Neurociencias
El ejercicio aumenta nuestra capacidad cognitiva más tiempo del que se pensaba
Por el contrario, los investigadores descubrieron que ser más sedentario conducía a una disminución de la memoria de trabajo al día siguiente.
Desde hace tiempo sabemos que el ejercicio físico genera numerosos beneficios para nuestra salud. Y la lista se alarga a medida que los científicos realizan más pruebas. La última de estas evidencias apunta directamente al cerebro.
Estudios anteriores muestran que la actividad física puede ayudar a reducir el riesgo de una persona de sufrir demencia (incluida la enfermedad de Alzheimer) y deterioro cognitivo en general. Nuestro cerebro recibe un estímulo del ejercicio que generalmente alcanza su punto máximo dentro de los primeros 10 a 20 minutos.
Ahora, un equipo de científicos del University College London, en el Reino Unido, han descubierto que la mejora relacionada con el ejercicio en el rendimiento cognitivo puede durar 24 horas. Sus resultados se han publicado enInternational Journal of Behavioral Nutrition and Physical Activity.
El equipo, liderado por Mikaela Bloomberg, también vinculó sentarse menos y dormir 6 o más horas (especialmente en la fase de sueño REM y sueño profundo) con mejores puntajes en las pruebas de memoria al día siguiente. Para este estudio, el equipo de Bloomberg reclutó a 76 adultos de entre 50 y 83 años que no tenían diagnóstico de demencia o deterioro cognitivo. Cada participante usó un acelerómetro de muñeca durante 8 días para rastrear su comportamiento físico y sedentario, así como sus patrones de sueño.
“Debido a que nuestra función cognitiva disminuye a medida que envejecemos – explica Bloomberg en un comunicado -, y tener una buena función cognitiva es importante para la calidad de vida y la independencia, queremos seguir entendiendo formas óptimas de modificar nuestro estilo de vida para mantener una buena función cognitiva durante el mayor tiempo posible. Sabemos por estudios de laboratorio que obtenemos un impulso cognitivo en los minutos u horas posteriores a una sesión de ejercicio, pero queríamos ver si este beneficio podría durar más de un par de horas, particularmente en un grupo de adultos mayores donde el mantenimiento de la función cognitiva es particularmente importante, y fuera de un entorno de laboratorio”.
Tras el análisis, Bloomberg y su equipo descubrieron que el ejercicio más moderado o vigoroso, en comparación con el promedio de una persona, se correlacionaba con una memoria de trabajo (la capacidad de retener información mientras se hace otra cosa) y una memoria episódica (recordar eventos cotidianos) al día siguiente, mucho mejor. Por el contrario, aunque lógicamente, descubrieron que ser más sedentario conducía a una disminución de la memoria de trabajo al día siguiente.
“El ejercicio estimula el flujo sanguíneo y los neurotransmisores que contribuyen a la función cognitiva – añade Bloomberg -. “Estos hallazgos significan que los beneficios de la actividad física para la memoria podrían durar más de lo que se había establecido previamente a partir de estudios de laboratorio”.
Pero el estudio también descubrió que los participantes del estudio que dormían 6 o más horas tenían una mejor memoria episódica y velocidad psicomotora en comparación con los que dormían menos. Cada 30 minutos adicionales de sueño REM la noche anterior se asociaba con un aumento en las puntuaciones de atención de los participantes. Y cada aumento de 30 minutos en el sueño de ondas lentas, también llamado sueño profundo, se correlacionaba con una mejor puntuación de memoria episódica.
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