” o “El Gran Gatsby” se acerca en “Elvis” a un nombre que sigue siendo idolatrado por millones de personas en todo el mundo y que encontró en su mánager, Tom Parker -interpretado para la ocasión por Tom Hanks-, al motor adecuado para llegar a ser en uno de los nombres musicales más grandes de todos los tiempos, aunque probablemente Elvis Presley pagó un precio muy alto por todo eso.

Para muchos Parker forma parte de la creación del icono y él, como su representado, es una marca tan estadounidense como un bocadillo de hamburguesa, un refresco o un ratón de orejas negras y calzones rojos. La realidad es muy diferente porque el propio interesado se preocupó de ocultarla al gran público. El verdadero nombre de nuestro hombre era Andreas Cornelis “Dries” van Kuijk y había nacido el 26 de junio de 1909 en Breda, Holanda, es decir, en Europa. Desde muy pequeño sintió fascinación por el mundo de las ferias y las atracciones, aunque empezó trabajando en el puerto de Róterdam. A los 18 años dio el salto entró en Estados Unidos, aunque acabó regresando a Europa. Cabe decir que en ese tiempo, en Breda se había producido el asesinato de una mujer, Anna van der Enden, cuyo local había sido saqueado a la búsqueda de dinero. Siempre ha planeado la duda de si Parker pudo partir al otro lado del charco para evitar ser interrogado por la policía holandesa como sospechoso del caso.

En mayo de 1929, Parker estaba otra vez en Estados Unidos, aunque como residente ilegal, como lo sería el resto de su vida. Se alistó en el Ejército y se cambió el nombre por el de Tom Parker. Allí logró el título con el que haría fortuna, el de coronel, pese a que acabó desertando por psicosis, lo que lo llevó a un centro psiquiátrico en el que estuvo encerrado durante un par de meses. Una vez fuera, probó fortuna con pequeñas estafas durante los años de la depresión hasta dar el salto al mundo del espectáculo, empezando a representar a cantantes, algunos de ellos nombres de peso en la industria, como Gene Austin o Hank Snow.

En 1955, un muchacho de diecinueve años procedentes de Memphis estaba empezando a llamar la atención tanto por su música como por su forma de moverse. A Tom Parker le picó la curiosidad ese sonido, aunque la primera vez que escuchó a Elvis Presley pensó que era la voz de un negro. Cuando pudo contemplar una de sus actuaciones, Parker no se fijó ni en el chico ni en lo que cantaba. Lo que realmente le fascinó fue la reacción del público, especialmente el femenino, totalmente entregado, como nunca había constatado antes. En febrero de 1955, el “coronel” se convirtió en el mánager de Elvis Presley. Se inició una unión que pasó a la historia de la música.

Parker logró que Elvis, un cantante desconocido que tenía un contrato con una discográfica llamada Sun Records, firmara con RCA Victor. El mánager convirtió a su representado, al que se dedicó de manera exclusiva, en una máquina de hacer música y dinero gracias también a su aparición en programas de televisión, como el de Ed Sullivan, a donde Elvis fue cobrando y siendo la estrella mejor remunerada de la pequeña pantalla. Parker también arregló que Elvis se convirtiera en actor cinematográfico, aunque no siempre las películas contaban con la calidad que deseaba el cantante. Eso daba igual porque lo que aquí era fundamental era vender entradas para los conciertos. Elvis en todas partes, en todos los sitios, sonando a todas horas en la radio o apareciendo en el cine o la televisión. Nunca se involucró en lo que cantaba su representado: su negocio era que todo aquello se vendiera.

Elvis siempre admitió que él nunca hubiera llegado tan alto de no ser por la colaboración de su representante. Eso es lo que hizo que Tom Parker se llevara el cincuenta por ciento de sus ganancias. Es decir, Elvis lo hizo rico. Por el camino hubo condiciones, como el hecho de no poder realizar ninguna gira por Europa, como deseaba Elvis, un hecho que asustaba a Parker que pensaba que eso provocaría que no pudiera volver a pisar Estados Unidos al continuar de manera ilegal en el país.

Los excesos, la mala gestión y el final de una época llevaron de manera inesperada a poner un final que nadie imaginaba a todo esto. El 16 de agosto de 1977, Elvis se apagó en el cuarto de baño de su mansión de Graceland, en Memphis. Parker acudió al entierro con una de sus tradicionales camisas hawaianas y con uno de sus largos cigarros, como si no hubiera pasado nada, como si se tratara de un acto más en la creación de un mito. Buena prueba de ello, es que antes de acudir al funeral, Parker se reunió en Nueva York con los ejecutivos de RCA Victor para empezar a trabajar en una invasión de “merchandising” en todo el mundo con la imagen de Elvis. Una vez enterrado el cantante, Parker quiso tomar el control de todo lo que él consideraba que había creado. Ese imperio era suyo y no estaba dispuesto a compartirlo, por lo que se pasó buena parte del velatorio de Elvis tratando de convencer a Vernon, el padre del artista, para que le cediera el poder.

La heredera de Elvis fue su hija Lisa Marie. Fue el albacea el encargado de revisar los contratos entre Parker y Presley. Las numerosas irregularidades encontradas invitaron a la familia Presley a llevar a Parker a los tribunales. Como Lisa Marie seguía siendo menor de edad en 1980, momento en el que el proceso tomaba fuerza, el juez del caso, Joseph Evans, solicitó a un abogado llamado Blanchard E. Tual que revisara todo el papeleo. Fue Tual quien constató que todo había sido un abuso, empezando por el acuerdo del 50 por ciento para Tom Parker, muy por encima del 15 o el 20 por ciento que suelen llevarse los mánagers. La cosa no acaba aquí: la mala gestión había hecho que los gestores de Elvis debieran unos 15 millones de dólares en impuestos. Se puso una demanda contra Parker quien, a su vez, contestó con otra demanda. Finalmente todo se resolvió fuera de los juzgados y el “coronel”, a cambio de sus grabaciones y sus derechos, se embolsó dos millones de dólares.

Parker trabajó para el Hotel Hilton de Las Vegas y se convirtió en un cliente habitual de las tragaperras de los casinos de la ciudad. Priscilla, con el tiempo, le perdonó algunos pecados y le dejo que se acercara por Graceland. Cuando murió, en 1997, era una suerte de anacronismo. Era como si el tiempo hubiera pasado para todos, menos para él que seguía pensando en su representado y en sus deudas de juego en el casino.