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Historia

Esta palabra que marcó la historia de España tiene su origen en el catalán

La peseta fue la moneda oficial de España durante más de un siglo, desde 1868 hasta la llegada del euro en 2002

Moneda de 100 pesetas de la I República (1870) La Razón

La peseta no fue solo una moneda. Fue un símbolo nacional que acompañó a generaciones de españoles hasta bien entrado el siglo XXI, un referente que aún hoy sigue presente en la memoria colectiva. Sin embargo, lo que muchos desconocen es que la palabra que bautizó a la divisa más célebre de España no nació en Madrid ni en Castilla, sino en Cataluña, como diminutivo de otra voz con varios siglos de antigüedad.

Etimológicamente, peseta proviene del catalán peçeta, diminutivo de peça (“pieza”), lo que equivaldría a “piececita”. Ya en el siglo XV, en tierras catalanas, se utilizaba este término para designar monedas pequeñas de plata, y con el tiempo la denominación se fue extendiendo hasta aparecer en documentos oficiales y diccionarios.

El propio Diccionario de Autoridades de 1737 recoge la palabra y la define como “la pieza que vale dos reales de plata de moneda provincial, formada de figura redonda. Es voz modernamente introducida”. Una definición que muestra que la peseta era ya, en aquel entonces, una expresión de uso habitual aunque todavía no oficializada.

Las primeras monedas con nombre propio

Aunque el término se popularizó en el habla cotidiana, la primera moneda en la que apareció grabada la palabra pesetas se acuñó en Barcelona en 1808, durante la ocupación napoleónica. Se trataba de una pieza de dos pesetas y media, a la que siguieron, apenas un año más tarde, nuevas emisiones de una y cinco pesetas, equivalentes en tamaño y peso a las de ocho reales. Estas monedas circularon durante los años de la Guerra de Independencia española y marcaron el inicio del uso oficial del término.

Incluso en Baleares, en 1823, se realizó de manera esporádica una acuñación de cinco pesetas. Posteriormente, bajo el reinado de Isabel II, en los años 1836 y 1837, se volvieron a emitir monedas con la inscripción de una peseta, utilizadas por la reina para pagar a sus tropas durante la Primera Guerra Carlista. A raíz de ello, los soldados que recibían ese salario fueron conocidos popularmente como peseteros.

El decreto de Figuerola

La verdadera consagración de la peseta llegó con la Revolución Gloriosa de 1868, que derrocó a Isabel II y dio paso a un gobierno provisional encabezado por el general Serrano. El ministro de Hacienda, Laureano Figuerola, firmó el 19 de octubre de ese año el decreto que establecía la peseta como unidad monetaria oficial del Estado español, sustituyendo al escudo.

La decisión respondía a razones políticas y económicas. Por un lado, se trataba de borrar de la circulación los símbolos de la monarquía borbónica recién depuesta. Por otro, se buscaba la implantación definitiva del sistema métrico decimal y la integración en la Unión Monetaria Latina, lo que facilitaba las equivalencias con otras divisas europeas. Fue así como un diminutivo catalán acabó dando nombre a la moneda de todo un país.

Una moneda que marcó generaciones

La peseta se mantuvo como moneda de curso legal en España y sus territorios de ultramar desde 1868 hasta el 28 de febrero de 2002, cuando fue sustituida por el euro. Durante los dos primeros meses de ese año, convivió con la nueva divisa europea en los bolsillos de los ciudadanos, hasta ser retirada definitivamente de la circulación en marzo.

Aun así, el recuerdo de la peseta perduró mucho más allá de su desaparición. En 2020 se estimaba que los españoles conservaban todavía en sus casas alrededor de 1.590 millones de euros en pesetas, ya sea como recuerdo sentimental o como simple olvido. El Banco de España permitió cambiarlas hasta el 30 de junio de 2021, manteniendo fijo el histórico tipo de conversión: 1 euro = 166,386 pesetas.