
Historia
El día que Barcelona rechazó construir la Torre Eiffel en la ciudad
El monumento parisino podría estar donde actualmente se encuentra el célebre Arco del Triunfo barcelonés

Barcelona es una ciudad que respira arte, cultura e historia en cada rincón. Desde la Sagrada Familia hasta el Parque Güell, pasando por las playas de la Barceloneta y la animada Rambla, la capital catalana ofrece una experiencia única a quienes la visitan. Su rica arquitectura modernista, su gastronomía y su vibrante vida urbana la han convertido en un destino imprescindible para millones de turistas cada año.
De hecho, Barcelona es la ciudad más visitada de España y una de las más importantes de Europa, tanto por su prestigio cultural como por su proyección internacional. Este magnetismo la sitúa como un referente global, consolidándola como un lugar de encuentro entre la tradición y la modernidad.
Uno de los monumentos que más destacan en la ciudad es el Arco del Triunfo, una imponente estructura de ladrillo rojizo que da la bienvenida al Paseo de Lluís Companys. Construido con motivo de la Exposición Universal de 1888, este arco combina un estilo neomudéjar con un diseño lleno de simbolismo, que refleja la apertura y el progreso de la ciudad. Pero, ¿sabías que este lugar podría haber albergado la Torre Eiffel?
Barcelona dijo no a la Torre Eiffel
Parece difícil de imaginar, pero en 1886, el ingeniero Gustave Eiffel presentó su proyecto de una torre de hierro forjado a las autoridades de Barcelona como propuesta para la Exposición Universal que se celebraría dos años después. Sin embargo, la ciudad rechazó la idea, argumentando que la torre era demasiado cara, extravagante y no encajaba con la estética de Barcelona.
El lugar que Eiffel tenía en mente para erigir su monumental estructura era precisamente donde hoy se alza el Arco del Triunfo. Al rechazar el proyecto, Barcelona optó por una solución más en línea con su identidad arquitectónica: un arco majestuoso que simbolizara la entrada a la Exposición Universal y, al mismo tiempo, mostrara el esplendor cultural y artístico de la ciudad.
A pesar de esta decisión, la Torre Eiffel encontró su lugar en París, donde se convirtió en uno de los monumentos más famosos del mundo. Mientras tanto, Barcelona continúa luciendo su Arco del Triunfo, un símbolo que, aunque menos icónico a nivel global, es un reflejo de la esencia de la ciudad y su compromiso con un diseño propio y distintivo.
✕
Accede a tu cuenta para comentar