
Descubrimiento
En 1982 científicos grabaron extraños sonidos en las profundidades del océano: cuatro décadas después han descubierto de qué se trata
Aquellos ecos registrados en las aguas cercanas a Nueva Zelanda se le atribuyen a un fenómeno biológico fascinante

En las profundidades del Océano Pacífico, un misterio que comenzó en 1982 ha encontrado una posible explicación tras décadas de análisis e investigación. Aquellos sonidos extraños registrados en las aguas cercanas a Nueva Zelanda, que inicialmente desafiaron la comprensión científica, ahora se atribuyen a un fenómeno biológico fascinante.
El descubrimiento inicial
En julio de 1982, investigadores neozelandeses llevaron a cabo un experimento para mapear el paisaje acústico de la cuenca del sur de Fiji. Durante esta expedición, capturaron sonidos repetitivos, descritos como una serie de cuatro breves ráfagas que se asemejaban a un graznido. Este peculiar patrón sonoro fue apodado "Bio-Duck" por su semejanza con el graznido de un pato.
En aquel entonces, los científicos dudaron de que el origen de estos sonidos fuera biológico debido a su alta regularidad. Sin embargo, al compartir sus hallazgos con sus compañeros australianos, identificaron patrones similares en otras grabaciones provenientes de diversas regiones del Pacífico. Esto llevó a un consenso inicial, que los sonidos eran producidos por algún tipo de vida marina.

Una mina de oro para la investigación acústica
A pesar de la falta de certezas, los datos obtenidos en 1982 resultaron ser un tesoro para el estudio del sonido en el océano. A partir de 1986, los investigadores comenzaron a analizar minuciosamente las grabaciones, descubriendo información inédita sobre la acústica marina y los sonidos emitidos por diferentes animales, incluidos los mamíferos marinos.
En aquel momento, la tecnología para estudiar los paisajes sonoros submarinos estaba en sus primeras etapas, lo que hacía de cada hallazgo un avance emocionante para la comunidad científica.
La conexión con las ballenas minke antárticas
Aunque no se ha identificado de forma concluyente el origen de los sonidos, los investigadores han planteado que podrían ser emitidos por ballenas minke antárticas. Esta hipótesis se basa en registros de sonidos similares captados en aguas antárticas años después. Sin embargo, la falta de evidencia visual que asocia directamente a las ballenas con los sonidos ha mantenido abierta esta incógnita.
¿Una conversación en las profundidades?
Lo más intrigante es la teoría de que estos sonidos representan una forma de comunicación entre animales. Gracias a una antena acústica equipada con hidrófonos, los científicos pudieron determinar la dirección de los sonidos. Los datos revelaron algo asombroso, parecía haber múltiples "hablantes" en distintas ubicaciones del océano. Cuando un emisor sonoro hablaba, los demás permanecían en silencio, como si escucharan, para luego responder de manera ordenada.
Esta interacción sugiere que los sonidos podrían ser una conversación, tal vez relacionada con la coordinación de actividades, la comunicación entre padres y crías, o incluso una simple reacción ante la presencia del barco que remolcaba los hidrófonos.
Nuevas tecnologías, nuevas respuestas
En noviembre de 2023, el investigador Ross Chapman presentó más evidencias sobre estos sonidos durante una reunión de la Acoustical Society of America. Su análisis incluyó la forma de onda y el espectro de las grabaciones, reforzando la idea de que se trata de interacciones acústicas entre varios animales.
Aunque el enigma no se ha resuelto por completo, los avances tecnológicos y el análisis continuo de los datos podrían finalmente revelar la naturaleza exacta de estas "conversaciones" en las profundidades del océano. Lo que comenzó como un misterio insondable se perfila como un testimonio de la complejidad y riqueza de la vida marina.
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