Mito musical

Tete Montoliu, el Messi del jazz

Un libro de Pere Pons Macias proporciona un completo y coral retrato del mítico pianista barcelonés

Tete Montoliu durante una de sus actuaciones
Tete Montoliu durante una de sus actuacionesXavi Mercadé

Nombrar a Tete Montoliu es hacer referencia a una de las mejores cosas que le han pasado a la música jazz en nuestro país. El pasado 26 de agosto se cumplieron 26 años del fallecimiento del gran pianista. Pero al gran músico le faltaba una biografía que repasara de manera exhaustiva una vida tan rica como compleja. Eso es lo que encontramos en «‘Round about Tete», escrito por el periodista Pere Pons Macias y publicado por Libros del Kultrum.

Una de las muchas virtudes de esta obra es que es una mirada al músico a través de algunas de las personas que lo trataron y trabajaron a su lado. Por otra parte, el autor se encarga de deshacer algunos mitos, como la tan repetida y realmente inexistente admiración de Woody Allen hacia Tete Montoliu.

Fue la madre del pianista la primera en llevar al niño Vicenç Montoliu hacia el camino del jazz, mientras que de su padre, músico profesional, no recibió ni una lección. Si merecía o no que se dedicara a estudiar música, fue algo que un gran compositor llamado Frederic Mompou preguntó a otro gigante llamado Joaquín Rodrigo: «Si el chico tiene aptitudes, que lo tome a su cargo. Enseñar a un ciego [como era el caso tanto de Montoliu como de Rodrigo] no es más fácil ni más difícil, tan solo requiere voluntad», dijo el autor del celebérrimo «Concierto de Aranjuez».

Por las páginas del libro encontramos las voces de familia, amigos y, especialmente, músicos, los que tocaron con él y los que que siguen admirándolo profundamente. Es el caso de Paquito D’Rivera quien también firma el prólogo de la biografía. El músico cubano rememora la primera vez que lo escuchó. «Ese personaje era un fenómeno, un auténtico ciclón. Qué bonito lo hacía todo y que swing tenía. Realmente increíble. Y pese a tocar con un estilo ya tan asimilado como era el bepop, tenía una fluidez y una gracia tan particular que nos dejaba deslumbrados, Todo lo que hacía estaba vivo, ¡era actual!», asegura D’Rivera en el libro.

Igualmente interesante es el testimonio de Valentí Grau, uno de los fundadores en 1971 de la Jazz Cava de Terrassa, local en el que tantas veces estuvo Tete Montoliu tocando buena música. Grau expone que «Tete era un gran solista, pero a la hora de acompañar todos lo querían cerca, porque nadie lo hacía como él. Durante muchos años, los músicos estadounidenses, cuando venían a Europa, agendaban sus giras en función de la disponibilidad de Tete. Era nuestro Messi».

Lluís Cabrera, el fundador de Taller de Músics, es otra de las personas que mejor conoció al pianista. Él fue uno de los responsables de que Tete Montoliu y Mayte Martín se unieran para realizar una serie de conciertos con una personalísima aproximación al mundo del bolero. Cabrera, por ejemplo, rememora que «discutíamos más de política que de música. Él siempre decía que era del ala izquierda de Convergència y yo le pedía que me explicase qué significaba eso. Allí también constaté que podía cambiar de humor de repente, y eso te hacía estar siempre atento. Le molestaba que le siguieras la corriente o que le hicieras la pelota. Prefería la disputa al halago. Aunque aquí, en su ciudad, se sentía querido, más de una vez me decía que se sentía más respetado en Madrid que en Barcelona».

El contrabajista Horacio Fumero fue, junto con el baterista Peer Wyboris, compañero de Montoliu en el trío estable que el pianista creó a principios de la década de los ochenta y que estuvo en activo hasta el final de los días del biografiado. Su testimonio en la obra de Pere Pons Macias nos ayuda a saber que Tete Montoliu era incondicional de Borges, Cortázar o Benedetti, pero que también podía tener noches realmente malas sobre el escenario. Eso es lo que sucedió en una actuación en Cerdanyola con Mayte Martín. «Nunca le había visto tan mal, y nos hizo a todos la vida imposible. Pero el que peor lo pasó fue él. Si algo se le puede reprochar a Tete es su relación con las mujeres, en ese tema, por lo general, fue un absoluto desastre. Aunque suerte tuvo, al final, de conocer a Montse [su última esposa]», explica Fumero. En aquel concierto, Tete Montoliu, como recogen las críticas del momento, decepcionó al público. El contrabajista señala que «esa noche en Cerdanyola, debido precisamente a un derrumbe emocional exacerbado por el hecho de que alguien le proporcionó el consuelo del whisky, un poco más y todo acaba en desgracia».