Entrevista
«Es importante reducir las listas de espera para evitar que se prolonguen trastornos alimentarios»
Fernando Fernández, jefe de la Unitat de TCA del Hospital Universitario de Bellvitge e investigador adscrito al Idibell
La semana pasada, una quincena de expertos a nivel mundial en el estudio y tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria participaron en un simposio internacional en el que se puso especial énfasis en al cronicidad y el manejo de los pacientes de larga duración.
¿Es posible superar un trastorno de la conducta alimentaria? ¿Cuál es el abordaje convencional?
Sí que es posible superarlo, pero en algunos casos, en torno al 40%, se recupera parcialmente o no se recupera. En el tratamiento habitual deben estar involucrados equipos multidisciplinares y hay distintas orientaciones, que dependerán de la edad de los pacientes. En los infanto-juveniles o adolescentes, el enfoque es más familiar y nutricional, mientras que el abordaje es más de corte cognitivo-conductual en el caso de adultos. En los casos en los que la comorbilidad que conlleve así lo requiera, habrá una combinación de tratamiento psicológico con tratamiento farmacológico.
El porcentaje de pacientes que no responden al tratamiento es significativo
El 40% es un porcentaje elevado hasta cierto punto. Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) tienen una evolución de largo recorrido. El que un paciente se recupere parcialmente significa que el trastorno aún sigue afectando, sigue teniendo un impacto en el día a día y esa persona tiene siempre una preocupación por la alimentación y el peso. Este porcentaje del 40% puede variar en función de la edad del paciente y la duración del trastorno. A menor edad y menor duración, habrá más casos que se podrán recuperar, mientras que en los casos con una evolución más larga, el resultado puede variar. De ahí que sea tan importante la reducción de las listas de espera, un acceso rápido a las unidades de tratamiento especializadas... Es importante acudir a un especialista lo antes posible.
¿Qué se entiende por un paciente de larga duración o crónico?
En general, no nos gusta usar el concepto cronicidad, porque va asociado a que el paciente no se va a curar nunca. Cuando hablamos de larga duración nos referimos a al menos 10 años de padecer un TCA en el que han fracasado tratamientos previos en etapa juvenil y como mínimo dos tratamientos en la etapa adulta. Se trata de pacientes que, aunque en un momento dado el tratamiento pueda dar resultado, hay recaídas y vuelve a empezar el problema. Cuando uno habla de cronicidad es que tiene una evolución que va a durar mucho tiempo . No estamos hablando de que no va a haber curación, sino que estamos indicando al paciente que se trata de una carrera de largo recorrido, en la que, aunque uno se pueda recuperar en un par de años, se requiere una continuidad asistencial. Y cuando hablamos de casos con tendencia a la cronicidad, sobre todo son casos que tiene tendencia a que el tratamiento no suela dar el resultado esperado y, por lo tanto, que haya recaídas y eso lo único que nos quiere indicar es que son personas que necesitan un mayor soporte profesional, familiar y social y el uso de otro tipo de abordajes que no se hayan intentado hasta entonces. Son pacientes más resistentes a un tratamiento y, por lo tanto, hay que optar por otras estrategias que no habíamos utilizado.
Igual que han aumento los casos de TCA, ¿han aumentado también los de cronicidad y larga duración?
Han aumento los TCA claramente y, sobre todo, a raíz del COVID, y se han incrementado los casos de larga duración, evidente, porque si hay casos que no se van recuperando, conforme van avanzando los años, cada vez hay más casos en el sistema. No es inusual que nos encontremos en nuestras unidades casos de 50 años que llevan 30 años con el trastorno. Por este motivo, es importante actuar con estos casos, porque si no se van quedando perdidos en su casa o en el sistema a nivel de Primaria y se van enquistando
¿Cuáles son aquellos factores determinantes en lo relativo a la evolución del paciente?
No hay predictores claros, pero hay distintos factores que influirán, como son ciertos rasgos de personalidad como rigidez, perfeccionismo o impulsividad. El tener un menor soporte familiar o social, el haber vivido experiencias traumáticas o las comorbilidades asociadas también pueden influir en la evolución del TCA.
¿Cómo es el manejo de los pacientes de larga duración?
Hay dos opciones. O bien hemos de dosificar el tratamiento a otra velocidad, es decir, el paciente no está preparado al principio para hacer toda una serie de cambios y, por lo tanto, hemos de modularlos con el paciente y con la familia. O, en el caso de que no sea eso, sino que el tratamiento realmente no haya dado resultado, hay que probar otras opciones. En Cataluña desde enero existe una unidad específica solo para casos de larga duración, donde hacemos un abordaje más amplio y distinto: la alimentación y el peso no es lo principal y trabajamos mucho aspectos motivacionales y de calidad de vida, así como de funcionalidad a nivel social, es decir, ver cómo podemos recuperar una serie de soportes familiares y de qué manera puede el paciente volver a engancharse a la vida. Suelen ser tratamientos en los que están ingresados unos tres o cuatro meses, en un ambiente más abierto y no son tratamientos coercitivos en función del peso y la alimentación, y luego tendrán continuidad en la unidad que les corresponda.
¿Existe investigación?
Dado que a nivel farmacológico existen pocas opciones, se intentan otros tipos de abordajes que puedan dar resultado, tanto a nivel interpersonal o familiar, como a nivel de neuroestimulación o estimulación cerebral, que se están usando en otros trastornos mentales, sobre todo en los más resistentes.
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