Textos de un genio

Aparecen manuscritos de Dalí en una librería de Viena

Algunos de ellos están relacionados con el ballet "Tristan Fou"

Una imagen de la carta a Massine
Una imagen de la carta a MassineLa Razón

A veces en el lugar más inesperado aparece una sorpresa, por ejemplo, en una librería de Viena. Es allí donde este diario ha encontrado una importante colección de manuscritos de Salvador Dalí. El conjunto arroja algo de luz sobre la la obsesión del pintor de Figueres por la escritura, una parte indivisible de su creatividad, en ocasiones con explicaciones para comprender su propio trabajo. Veamos algunos de esos manuscritos en venta.

Ahora que sabemos que “La Madonna de Port Lligat” viajará en breve al Teatre-Museu de Figueres resulta fascinante poder leer unas cuartillas, encontradas en Viena, donde el artista explica parte de la simbología de la obra, así como sus intenciones: "Mi Madonna, que por fin he terminado, será expuesta por primera vez al gran público, y es la respuesta a la promesa que le hice en las últimas páginas de 'Mi vida secreta': 'incorpora la experiencia surrealista de mi vida a la gran tradición clásica de la pintura'". En el mismo manuscrito nos dice Dalí que Freud “fue el primero en descubrir en mí un estado de espíritu histórico y exclamó [...] que mi mirada era el prototipo de un español. ¡Qué fanático!"

Si esas hojas son de 1950, otro manuscrito es de 1938, momento en el que trabaja en un ballet titulado “Tristan Fou” e inspirado en la obra de su admirado Richard Wagner “Tristán e Isolda”. En esta declaración de intenciones, Dalí apunta que quiere contar con coreografía de Leonide Massine de los Ballets Rusos; vestuario de su amiga, Elsa Schiaparelli, mientras que él se encargaría de la escenografía inspirada en las pinturas de Jean-François Millet. Dalí escribe que «Tristán Fou es el mito heroico y total que surge cada vez que un hombre y una mujer se enfrentan en el tumulto tormentoso y visceral de toda la confusa oscuridad vegetal y pantanosa, de su biología frenética. La primera parte del espectáculo no tiene conexión con Wagner; solo sirve para situar el desarrollo argumental. La segunda parte, por el contrario, es solo la exaltación de lo sublime wagneriano».

Vinculada con “Tristan Fou” es una fascinante carta al coreógrafo Massine con algunas ideas para el proyecto. “Ya he trabajado mucho en nuestro espectáculo [...] Se llamará TRISTAN FOU. Creo que es un título bastante hábil para el público [...]. Pienso que los dos nombres juntos tienen un gran efecto poético. Mi estado actual es el del momento en que, en la leyenda, Tristán, loco de amor, la obsesión por el recuerdo de Isolda lo devora lentamente hasta la muerte”, apunta el pintor. Más adelante da unas sorprendentes instrucciones a Massine para su interpretación: Veo en usted un papel asombroso, deslumbrante: el del 'Tristán loco', alucinado, sumido en un estado de depresión y anonadamiento total [...] un poco al estilo de Harpo Marx”. También escribe algunas interesantes pistas sobre el vestuario al añadir que “estarás vestido enteramente con grandes encajes, muy curiosamente recortados, una peluca rubia despeinada. ¡Schiaparelli encuentra constantemente ideas magníficas para todo! Habrá una enorme cantidad de joyas, naturalmente, joyas falsas”.