Animales

Descubren que estos animales tienen un impacto planetario equivalente a desastres naturales

Un nuevo estudio ha analizado el impacto medioambiental de 603 especies animales

Montículos creados por hormigas de pradera amarilla, Hertfordshire, Reino Unido (Crédito de la imagen: Gemma Harvey)
Montículos creados por hormigas de pradera amarilla, Hertfordshire, Reino Unido (Crédito de la imagen: Gemma Harvey)Gemma Harvey, Queen Mary University of LondonEurekalert

Nuestro planeta no es una roca muerta, flotando en medio del espacio. En ella ha surgido la vida y la vida la está cambiando. Las especies utilizan lo que el planeta les ofrece para sobrevivir y muchas lo hacen sin demasiados reparos, provocando inundaciones, erosiones y, en general, cambios equivalentes a los que asociamos con desastres naturales. De hecho, para ponerlo en números, un estudio de la Universidad Queen Mary, en Londres, ha analizado más de 600 especies animales para concluir que tienen un impacto en nuestro planeta equivalente al de cientos de miles de inundaciones extremas cada año. O, para ser más precisos, que estas especies emplean anualmente 76.000 gigajulios de energía en transformar sus ecosistemas: el equivalente a miles de catástrofes naturales.

Es posible que algún lector empiece a sospechar a estas altura del texto que, entonces, los cambios planetarios producidos por nuestra industria son normales y que el cambio climático producido por los humanos es, simplemente, uno más de los muchos cambios medioambientales producidos por los animales. El problema, en este caso, es doble. Por un lado, que incluso siendo cierto lo anterior, no podemos confundir lo que por naturaleza es con lo que nosotros debamos hacer. La naturaleza está llena de injusticias que no queremos para nosotros y escudarnos en ella se conoce como falacia naturalista. Por otro lado, es clave entender la velocidad a la que se producen los cambios. Las especies analizadas en este estudio han ido desarrollando esta capacidad para transformar el paisaje a lo largo de millones de años, dándole tiempo a los otros animales y plantas para que se adaptaran. Nosotros, en cambio, estamos cambiando el clima de todo el planeta en apenas un puñado de generaciones.

Los grandes paisajistas

Por lo tanto, si dejamos a un lado el inconmensurable impacto geológico, climático y biológico del que somos responsables como especie, podemos analizar qué otros animales actúan dándole al planeta la apariencia que tiene en el presente. Para ello, los expertos decidieron buscar en bases de datos otras investigaciones previas relacionadas con la zoogeomorfología y la biogeomorfología (cómo los animales y otras formas de vida afectan a la corteza de nuestro planeta). Tras excluir los estudios que no proporcionaban datos sobre especies concretas, identificaron 8312 publicaciones, de las cuales, solo 513 cumplían las necesidades de esta investigación. Y, ahora sí, analizando los resultados de esas investigaciones, los expertos llegaron a conclusiones muy interesantes.

Los investigadores identificaron 603 especies, géneros o familias de animales que alteran activamente la superficie terrestre. Desde pequeños insectos hasta mamíferos de gran tamaño, estos organismos han modelado la Tierra a lo largo de millones de años. Entre ellos, encontramos a los castores, cuyas presas transforman ríos en humedales, y a los hipopótamos, que al moverse entre el agua y la tierra excavan canales de drenaje y modifican la erosión de las orillas. Las termitas construyen vastos montículos que alteran la estructura del suelo, mientras que las hormigas excavan túneles, facilitando la aireación y el drenaje. Otras especies, como los cangrejos de río, contribuyen con sus madrigueras a la erosión del lecho de los ríos, mientras que los elefantes derriban árboles y crean claros en los bosques, rediseñando paisajes enteros.

Los principales responsables

De acuerdo con los datos analizados, más de un tercio de las especies identificadas habitan ecosistemas de agua dulce. Esto resulta particularmente significativo, dado que dichos entornos cubren apenas el 2,4 % de la superficie terrestre, convirtiendo a los ecosistemas acuáticos en verdaderos epicentros de transformación zoogeomorfológica.

Otro de los datos más impactantes del estudio es el enorme peso que tiene el ganado doméstico en la modificación del paisaje. A pesar de que el estudio se centra en especies silvestres, los científicos advierten que los efectos del ganado en el suelo y en la dinámica del agua superan con creces los de cualquier otra especie animal. Concretamente, el ganado supera en tres órdenes de magnitud el impacto de los silvestres debido a la cantidad de ejemplares. O, en palabras llanas: es unas 1000 veces mayor.

Tres procesos

Los investigadores también establecieron tres grandes procesos a través de los cuales estas especies modifican la corteza terrestre: bioturbación, bioconstrucción y bioerosión. La bioturbación ocurre cuando los organismos mezclan y remueven sedimentos, como hacen los búfalos al compactar la tierra con su peso o los gansos al pisotear zonas húmedas en busca de alimento. La bioconstrucción se refiere a la capacidad de algunos animales de levantar estructuras como los montículos de termitas o los diques de castores. Finalmente, la bioerosión implica la degradación o el desgaste de materiales geológicos debido a la actividad de los seres vivos, como sucede con los cerdos salvajes, que alteran la composición del suelo al excavar en busca de raíces, o con las aves acuáticas, que modifican la sedimentación de los humedales con su alimentación.

Pero más allá del impacto físico de estas especies, el estudio también plantea una pregunta clave: ¿cuántas más podrían estar transformando el mundo sin que lo sepamos? Para abordar esta cuestión, los investigadores clasificaron los géneros de animales en cuatro categorías según su nivel de estudio y visibilidad. En un extremo están los "Gigantes Carismáticos", especies grandes y populares como los castores o los osos, cuyo impacto es bien documentado. En el otro, encontramos los "Géneros Latentes", grandes grupos de especies que, a pesar de su potencial impacto, han sido poco investigados. Entre medias, los "Géneros Cenicienta" (que incluyen especies menos llamativas pero relevantes, como ciertos peces y roedores) y los "Géneros Monotípicos", aquellos con una única especie representativa.

Teniendo en cuenta esto último, los expertos pudieron concluir que el 30 % de las especies identificadas en el estudio son raras, endémicas o están amenazadas, lo que significa que sus efectos en los paisajes podrían desaparecer antes de que lleguemos a comprenderlos del todo. La investigación sugiere que proteger a estas especies no solo es crucial para la biodiversidad, sino también para la estabilidad de los ecosistemas. En este sentido, programas de renaturalización, como la reintroducción de castores en Europa, han demostrado que restaurar procesos geomorfológicos naturales puede mitigar problemas ambientales como la erosión y las inundaciones.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Cuando los investigadores comparan el impacto de estas especies con el de catástrofes naturales no pretenden indicar que sus efectos son igualmente negativos. Lo que están equiparando es la energía empleada en ambos casos en la transformación de la superficie terrestre. Es una forma de transmitir cómo, sumado en el tiempo y en individuos, los animales tienen un efecto más que palpable sobre nuestro planeta.

REFERENCIAS (MLA):

  • Harvey, Gemma L., et al. "Global Diversity and Energy of Animals Shaping the Earth’s Surface." Proceedings of the National Academy of Sciences, vol. XX, no. XX, 18 Feb. 2025, pp. XX-XX. National Academy of Sciences, https://www.pnas.org/cgi/doi/10.1073/pnas.2415104122.