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La imprescindible participación española en el telescopio James Webb de 10.000 millones

Aquí, en nuestro país, se han llevado a cabo investigaciones cruciales para el desarrollo del telescopio espacial más avanzado de la historia, el James Webb

GRAF9684. MADRID, 20/12/2021.- Impresión artística del telescopio espacial James Webb separándose del cohete Ariane 5 tras el lanzamiento desde el puerto espacial europeo en la Guayana francesa. En los últimos 30 años, el Hubble no solo ha revolucionado la investigación astrofísica, también nos ha dejado impresionantes imágenes del universo. Ahora es el turno del James Webb, una 'máquina del tiempo' que sondeará regiones del cosmos inaccesibles hasta ahora, gracias a tecnología con sello español. EFE/ESA / D. Ducros SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)
GRAF9684. MADRID, 20/12/2021.- Impresión artística del telescopio espacial James Webb separándose del cohete Ariane 5 tras el lanzamiento desde el puerto espacial europeo en la Guayana francesa. En los últimos 30 años, el Hubble no solo ha revolucionado la investigación astrofísica, también nos ha dejado impresionantes imágenes del universo. Ahora es el turno del James Webb, una 'máquina del tiempo' que sondeará regiones del cosmos inaccesibles hasta ahora, gracias a tecnología con sello español. EFE/ESA / D. Ducros SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)D. DucrosEFE/ESA

Hace unos meses prácticamente nadie sabía lo que era el telescopio espacial James Webb. O, al menos, nadie que no fuera aficionado o profesional de las ciencias relacionadas con el espacio. Puede que ahora, tras un exitoso lanzamiento que llevaba aplazándose 10 años, el gran público siga sin identificarlo, pero ya no son todos quienes lo ignoran. Algunos nos hemos quedado con su nombre. Tal vez ha calado por ser el telescopio espacial más grande jamás construido, o la misión espacial con el despliegue más complejo, o por costar 10.000 millones de dólares o porque su espejo de 6 metros y medio esté cubierto por una capa de oro de 700 átomos de espesor.

Son muchos los datos insólitos que la prensa ha vertido durante los últimos días y ha quedado claro la complejidad de su lanzamiento y de ese primer mes de viaje que le espera. Sabemos incluso de la gran importancia que ha tenido la doctora Begoña Vila en su desarrollo. Sin embargo, poco se ha hablado de la implicación de España en el telescopio, porque la doctora Vila ha participado desde la NASA, pero aquí, en nuestro país, también se ha estado trabajando para que el James Webb se hiciera realidad. En concreto hablamos del desarrollo de dos de los dispositivos que van a bordo del telescopio.

NIRSpec

Antes de seguir, conviene hacer un abordaje realista de la situación. Efectivamente, sin la participación de España el James Webb no habría sido posible, a no ser, claro, que otro país hubiera asumido esas competencias. No es que fuéramos indispensables, sino que la parte del trabajo del que nos encargamos como país era indispensable y, efectivamente, terminamos haciéndola nosotros. A fin de cuentas, hablamos de un proyecto de 10.000 millones de dólares donde la NASA ha llevado la mayor parte de la carga económica y la Agencia Europea ha aportado en torno a un 20%. De ese porcentaje, lo que podemos atribuir a España es mínimo, por lo que tampoco debemos malinterpretar la noticia. Ni mucho menos es que España haya sido más relevante que el resto de los países, simplemente ha estado ahí y esa producción nacional merece ser recordada.

Ambos dispositivos han sido desarrollados (en parte) por el Centro de Astrobiologia (CSIC-INTA), ubicado en Torrejón de Ardoz, en la comunidad autónoma de Madrid, pero no han sido los únicos colaboradores. Uno de los aparatos recibe el nombre de NIRSpec (espectrógrafo de infrarrojo cercano). Gracias a él se puede analizar la composición química de objetos muy lejanos, objetos cuya luz nos llega alterada por la dilatación del espacio, concretamente en la frecuencia de luz correspondiente al infrarrojo más cercano a la luz visible. El papel concreto de España en este dispositivo ha recaído en el diseño del sistema electrónico que permite controlar el instrumento, aspectos relacionados con el sistema criogénico y el cobertor que protege a todo este sistema óptico que será atravesado por la luz. En el desarrollo de este en concreto también ha participado AIRBUS España e Iberespacio.

MIRI

El otro protagonista, como hemos dicho, también ha contado con la colaboración del CSIC-INTA. Su nombre es MIRI y significa algo así como instrumento de infrarrojo medio. Se encarga de estudiar longitudes de onda del infrarrojo algo más lejanas a la luz visible de lo que estaban las de NIRISpec. Este infrarrojo medio es, concretamente, el punto fuerte del James Webb y por eso se ha invertido tanto en este dispositivo. El resultado es, posiblemente, el instrumento espacial más sofisticado para estudiar el infrarrojo medio. Como hemos sugerido antes, la luz que viene de lugares lejanos (y antiguos) del cosmos, se ve alterada, reduciendo su frecuencia y pasando del espectro visible al infrarrojo cercano y posteriormente al medio. Simplificándolo todo mucho, esto significa que el MIRI permite estudiar objetos más lejanos que el NIRISpec.

La participación del CISIC-INTA consiste, concretamente, en haber desarrollado un sistema que simula la señal del telescopio James Webb y que ayuda a calibrar en tierra el funcionamiento del MIRI. En este caso, la cámara del MIRI cubrirá una gran amplitud a costa de su resolución, que es considerada media. Sin embargo, hablamos de una tecnología de primer nivel, e incluso esa resolución “media” nos permitirá ver el universo como nunca lo habíamos visto. Este es uno de los dispositivos que nos permitirán observar galaxias lejanas, planetas extrasolares y estrellas en plena formación.

España ha estado implicada en todo esto y, aunque con un papel variable y (sinceramente) marginal, hemos tenido la suerte de arrimar el hombro en esta última aventura espacial de la humanidad, una aventura que no solo habla de ciencia y tecnología, sino de historia y poesía, de todo lo que sentimos al ver el inabarcable universo y la inmensidad de sus retoños.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Hemos de subrayar el papel de la ciencia y tecnología nacional en este tipo de proyectos tan mediáticos. Sin embargo, no es solo una palmada en la espalda, sino un recordatorio de lo que podríamos hacer con el suficiente apoyo a la investigación. Porque el factor limitante de una nación en cuestión de ciencia y tecnología no es el intelecto de sus ciudadanos, sino de cuánto se apueste por ellas.

REFERENCIAS (MLA):