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El Carmel, 20 años del socavón y del “problema del 3%”
Las obras del metro de Barcelona provocaron un enorme agujero, con 25 metros de diámetro y 35 de profundidad, que obligó a desalojar a más de un millar de personas

Tal día como hoy, pero hace 20 años, tuvo lugar uno de los episodios más impactantes en la historia reciente de Barcelona: el socavón del Carmel. El 27 de enero de 2005, el barrio del Carmel se vio sacudido por el colapso del terreno debido a las obras de construcción de un túnel para la línea 5 del metro. Este incidente no solo generó una crisis urbanística y política, sin dimisiones, eso sí, sino que también transformó la manera en que se gestionan las grandes obras en la ciudad. Dos décadas después, sus consecuencias aún resuenan en la memoria colectiva de los barceloneses.
El accidente: un barrio en vilo
Aquel fatídico día, los vecinos de la calle Calderón de la Barca vieron cómo el suelo comenzaba a hundirse y un enorme socavón se tragaba parte del barrio. El colapso afectó a varios edificios, dejando grietas estructurales y obligando a la evacuación inmediata de cientos de personas. En total, más de un millar de vecinos tuvieron que abandonar sus hogares, mientras las autoridades trataban de evaluar la magnitud del desastre.
El socavón, que alcanzó unos 20 metros de diámetro y 35 de profundidad, fue causado por fallos en las técnicas de excavación utilizadas en las obras del metro. La falta de refuerzos adecuados y la debilidad del terreno fueron determinantes en el colapso, según los informes posteriores. Por suerte, un desprendimiento dos días antes del incidente sirvió como advertencia, lo que permitió evacuar a los vecinos de las zonas más afectadas. Y evitó que hubiera víctimas mortales.
Consecuencias inmediatas
La prioridad inicial fue garantizar la seguridad de los vecinos. Las autoridades evacuaron a más de 1.200 personas, incluyendo a los residentes de cuatro bloques que posteriormente tuvieron que ser demolidos por los graves daños estructurales. Además, 230 comercios se vieron obligados a cerrar. Los afectados se enfrentaron a la pérdida de sus viviendas, pertenencias y recuerdos personales, y muchos de ellos pasaron meses viviendo en hoteles antes de ser realojados.
El cráter fue rellenado con 15.000 metros cúbicos de hormigón, mientras que más de 5.000 edificios en la zona fueron inspeccionados para garantizar su seguridad. La Generalitat y el Ayuntamiento establecieron un centro de emergencia en el Espai Boca Nord, donde los vecinos trabajaron junto a las instituciones para encontrar soluciones habitacionales. Finalmente, se llegó a un compromiso para garantizar viviendas seguras y equipadas con ascensores para los afectados.
Un escándalo político
El socavón del Carmel también generó una crisis política de gran envergadura. El entonces presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, admitió que el estudio geológico de las obras no había sido lo suficientemente exhaustivo. La oposición, liderada por Artur Mas, exigía dimisiones y denunciaba la falta de control en la adjudicación de contratos. En este contexto, Maragall lanzó una de las acusaciones más controvertidas de la política catalana, al insinuar la existencia de comisiones ilegales en el seno de CiU con su famoso "problema del 3%".
Judicialmente, el caso se cerró cuando las acusaciones particulares, incluyendo al Ayuntamiento, retiraron las denuncias. No se señaló a un culpable directo, y el coste total del incidente ascendió a 80 millones de euros, financiados entre la Generalitat y las empresas contratistas. De esa cantidad, 10 millones se destinaron a indemnizaciones para vecinos y comerciantes.
El impacto en la infraestructura
El proyecto de ampliación de la línea 5 del metro se retrasó varios años debido al socavón. Inicialmente previsto para completarse en 2006, las obras estuvieron paralizadas durante dos años. Finalmente, el metro llegó al Carmel el 30 de julio de 2010, lo que permitió la urbanización de la plaza de Pastrana y otras calles adyacentes. El retraso en la finalización de las obras fue uno de los recordatorios más tangibles del impacto del accidente.
La reconstrucción y el recuerdo
Veinte años después, el barrio del Carmel ha conseguido recuperarse, aunque las secuelas del accidente aún son visibles. En la plaza donde ocurrió el socavón se está terminando la construcción de un bloque de viviendas protegidas, y se espera que, una vez finalizado, se proceda a la reurbanización definitiva del espacio. Algunos vecinos que perdieron sus hogares optaron por vender sus propiedades al Ayuntamiento, mientras que otros lograron mudarse a pisos nuevos.
La Asociación de Vecinos del Carmel ha mantenido viva la memoria del incidente, organizando actos conmemorativos y trabajando para garantizar que no se repitan errores similares. Para muchos, el socavón no solo destruyó sus hogares, sino también la confianza en las instituciones encargadas de protegerles.
El socavón del Carmel marcó un punto de inflexión en la historia urbanística de Barcelona. Más allá de las pérdidas materiales y emocionales, el incidente sirvió como advertencia sobre los riesgos de priorizar la rapidez y el coste sobre la seguridad en proyectos de infraestructura.
Hoy, Barcelona se enfrenta a nuevos retos urbanísticos en un contexto de crecimiento y modernización. Las lecciones del Carmel siguen siendo relevantes: la necesidad de transparencia, una adecuada supervisión técnica y la participación de la ciudadanía son fundamentales para evitar que tragedias similares se repitan.
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