Sanidad Pública
«La Generalitat ha normalizado atender a los pacientes en los pasillos de los hospitales de Cataluña»
Xavier Lleonart, secretario general del sindicato Metges de Catalunya
El sector sanitario catalán no ha empezado 2024 con buen pie. Desde hace unas semanas los centros asistenciales están recibiendo a un gran número de pacientes con enfermedades respiratorias, un problema que hasta ha obligado a algunos a reorganizar su actividad quirúrgica para liberar camas. A ello se le suman las huelgas y manifestaciones de algunos profesionales del sector, como las enfermeras, que protestan contra el III Acuerdo del Insitut Català de la Salut para conseguir mejoras laborales. Por su parte, el Govern y la conselleria de Salut se excusan echando las culpas al Gobierno Central, que es quien dicen que tiene las competencias y el responsable de la infrafinanciación del sector. En conversación con el periódico, Xavier Lleonart, el secretario general del sindicato Metges de Catalunya, nos contó cómo se está viviendo esta situación.
¿Cómo están siendo estos días con el aumento de pacientes con virus respiratorios?
Por desgracia, te diría que como cada año, o peor. El problema es que tenemos una sanidad que en dispositivos y en recursos está dimensionada para la población que había hace 10, 15, 20 años, la de los 6 millones de habitantes, y en la actualidad somos 8. Por lo tanto, los diez años de recortes, en los cuales no hubo ningún tipo de inversión, están pasando factura ahora.
Se habla de falta de previsión...
Está claro. Hay una ausencia total y absoluta de previsión y de planificación. ¿Alguien pensaba que este año no tendríamos epidemia de virus respiratorios? Es una situación fácilmente previsible, no está pasando este año nada que no hubiera pasado el año pasado, o incluso hace cuatro o cinco años. Es alucinante que tengamos que hacernos los sorprendidos como si no hubiera pasado nunca.
¿Crees que es por esta falta de previsión que el Govern niega un colapso de los centros?
El Govern negará absolutamente que haya un colapso en la situación, en cualquier situación. El director asistencial de Catsalut dijo el otro día que se habla fácilmente de colapso cuando la definición de colapso no se da. Para él, un colapso es cuando un servicio público no puede atender a la población en condiciones. Yo tengo ejemplos de más de uno y más de dos centros hospitalarios que los días 30 y 31 de diciembre del año pasado tuvieron colapso. Porque, ¿cómo defines tú que un hospital tarde ocho horas en atender un paciente que viene en ambulancia? Si eso no lo defines como colapso, yo ya no sé qué es colapso. Desde el Govern se ha normalizado que la gente esté mal atendida y con riesgo para su seguridad clínica, que atendamos a los pacientes en los pasillos. Si normalizamos eso, entonces ¿cómo se va a hablar de colapso?
De hecho, algunos hospitales están reorganizando su actividad quirúrgica para liberar camas...
Se dice que mayoritariamente, salvo algún caso aislado, no se han suspendido cirugías. Y es cierto, hay pocos casos de gente de hospitales que han llamado a pacientes que estaban programados para operar y les han llamado para decirles que necesitaban su cama para pacientes de urgencias. Pero lo que nadie dice, y es igual de escandaloso, es que la mayor parte de centros, lo que están haciendo es dejar de programar cirugías que requieren ingreso. En cambio, priorizan las que no lo requieren.
Vuelve a ser obligatorio el uso de la mascarilla en los centros asistenciales. ¿Ves necesaria implantarla en otros espacios?
De las pocas cosas que yo creo que deberíamos haber aprendido como consecuencia de la pandemia es que las mejores medidas de prevención son la vacunación y la protección física ante virus o bacterias que se transmiten por vía respiratoria mediante el uso de la mascarilla. Hay culturas, como la japonesa, que lo tienen muy bien interiorizado, para protegerse y proteger a su entorno. Nosotros necesitamos que nos lo impongan, porque, si no, no somos capaces de tener esa iniciativa. La mascarilla debería ser, por conciencia social, una autoimposición de la población cuando uno tiene más mínimo problema respiratorio. De este modo, seguramente, no sería necesario imponer su uso en determinados ámbitos.
El III Acuerdo del Institut Català de la Salut está despertando polémica en algunos colectivos. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
Mi opinión es moderadamente positiva. Obviamente, no es perfecto, es absolutamente insuficiente. Pero lo firmamos porque recogía algunas de las mejoras que nosotros reivindicábamos y nos parece un punto de partida interesante para avanzar. ¿Es el acuerdo que yo hubiera redactado? Está claro que no, porque no soluciona buena parte de los problemas que tiene la sanidad.
¿Cómo es el diálogo con la conselleria?
Cuando vienes de años de situaciones reiteradas de negación del diálogo del Govern con el colectivo médico, lo que ocurre es que el hecho de haya un mínimo, aunque no satisfaga ni la tercera parte de nuestras demandas, ya es un progreso. Es muy triste celebrar esto.
¿Cuáles son las demandas más urgentes que hacéis desde el sindicato?
Para nosotros el problema más grande es la planificación. Hay una ley de 2014 que obliga a tener un censo y un registro de profesionales sanitarios con nombre, lugar de trabajo, especialidad. Diez años después, ese censo sigue sin existir. ¿Cómo puedes satisfacer y planificar las necesidades sanitarias de una población si no sabes ni tan siquiera lo que tienes? Pedimos que se sienten y nos escuchen de verdad. Que entiendan que tener contentos a los profesionales no solo se soluciona pagándoles más, sino también con unas condiciones adecuadas, y atender al paciente en el pasillo se aleja mucho de esto. Queremos atender bien y poder ejercer la profesión con dignidad. Hemos perdido la dignidad como profesionales.
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