Espacio
Encuentran el agua equivalente a 1200 Tierras orbitando una estrella
Las propiedades de V8883 Orionis han permitido analizar el agua que la orbita y han revelado datos sobre su origen
El universo está lleno de agua. Bueno, no es su componente mayoritario, pero estar está hidratado. Solemos pensar que somos el único reducto acuoso de la creación. Una canica azul sobre un inmenso fondo negro. Pero ¿por qué habríamos de serlo? ¿El agua no es, acaso, un compuesto formado por dos de los elementos más comunes que existen? Dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno. Sus propiedades la hacen magnífica, pero eso no debería afectar a su ubicuidad. Porque, sin duda, el agua es un gran disolvente en el que suceden las reacciones que permiten la vida. Es más, sus propiedades más extrañas, como que al congelarse se dilate un poco, permiten que los lagos se congelen sin afectar a sus fondos, donde hay una gran complejidad de vida animal y vegetal.
De hecho, ahora sabemos que en Marte hay agua (al menos en forma de hielo y, posiblemente, como lagos líquidos subterráneos de elevadísima salinidad). Sabemos también que hay agua en los cometas y que, en Europa, la Luna de Júpiter, hay entre dos y tres veces la cantidad de agua que podemos encontrar en la tierra. Y recordemos que estamos hablando de una luna más pequeña que la terrestre. Pues bien, aunque entendemos más o menos cómo pasa el agua de las nubes de gas y polvo espacial a las estrellas e incluso cómo pasa el agua de los cometas a los planetas, lo que no parece estar tan claro es cómo relacionar estas estrellas jóvenes a los cometas. Y precisamente eso es lo que creen haber conseguido desde un equipo de investigación mixto, formado en parte por profesionales del ESO (European Southern Observatory) tras analizar las peculiaridades de la estrella V8883 Orionis.
Por H o por B
Por mucha agua que haya ahí afuera, no siempre es sencillo verla. De hecho, existen una serie de condiciones en las que es complejo observarla. La primera limitación es que podemos detectar el agua en estado de gas mejor que la que se encuentra solidificada. El motivo es que, las moléculas de ese vapor se mueven más y, en ese proceso (simplificándolo mucho) emiten la radiación que nosotros detectamos y que contiene la firma de estos compuestos. Las moléculas de hielo, frías como están, apenas se mueven y nos dan menos señales de su existencia. El problema es que, aunque en casi todos los discos en torno a estrellas debería de haber algo de agua, la mayoría se encuentra demasiado lejos de ella como para mantenerse fundida. Dicho de otro modo, el agua en forma de vapor se encuentra solo en una región suficientemente caliente y que, por lo tanto, está bastante cerca de la estrella.
Ahora bien, esa zona que está lo bastante próxima a la estrella normalmente se encuentra oculta por el polvo del propio disco de acreción que intentamos medir. Eso significa que el agua que sí podríamos detectar, con frecuencia tampoco podemos detectarla. Y esa es la importancia de V8883 Orionis. Esta estrella es tan caliente que la región a su alrededor donde podemos encontrar agua en forma de gas desborda la parte más polvorienta del disco, haciéndose visible. Gracias a eso y al conjunto de radiotelescopios ALMA, en Chile y, a partir de los datos obtenidos, pudieron deducir que el disco contenía unas 1200 veces la cantidad de agua que hay aquí, en la Tierra. Detengámonos un momento en este dato: harían falta 1200 planetas como la Tierra para reunir un volumen de agua equivalente al que está ahí, flotando en torno a V8883 Orionis.
El eslabón perdido
Aunque lo más importante no es que hubiera agua, sino cómo era esta agua. Los científicos querían analizar la composición de este vapor porque en él podría haber una firma para trazar el origen y el destino de esa agua. En ocasiones, una de las moléculas de hidrógeno que forman el agua puede sustituirse con deuterio, una variedad de hidrógeno con un protón y un neutrón extras en su núcleo. El agua resultante se conoce como “pesada” y, en función de dónde se forme, habrá un mayor o un menor porcentaje de esta. Por ejemplo, los cometas y el agua de nuestro planeta parecen tener una proporción de deuterio similar, lo cual nos sugiere que, posiblemente, nuestros mares hayan venido de cometas que colisionaron con nosotros.
En este caso, la proporción de deuterio del disco de acreción en torno a la estrella era comparable a la de los cometas y la de nuestro planeta. Esto significa que, tal vez, no es que toda nuestra agua haya llegado en cometas, sino que se formó a la vez que la que podemos observar en los cometas, en los discos de acreción, y que parte terminó en nosotros y otra parte en ellos. Habrá que seguir explorando estas hipótesis, pero, si se confirman, podrían cambiar la forma en que entendemos el mundo.
QUE NO TE LA CUELEN:
Este es un gran ejemplo de cómo solo conocemos lo que nuestras herramientas de medida pueden observar o lo que podemos deducir a partir de ellas y las teorías que construimos. Hay todo un mundo inaccesible sobre el que apenas podemos conjeturar y que, por suerte, se reduce año tras año. En cualquier caso, es conveniente no perder esto de vista.
REFERENCIAS (MLA):
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