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Borràs, con un pie fuera del Parlament: “Tendrán que matarme y ensuciarse”

La presidenta de la cámara se atrinchera hasta el final pese a que hoy la Mesa forzará su suspensión

La ex presidenta del Parlament, Laura Borràs, en una imagen tomada el pasado 6 de julio
La ex presidenta del Parlament, Laura Borràs, en una imagen tomada el pasado 6 de julioAndreu DalmauAgencia EFE

Laura Borràs roza el fin como presidenta del Parlament después de que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) haya abierto juicio oral contra ella por corrupción. Este mediodía se reúne la Mesa para tratar su continuidad y los partidos, –en concreto Esquerra, PSC y la CUP, con mayoría en el órgano rector–, ya han advertido de que la dejarán caer salvo sorpresa mayúscula. Es decir, que aplicarán el artículo 25.4 del reglamento, la suspenderán de forma automática y la apearán del cargo, una maniobra que puede hacer estallar la caja de los truenos en el seno del independentismo. Borràs no podrá participar en la votación sobre su suspensión por evidente conflicto de intereses, por lo que solo Aurora Madaula, de Junts, votará en contra de la aplicación del 25.4.

De ocurrir lo previsto, el Parlament vivirá una situación inédita a las puertas de un intenso otoño: Borràs quedará suspendida de sus funciones y no podrá ejercer la presidencia de la cámara ni actuar como diputada. Al quedar apartada de forma automática y no destituida, la cámara no podrá votar un relevo en la presidencia, por lo que sus funciones quedarán delegadas en la vicepresidenta primera de la mesa, Alba Vergés, de Esquerra.

Un extremo que los republicanos querían evitar a toda costa para ahorrarse tener que suspender a Laura Borràs, principal cargo de Junts en las instituciones y segunda autoridad de Cataluña solo por detrás del president Pere Aragonès. Por ello, ERC hasta ofrecido hasta el final una contrapartida a los posconvergentes: si Borràs daba un paso al lado y se apartaba, ambos partidos podían acordar un relevo en la Mesa para que Junts siguiera ostentando las funciones de la presidencia.

Y aquí todos los focos apuntaban a la secretaria de la mesa, Aurora Madaula, uno de los principales apoyos políticos de la propia Borràs. Sin embargo y salvo giro de guion de última hora, esta vía parece descartada. Tampoco parece viable la opción de ganar tiempo y que la mesa consulte a la comisión del estatuto del diputado, un trámite que la presidenta de Junts sopesó para alargar el proceso. Sin embargo, los partidos ya han avisado en las últimas horas que no secundarán este camino.

De hecho, Borràs ha llevado hasta el final su desafío, se ha aferrado a la silla como ya advirtió desde el minuto uno y se ha resistido a dimitir como le han exigido desde todas las formaciones, incluso desde ERC.

Eso sí, la dirigente ha evitado comparecer públicamente ni hacer declaraciones a la prensa que las esperaba tras la ejecutiva de Junts del martes por la noche, pero sí dejó claro lo que piensa en un contundente hilo de mensajes en Twitter abriendo un nuevo cisma con los republicanos: «He dicho y repetido que no dimitiré. Porque hacerlo significaría aceptar que he hecho lo que me acusan de haber hecho, y no. Y los que me quieran muerta, me tendrán que matar y ensuciarse las manos. Yo he venido a hacer la independencia, no a suicidarme por la autonomía», clamó Borràs, quien reivindicó su inocencia «a capa y espada» y dijo ser víctima de una «persecución política».

Mensajes constantes en contra de ERC, con quien Borràs y su entorno mantienen una tensa relación desde hace meses. En este sentido, la lideresa de Junts propinó diversos golpes a la estrategia republicana en el congreso que Junts celebró el fin de semana pasado, y siempre ha asegurado que no pensaba dimitir acusando a sus críticos –y a Esquerra– de intentar «eliminar adversarios políticos». Es decir, su atrincheramiento ha buscado también forzar a los republicanos a suspenderla para así denunciarlo ante el independentismo.

No obstante, la presión hacia Borràs no sólo ha llegado de ERC y la CUP: varios dirigentes de Junts –entre ellos algún que otro consejero del Govern– pidieron que diera un paso al lado en la tensa ejecutiva del martes por la tarde-noche en la sede del partido posconvergente. Sin embargo, el secretario general Jordi Turull cerró filas con la presidenta de la formación y pidió mostrarle su apoyo «sin fisuras».

Junts ha organizado y espoleado una manifestación de protesta en los aledaños del Parlament este mismo jueves en defensa de Laura Borrà. A las 11.30 horas, media hora antes de que se reúna la Mesa, tendrá lugar a las puertas del Parlament una concentración de apoyo a la posconvergente, promocionada ayer por varios cuadros políticos de la formación a través de las redes sociales. Uno de los más activos en este sentido fue Francesc de Dalmases, diputado en el ojo del huracán por increpar a una periodista de TV3 precisamente tras una entrevista crítica a la presidenta del partido en la cadena. La manifestación evidenciará de nuevo las maltrechas relaciones entre ERC y Junts y la guerra que este caso puede hacer estallar.