Cuántica
Adiós a la computación cuántica como la conocemos: el descubrimiento de la 'partícula oscura' que lo cambiará todo
Un equipo de científicos en Japón ha logrado observar por primera vez un fenómeno que podría revolucionar la computación cuántica: el viaje de los «excitones oscuros», partículas capaces de guardar información de forma mucho más estable
Un equipo de científicos en Japón ha protagonizado un avance de primera magnitud en el campo de la física cuántica. Por primera vez en la historia, han conseguido observar de forma directa la evolución de unas partículas tan esquivas como prometedoras: los excitones oscuros. Este logro no es un mero apunte técnico, sino que abre la puerta al desarrollo de futuras tecnologías cuánticas, al permitir comprender a fondo el comportamiento de unos portadores de información con un potencial inmenso para la computación del futuro. Este tipo de hallazgos fundamentales son cada vez más frecuentes gracias a nuevas aproximaciones, y recientemente incluso se crearon sistemas para descubrir nuevas leyes de la física a partir de datos experimentales.
Para entender la relevancia de este descubrimiento, es necesario saber qué es un excitón. Se trata, en esencia, de una cuasipartícula que surge de la unión de un electrón y un «hueco» de electrón en la estructura de ciertos materiales semiconductores de un grosor mínimo. La clave, sin embargo, reside en sus dos variantes principales, los excitones «brillantes» y los «oscuros», cuya diferencia fundamental radica en su comportamiento ante la luz y el tiempo.
Por un lado, los excitones brillantes emiten luz de manera casi instantánea, pero su existencia es efímera, desapareciendo en apenas unos picosegundos. Por otro lado, los oscuros no emiten fotones y, crucialmente, su vida se prolonga durante nanosegundos, un periodo mil veces mayor. Tal y como informa SciTechDaily, esta longevidad los convierte en candidatos ideales para transportar información en campos emergentes como la valletrónica, ya que son mucho más estables que los cúbits empleados en los ordenadores cuánticos actuales.
Una transformación clave para el futuro de la computación
Para conseguir esta observación inédita, los investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología de Okinawa (OIST) recurrieron a una técnica de vanguardia. Utilizaron un sistema de espectroscopía de fotoemisión resuelta en ángulo y en tiempo (TR-ARPES), una herramienta que les permitió rastrear el comportamiento de las partículas con una precisión sin precedentes. Este método fue el que finalmente arrojó luz sobre el misterioso ciclo de vida de los excitones. La capacidad para detectar partículas esquivas es uno de los mayores desafíos de la física actual, un campo donde también se ha logrado construir un novedoso detector de materia oscura con una sensibilidad sin precedentes.
En este sentido, el estudio ha revelado una secuencia de transformación extraordinariamente clara. Los excitones brillantes, generados inicialmente, no se convierten en una única forma oscura, sino que siguen un proceso en dos fases. Primero, evolucionan a un estado intermedio conocido como excitones oscuros de momento para, finalmente, estabilizarse en una segunda forma, los excitones oscuros de espín.
De hecho, es este último estado el que ha acaparado toda la atención de la comunidad científica. La investigación demuestra de manera concluyente que los excitones oscuros de espín no solo acaban siendo la forma dominante en el material, sino que, y esto es lo más importante, son los que conservan la información del «valle» durante un periodo de tiempo notablemente más prolongado. Este hallazgo no solo desvela una dinámica fundamental de estas cuasipartículas, sino que también los consolida como un pilar robusto para las futuras arquitecturas de computación cuántica.