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Retrato

"Rezo todos los días, y en catalán": la cara más personal de Salvador Illa

El president de la Generalitat protagoniza una entrevista personal donde habla de Dios, de su catalanismo y de su vinculación con España

"Rezo todos los días, y en catalán": la cara más personal de Salvador Illa 3CAT

El president de la Generalitat, Salvador Illa, ha dejado por una vez el traje institucional para mostrarse en su faceta más personal. Sin pelos en la lengua, habla de su fe en Dios, de su catalanismo, de su vinculación con España, de su etapa como ministro de Sanidad o del referéndum del 1O. Lo hace en una entrevista íntima al programa Col·lapse, de 3Cat. La conversación con Ricard Ustrell, grabada en la iglesia de Santa Agnès de Malanyanes, en su localidad natal, La Roca del Vallès, permite ver una faceta más desconocida del líder socialista: la del hombre creyente, discreto, familiar, reservado… pero no aburrido, asegura.

“No creo que sea una persona aburrida, sinceramente. Tímido, sí, un poco, pero hay momentos para todo. Uno tiene que soltarse de vez en cuando y ser quien es”, confesó. Illa, formado en Filosofía y criado en una familia trabajadora del Vallès Oriental, reconoce que aún conserva el espíritu de curiosidad que le llevó a estudiar una carrera poco habitual para un “buen alumno” como él: “Podría haber hecho ingeniería, pero decidí hacer filosofía porque era lo que más me atraía”. Además, dice Illa, ese espíritu de filósofo, de navegar entre dudas y certezas, es el que le ayuda para sobrevivir en política y conciliar ambiciones con "buscar el bien común": “Nunca he traicionado a nadie en conciencia pero seguro que en algún momento he hecho alguna cosa que ha molestado a alguien”.

Fe y amor

Durante la conversación, Illa también habló de su fe religiosa. “Creo en Dios, porque creo que hay un sentido de trascendencia. No voy a misa cada día ni cada semana, pero cada día rezo e intento conducirme conforme a mi fe religiosa. Hago un balance de cómo ha ido el día, intento autoanalizarme y pido fuerzas e inspiración para el día siguiente”. Aunque dice practicar “a su manera”, no oculta la influencia de la formación católica que recibió en su entorno familiar.

Illa no ve contradictoria su fe religiosa con sus segundas nupcias: "Creo que el Papa Francisco inició un camino muy interesante en ese sentido (apertora) y ojalá el Papa León siga por la misma senda", comenta al hablar de un Papa con el que se reunió y, dice, recuerda mucho un consejo que le dio: "No pierdas la proximidad con el pueblo".

En el terreno sentimental, el president reveló cómo conoció a su esposa, Marta Estruch, con quien se casó en segundas nupcias. “Nos conocimos a raíz de una situación personal difícil: una desgracia que vivió mi hermano con su pareja. Marta trabajaba con él y, a partir de eso, nos conocimos. A veces, de una situación triste puede salir algo bonito”. Asegura que fue él quien dio el primer paso: “Me llamó la atención, conseguí que nos viéramos e intenté seducirla. Como hacemos todos, ¿no?”.

También se pronunció sobre la conciliación entre la política y la vida familiar. “Cataluña y la familia son dos prioridades que no son incompatibles. A veces es difícil compaginarlas, pero no se excluyen. Ambas son muy importantes”.

Catalán y español

Sobre su identidad, Illa se mostró claro: “Ser catalán es ser yo mismo. Yo soy de aquí, igual que mis padres y abuelos. Mi lengua materna es el catalán, rezo en catalán, hablo en la intimidad en catalán, aquí en La Roca aprendí a bailar sardanas, mi madre hace crema catalana. Es mi identidad, es ser yo mismo”. Sin embargo, dice Illa, “esto no me impide un sentimiento de vinculación con el resto de territorios de España o con Europa, cuando viajo fuera de Europa se me genera un cierto sentimiento de identidad europeo. Ser catalán no me impide tener otras identidades superpuestas. No me cierra puertas, al contrario, me abre"

Sobre el referéndum del 1 de octubre, Illa admitió haberlo vivido “con dolor y pena”, y aseguró que desde entonces su objetivo ha sido intentar “recoser y entender” lo ocurrido. Dijo haber comprendido algunas cosas, pero manifestó su voluntad de seguir profundizando en ese entendimiento: “Quiero entender más, y quiero que intenten entenderme a mí también”. Mostró empatía hacia los dirigentes independentistas al afirmar que desea comprender cómo vivieron ellos aquellos días, al tiempo que pidió reciprocidad: “Quiero que entiendan cómo lo vivimos nosotros, los que no somos independentistas”.

En un tono conciliador, recordó que, aunque en su familia más cercana no hay independentistas, sí los tiene entre sus amigos. Durante el procés, relató, hicieron lo posible por mantener intactas las relaciones personales: “Intentábamos no romper la amistad ni la relación”. Para Illa, nadie sobra en Cataluña. Reivindicó la convivencia entre proyectos políticos distintos, siempre que se defiendan dentro del marco legal vigente: “No concibo un país en el que una persona independentista no pueda defender su proyecto, igual que uno que no lo es también pueda hacerlo”.

Por último, rememoró uno de los momentos más duros de su etapa como ministro de Sanidad durante la pandemia: “La limitación del aforo en los funerales fue lo más difícil. Que la gente no pudiera despedirse de sus seres queridos fue muy doloroso”.

Una entrevista inusual que permite ver al president Illa más allá del atril, revelando una mirada introspectiva.