
Cerebro
Científicos devuelven la memoria a ratones ancianos
Un nuevo estudio mejora la red linfática meníngea revirtiendo los síntomas de demencia en ratones

Siempre ha habido ancianos. La medicina nos ha traído salud y, desde luego, un aumento en la esperanza de vida, pero mayormente por todos los neonatos y embarazadas a las que ha salvado. Envejecer no es nada nuevo y las enfermedades que asocia tampoco. Sin embargo, sabemos que nuestro estilo de vida urbanita, sedentario y nutricionalmente cuestionable es un factor de riesgo para desarrollar, por ejemplo, patologías neurodegenerativas como el temido alzheimer.
El envejecimiento saludable es posible, pero la realidad es que no todos podemos lograrlo e, incluso cuando controlamos todo lo que está en nuestra mano, la genética puede jugar en nuestra contra. Mientras tanto, las demencias siguen incidiendo en nuestros mayores y no tenemos un tratamiento que las detenga. Pero, por suerte, algunas investigaciones están empezando a dar resultados en ratones y, desde la cautela, cualquier buena noticia es digna de celebración. Hoy, los responsables de darnos una alegría han sido los investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis.
Un cerebro limpio
Todavía no sabemos con certeza qué causa algunas demencias, como el alzheimer, y aunque tenemos hipótesis plausibles, cuentan tanto con pruebas en su favor como en su contra. En cualquier caso, muchas de las hipótesis que tratan de explicar el origen de las principales enfermedades neurodegenerativas hablan del acúmulo de algunas sustancias en nuestro cerebro. Moléculas que no deberían de estar ahí, que deberían de haber abandonado el sistema nervioso pero que, en lugar de eso, se aglomeran entorpeciendo nuestras funciones cognitivas. Por ese motivo, los investigadores han tratado de desarrollar fármacos que eliminen estas sustancias, pero los resultados no han sido demasiado prometedores.
Uno de los muchos problemas a los que se enfrentan es la barrera hematoencefálica, una estructura que impide que muchas sustancias alcancen al cerebro a través de los vasos sanguíneos. Podríamos imaginarla como un control de aduanas que detiene la mayoría de las moléculas en función de su tamaño y sus propiedades. Esto limita mucho los fármacos que podemos utilizar para enfrentar el problema, pero los investigadores de la Universidad de Washington St. Louis han dado con otra forma de “limpiar” el cerebro. No han necesitado pasar las “aduanas”, solo ensanchar las “carreteras”.
El sistema linfático
El Doctor Jonathan Kipnis, investigador principal de este estudio, descubrió hace 10 años la existencia de una red de vasos linfáticos que atravesaban las meninges, unas membranas que cubren el sistema nervioso central. Su función es la de drenar fluidos y desechos desde el cerebro hasta los vasos linfáticos del resto del cuerpo, donde las células inmunitarias se encargan de eliminarlos. De hecho, más adelante identificaron que estos vasos linfáticos meníngeos disminuyen su flujo de linfa a partir de los 50, posiblemente, contribuyendo a la aparición y empeoramiento de determinadas enfermedades neurodegenerativas.
Al reducir su flujo, los desechos se empiezan a acumular en el sistema nervioso central y unas células llamadas “microglía” intentan compensar el mal drenaje eliminando parte de los deshechos. Sin embargo, su capacidad de limpieza no es suficiente y acaban “sobrecargadas”, produciendo una sustancia (la interleucina 6) que sabemos que está relacionada con el deterioro cognitivo. Para el equipo de Kipnis estaba clara la meta: había que lograr devolver el flujo a los vasos linfáticos meníngeos, y así ha sido.
Recuerdos de roedor
Otro de los investigadores del estudio, el doctor Kyungdeok Kim, trató a un grupo de ratones ancianos con signos de deterioro cognitivo para que se desarrollaran nuevos vasos linfáticos que reforzaran la red linfática meníngea y que, de ese modo, los deshechos acumulados pudieran ser drenados. Pero… ¿cómo comprobar si ha mejorado la memoria de un ratón? Un roedor no se deja las llaves ni se pierde en el centro comercial, pero siente curiosidad ante los objetos nuevos y, por lo tanto, deberíamos poder deducir si recuerda haberlos visto antes.
Así pues, los investigadores colocaron a los ratones, uno por uno, en un espacio donde había dos varillas negras. Dejaron que las inspeccionaran y, el día siguiente, repitieron el experimento cambiando una de las dos varillas por un prisma rectangular plateado. Los ratones con mala memoria dedicaron el mismo tiempo a olfatear cada objeto, pero aquellos que habían sido tratados dedicaron mucho menos tiempo a oler la varilla negra. En principio, parece razonable deducir que el tratamiento ha logrado drenar parte de los deshechos y recuperar la capacidad de generar y evocar recuerdos. Es más, los análisis indicaron que la interleucina 6 se había reducido.
Con estos resultados Jonathan Kipnis lo tiene claro: “Observamos mejoras cognitivas en ratones, lo que abre la posibilidad de desarrollar terapias más potentes para prevenir o retrasar el deterioro cognitivo.” El resto, por ahora, debemos ser precavidos, porque estudios prometedores ha habido muchos, pero soluciones… todavía no tenemos ninguna.
QUE NO TE LA CUELEN:
- La prensa es muy dada a omitir algunos detalles en estudios como estos. Sus titulares tienden a hacernos pensar que la cura para determinadas enfermedades está a la vuelta de la esquina. Y, aunque hay motivos para alegrarnos, queda muchísimo camino que recorrer antes de que las enfermedades neurodegenerativas sean historia. Incluso si otros estudios logran comprobar que, efectivamente, esta estrategia terapéutica da buenos resultados en ratones, habrá que estudiar cómo aplicarlo en humanos (si es que eso es posible).
REFERENCIAS (MLA):
- Kim, Kyungdeok, et al. “Meningeal Lymphatics-Microglia Axis Regulates Synaptic Physiology.” Cell, 21 Mar. 2025.
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