Historia

La capilla de Barcelona en la que se encuentra el Cristo de Lepanto, la escultura que ayudó a Felipe II a vencer a los turcos

Según la tradición, inclinó su cuerpo para esquivar una bala, adoptando la forma que tiene a día de hoy

“La Batalla de Lepanto”, obra de autor anónimo
“La Batalla de Lepanto”, obra de autor anónimolarazon

Barcelona posee un patrimonio cultural, artístico, histórico y arquitectónico inmenso. A lo largo de los siglos, la ciudad ha sido testigo de eventos clave que han marcado la historia de Cataluña y de España, y en sus calles se encuentran vestigios de un pasado fascinante. Entre sus numerosos tesoros, destaca una capilla que alberga una de las imágenes religiosas más icónicas de la ciudad: el Cristo de Lepanto, una figura envuelta en historia y leyenda que ha perdurado a lo largo de los siglos.

La cruz del Cristo de Lepanto se encuentra en la Catedral de Barcelona, en la capilla del Santísimo Sacramento y de la Inmaculada Concepción. Es una talla gótica de madera del siglo XIV, que ha sido objeto de devoción durante siglos y está rodeada de un aura de misterio debido a su peculiar postura inclinada y a su relación con uno de los eventos militares más importantes del siglo XVI: la Batalla de Lepanto.

El siglo XVI y la lucha por el Mediterráneo

El siglo XVI fue un periodo de profundos cambios y conflictos en Europa y el Mediterráneo. La expansión del Imperio Otomano, que desde el siglo XV había ido consolidando su poder en el sureste europeo y en el norte de África, representaba una seria amenaza para las potencias cristianas occidentales. Enfrentándose a esta creciente influencia otomana, se encontraba la Monarquía Hispánica de Felipe II, que gobernaba un vasto imperio que abarcaba España, territorios en Italia, los Países Bajos y una extensa red de provincias en América.

En este contexto de tensión geopolítica, el Mediterráneo se convirtió en un escenario clave de confrontación. Los otomanos, liderados por Selim II, buscaban consolidar su dominio sobre la región y ampliar su influencia en Europa, lo que llevó a una serie de enfrentamientos con los reinos cristianos, especialmente con España y la República de Venecia. Para frenar la expansión otomana, en 1571 se formó la Liga Santa, una coalición de potencias cristianas impulsada por el Papa Pío V y conformada por España, Venecia y los Estados Pontificios, entre otros aliados.

La Batalla de Lepanto y la leyenda del Cristo

El 7 de octubre de 1571 tuvo lugar la decisiva Batalla de Lepanto, una contienda naval en la que la Liga Santa se enfrentó a la flota otomana en aguas del golfo de Patras, cerca de la costa griega. Fue una de las batallas más importantes de la historia (según Miguel de Cervantes, la más importante), no solo por su magnitud, sino porque supuso un punto de inflexión en la lucha por el control del Mediterráneo, frenando la expansión otomana hacia Occidente.

Según la tradición, el Cristo de Lepanto estuvo presente en la batalla a bordo de una de las galeras de la flota española. Se cuenta que la imagen iba en la nave capitana de Don Juan de Austria, el comandante de la Liga Santa. Durante el combate, una bala de cañón enemiga se dirigía hacia la figura, pero en el último momento el Cristo inclinó su cuerpo hacia un lado para esquivarla, adoptando la postura que mantiene hasta el día de hoy. Este milagroso acontecimiento consolidó la devoción por la imagen y reforzó su vinculación con la victoria de la Liga Santa.

Tras la batalla, el Cristo de Lepanto fue trasladado a Barcelona y entronizado en la Catedral, donde se convirtió en una de las reliquias más veneradas de la ciudad. Su singular inclinación es un rasgo distintivo que ha alimentado su leyenda y ha fortalecido su significado religioso, convirtiéndolo en símbolo de protección y milagro. A lo largo de los siglos, la imagen ha sido objeto de numerosas peregrinaciones y continúa siendo un punto de referencia para la fe cristiana en Cataluña.