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Cómo interpretar los resultados de las pruebas de Covid19

Un positivo en las diferentes pruebas de Covid19 significa cosas diferentes. Repasemos el significado de cada una de ellas

A medical specialist holds a positive test for the novel coronavirus (2019-nCoV) in a clinic in Moscow
Un especialista sostiene un test rapido del coronavirus. La M indica IgM, la G indica IgG, la C es para control.MAXIM SHEMETOVReuters

En este momento, tenemos a nuestra disposición diferentes tipos de pruebas de detección de la Covid19, necesarias para evaluar el estado de la pandemia y diagnosticar cada caso sospechoso. Pero un positivo en una u otra prueba nos aporta información muy diferente sobre la relación del paciente con el coronavirus, y es bueno saber interpretar estos resultados correctamente. Demos un repaso a las diferentes pruebas y su significado.

Interpretar la PCR.

La primera prueba que se puso a punto hace semanas fue la Reacción en Cadena de la Polimerasa, más conocida por sus siglas en ingles PCR. Esta debe ser realizada en un laboratorio especializado y se obtiene el resultado en unas horas. Su objetivo es identificar la presencia del material genético del virus en las muestras de mucosa o sangre del paciente.

Una prueba de PCR positiva implica que el coronavirus está presente en la muestra, en una concentración suficiente como para contagiar a otras personas. Sin embargo, este positivo no refleja la evolución de la enfermedad, ya que los síntomas de la Covid19 cambian en cada paciente, desde ser asintomáticos a tener complicaciones graves. Para conocer el estado de la enfermedad, se usan otras pruebas como medir la saturación de oxigeno o la radiografía de los pulmones, otra prueba definitiva para reconocer la enfermedad pero que se evita realizar por la dosis de radiación que recibe el paciente.

Las pruebas de PCR salen positivas a partir del día cero de la aparición de síntomas, y un paciente permanece positivo hasta superar la enfermedad, habitualmente dos semanas después del primer síntoma. Esta prueba puede dar positivos antes de presentar los síntomas, durante el periodo de incubación del coronavirus, pero aún no está claro a partir de qué día esto sucede, ya que es complicado estudiar el momento exacto en el que cada paciente ha entrado en contacto con el virus.

Además de que necesita varias horas para obtener un resultado, uno de los puntos más débiles de esta prueba es que solo da información sobre el presente de la enfermedad. Si un paciente sale negativo no podemos saber si ya ha pasado la enfermedad o nunca la ha tenido. Por este motivo, esta prueba se usa en el diagnóstico de pacientes sospechosos y con síntomas previos, en los que nos interesa conocer si tienen la enfermedad para empezar su tratamiento.

Interpretar las pruebas serológicas.

Para testar mayores proporciones de la población y conocer el avance real de la enfermedad, tenemos las pruebas serológicas de prevalencia. Su objetivo es diferente al de las PCR, ya que no busca la presencia del virus, sino de anticuerpos contra el mismo, centrándose en las consecuencias de su paso por nuestro organismo.

El sistema inmune es capaz de reconocer y destruir amenazas externas a través de la compleja participación de diferentes órganos, células y proteínas. Es capaz de desarrollar diferentes estrategias de ataque pero no todas suceden al mismo tiempo, sino que existen especialidades y tiempos correctos para atacar a cada posible patógeno.

Los anticuerpos son proteínas que cumplen la función de unirse al patógeno extraño para que pueda ser reconocido por otras células que se encarguen de su destrucción. Para unirse, es necesario que tengan una forma que encaje con el cuerpo extraño, por lo que los primeros días de la nueva amenaza, el sistema inmune se encarga de destruir a los primeros patógenos y recoger partes del mismo para generar anticuerpos únicos capaces de unirse a este.

anticuerpos
anticuerposGetty ImagesGetty Images/iStockphoto

Nuestro sistema inmune posee hasta cinco tipos de anticuerpos diferentes, especializados en detectar diferentes tipos de patógeno y provocar diferentes respuestas del sistema inmune. Todos se nombran como Inmunoglobulinas (abreviadas como Ig) seguido de una letra que indica el tipo. En una infección vírica como la del coronavirus SARS-Cov-2, los anticuerpos más importantes son los IgM e IgG, y por eso los test serológicos están diseñados para medir los niveles de estos dos tipos de manera especifica, indicando los niveles en el resultado.

Once días después de la aparición de los sintomas, nuestro sistema inmune empieza a generar anticuerpos IgM específicos contra el virus. Son proteínas especialmente grandes, capaces de no solo unirse, sino tratar de romper la membrana del virus por su cuenta como si fuera un antiviral.

Pero estos anticuerpos tienen una acción limitada, y varios días después se generan otros tipos de anticuerpos que son la auténtica caballería: los anticuerpos IgG. Necesitan más tiempo para generarse, pero a cambio se unen mucho mejor al virus y pueden activar respuestas inmunes más potentes que favorezcan la destrucción del virus.

Lo más importante de los anticuerpos IgG es que son los responsables de la inmunidad. Cada vez que se generan anticuerpos IgG para un patógeno en concreto, estos pasan a formar parte de la memoria inmunológica, generando una pequeña cantidad constante durante años que nos protege de la posible reaparición del mismo patógeno en el futuro. Las vacunas incluyen proteínas víricas o el propio virus inactivado que favorecen precisamente esta respuesta inmune y protegiéndonos contra la enfermedad.

Los test serológicos incluyen proteínas del propio coronavirus. Al depositar la sangre del paciente, si tiene anticuerpos específicos al virus estos se unirán a las proteínas y podremos identificar su cantidad y tipo. La identificación posterior puede ser realizada mediante protocolos más elaborados en un laboratorio, o mediante técnicas simples, como la separación por tamaño, que permite reconocer la presencia de ambos tipos de anticuerpo en solo quince minutos, depositando unas gotas de sangre en una pequeña tira.

Al medir los niveles de IgM e IgG, podemos saber de manera aproximada cuándo ha sufrido el paciente la enfermedad. Los niveles de IgM serán altos a partir del día once de la aparición de síntomas, y pueden permanecer durante mes y medio en nuestra sangre. Los niveles de IgG positivos tardan más en aparecer, a partir del día quince, pero a cambio pueden permanecer elevados durante años.

Este resultado es útil para conocer la propagación de la enfermedad en la población pero no es tan útil para el diagnóstico. Un paciente con una prueba serológica positiva puede tener o no la enfermedad en ese momento, siendo complicado de adivinar especialmente con niveles altos de IgM, que indican que se ha infectado recientemente. Por ese motivo, si una prueba serológica es positiva, se acaba complementando con la PCR.

En este sentido no hay una prueba mejor que otra, sino que ambas deben combinarse y usarse de manera inteligente para diagnosticar a los enfermos y comprender el avance de la enfermedad. Solo de este modo sabremos responder de manera adecuada ante esta pandemia.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • En pacientes inmunodeprimidos la respuesta de los test serológicos puede verse afectada y salir mucho más tarde de lo normal, por lo que en este tipo de población de riesgo se prefiere siempre hacer PCR.
  • Estos valores de tiempo son aproximados y varian entre pacientes. Tambien los días de aparición de ambos tipos de anticuerpos pueden variar entre enfermedades, aquí hemos indicado los valores que sabemos actualmente para el SARS-Cov-2 según estudios previos.

REFERENCIAS: