Mito

Por qué desnudaron a Marilyn Monroe

La actriz trató de explicar por qué tuvo que posar para un calendario en los inicios de su carrera

La célebre imagen del calendario de Tom Kelley
La célebre imagen del calendario de Tom Kelleylarazon

Cincuenta dólares. Esa es la cantidad que una joven con la aspiración de tener éxito como actriz debía pagar para recuperar su coche. Era el medio que tenía para trasladarse al estudio, acudir a las clases de interpretación, asistir a reuniones con sus agentes... En fin, para vivir y trabajar. Pero no tenía cincuenta dólares. Ella misma diría que “en Hollywood, un cazador de trabajo sin coche es como un bombero sin camión”. Marilyn Monroe estaba sola y sin dinero, como le pasaría en no pocas ocasiones a lo largo de su breve biografía.

La imagen de Marilyn Monroe desnuda sobre una tela de terciopelo rojo se ha convertido en una de las fotografías icónicas del siglo XX. Explotada hasta la saciedad, convertida en imagen de consumo, tras ella hay una historia triste que nos expone, más allá de lo que puedan ofrecer otros productos de ficción, cómo muchos se aprovecharon de la actriz tanto en vida como después de ella. Para entender todo esto nos tenemos que trasladar al mes de mayo de 1949, cuando una joven que colabora con la Twentieth Century Fox se encontraba en apuros porque el estudio no había querido renovarle el contrato. Para complicarlo todo aún más, Marilyn se había instalado en el una habitación en el Beverly Carlton Hotel de Los Ángeles, uno de los establecimientos más caros de la ciudad.

El automóvil había sido requisado y la actriz trató de hacer lo imposible, hablando con el jefe de policía y el sheriff de Los Ángeles, aunque todos ellos hicieron oídos sordos a sus ruegos.

Mientras trataba de lidiar con todos estos problemas, un fotógrafo llamado Tom Kelley buscaba una modelo para ilustrar uno de sus calendarios. Un año antes, la casualidad había hecho que su coche chocara accidentalmente con el de Marilyn. Kelley la socorrió porque la joven necesitaba acudir a una reunión de trabajo y no tenía dinero para tomar un taxi, por lo que el fotógrafo le dio un billete de cinco dólares para que pudiera salir del paso. Marilyn posó para él para una campaña de cervezas. Ahora, otra vez, Tom Kelley salió en su rescate. Así lo contaba la actriz en sus memorias “My Story” cuando un día sonó el teléfono:

“-Ven a casa - me dijo-. Tengo un trabajo para ti.

-Se trata de algo distinto a los trabajos anteriores -me dijo Tom cuando llegué a su casa-. Pero hay cincuenta dólares si quieres hacerlo”.

Era el dinero que necesitaba y, como le dijo a Kelley, “por cincuenta dólares estoy dispuesta a tirarme de un tejado”. Kelley quería otra cosa: que posara desnuda.

“-¿Quieres decir completamente desnuda?- pregunté.

-Eso es -dijo Tom-, pero no son fotos vulgares. Eres ideal para este trabajo, no sólo porque tienes una figura bonita, sino porquee eres una desconocida. Nadie te reconocerá”.

La sesión fotográfica tuvo lugar el 27 de mayo de 1949 en el estudio de Tom Kelley quien tuvo a su esposa Natalie como asistente y encargada de preparar la gran tela roja en la que posó Marilyn con “Begin the Beguine”, de Artie Shaw, como música de fondo. Tom se subió a una escalera de tres metros de altura y desde allí disparó su cámara un total de veinticuatro veces. Solo usó dos de las imágenes captadas. El fotógrafo se embolsó 500 dólares por su trabajo mientras que Marilyn únicamente los cincuenta prometidos con los que pudo recuperar su coche.

Aparentemente aquí debería haber acabado la historia, pero en 1952, cuando Marilyn Monroe empezaba a ser un nombre conocido para las carteleras de todo el mundo, una periodista llamada Aline Mosby se enteró de que había posado desnuda para un calendario. Sigue siendo un misterio saber cómo se enteró Mosby de aquello, pero se sospecha que los responsables de la película “Clash by Night” le dieron el soplo buscando publicidad gratuita para aquella cinta de RKO que protagonizaba Marilyn. El estudio trató de taparlo todo, pero fue la propia quien decidió dar la cara y contarle al mundo lo que había pasado. “No tenía ni un céntimo y necesitaba dinero. El calendario está colgado en los garajes de toda la ciudad. ¿Por qué negarlo? Además, no estoy avergonzada. No hice nada malo”, dijo en declaraciones a Mosby.

¿Fin de la historia? No, todavía no. Cuando todo parecía arreglado, cuando Marilyn ya podía descansar, un joven editor de Chicago llamado Hugh Hefner compró los derechos de reproducción de una de las fotografías de Kelley. Pagó 500 dólares por ella y la convirtió en la imagen central de la revista que lanzó en diciembre de 1953 bajo el nombre de “Playboy”. “Nunca recibí un agradecimiento de todos aquellos que ganaron millones con una fotografía de Marilyn desnuda. Incluso tuve que comprar una copia de la revista para verme en eso”, apuntó la actriz quien hoy descansa en el cementerio Pierce Brothers Westwood Village Memorial Park and Mortuary. Su tumba es vecina de la de Hugh Hefner, como si se tratara de una broma de mal gusto para ella.