Incivismo

Quejas vecinales por el "macrobotellón pijo" de la calle Mandri

La Guardia Urbana desalojó a 2.000 jóvenes en una concentración de jóvenes la noche del día de Navidad

Agentes de la Guardia Urbana, en el Raval
Agentes de la Guardia Urbana, en el RavalGoogle

Como ya viene siendo habitual desde 202, la Guardia Urbana tuvo que intervenir un macrobotellón multitudinario que se organizó la tarde-noche de Navidad en la calle Mandri, en el distrito de Sarrià-Sant Gervasi. En la fiesta se concentraron 2.000 jóvenes, y la policía municipal tuvo que cortar el tráfico adyacente para evitar complicaciones, algo que no gustó a algunos de los vecinos.

«Vamos a ver, resulta que en la calle Mandri hay 1000 cayetanos haciendo botellón y la Guardia Urbana les cierra la calle para que estén tranquilos» o «No doy crédito con el botellón pijo en la calle Mandri. Y la Guardia Urbana les corta la calle para colaborar con la fiesta», exclamaron algunos en referencia a que la policía cortase el tráfico en vez de desalojar.

«Es lo de cada año», se resignaron otros por la fiesta que reciben cada Navidad al lado de sus casas. «Me parece una vergüenza, porque ya es el cuarto año que pasa esto. Prácticamente no puedo acceder a mi casa», reclamó otra de las afectadas por la multitudinaria fiesta. La vecina también criticó la «falta de higiene» de la calle después del botellón, que se suele alargar hasta la madrugada.

El encuentro había comenzado sobre las ocho de la tarde del miércoles y, pocos minutos después, la calle de la zona alta de Barcelona ya acumulaba centenares de personas, según la Guardia Urbana. Los asistentes compraron las bebidas en los propios supermercados de la zona y en los bares que ofrecían combinados para llevar.

Botellón controlado

El año pasado muchos establecimientos proveedores de bebidas se enfrentaron a multas de más de 4.000 euros, a pesar de asegurar que ellos no tenían nada que ver con la aglomeración. «La gente entraba con empujones», recuerda una restauradora de esta calle, que añade que tenía a «cuatro camareras que no daban abasto».

Otro de los hechos que denunciaron los bares de la zona es que en ningún momento la policía pareció tener intención de desalojar a los congregados en Mandri el año pasado. La policía municipal únicamente cortó el eje, entre las calles de Bertrand i Serra y la de Maó, y no desalojó a los jóvenes del botellón hasta la 1 de la mañana, algo que también indignó a los vecinos, que han tenido que enfrentarse a las mismas molestias y perjuicios este año.

Sin embargo, este año, para evitar sanciones económicas o laborales, las terrazas de los bares de la calle se han mantenido cerradas desde las cinco de la tarde. Del mismo modo, los locales llegaron a un acuerdo con el Ayuntamiento para no rebasar el aforo interior de los establecimientos abiertos y asegurarse de que ninguno de los clientes salga a la calle con bebidas y, así, no ser recibir multas.

Desalojo sin incidentes

Tal y como explican fuentes del ayuntamiento, la policía había preparado este año un dispositivo para garantizar «el civismo, la convivencia y la seguridad viaria».

Por todo ello, este año el macrobotellón multitudinario llegó a su fin hacia las 00:45 horas, cuando la policía municipal desalojó a los 2.000 jóvenes que se habían reunido para beber. La acción se produjo sin ningún tipo de incidente ni ninguna violencia.

Los vecinos, sin embargo, se quejaron igualmente porque no entienden que la reunión se haya permitido siquiera durante un rato. Para ellos, debería haber habido dispositivos policiales para evitar las primeras aglomeraciones.