Increible

El impacto del lenguaje y la genética en cómo vemos los colores

No ves el mundo del mismo color que los demás y ellos, tampoco

Fotografía de una mirada con diferentes tonalidades de color pintados.
Fotografía de una mirada con diferentes tonalidades de color pintados.Pixabay/ivanovgoodDominio Público

La percepción del color ha sido objeto de debates intensos en campos como la fisiología, la neurología y la filosofía de la percepción. Los humanos ven los colores gracias a células especiales en la retina llamadas conos, que se estimulan según la longitud de onda que reciben. Estos conos se dividen en tres tipos: L (largo) que alcanza su máxima absorción a 560 nanómetros, asociado al rojo; M (intermedio) que se excita con un pico de 520 nanómetros, correspondiente al verde; y S (corto) que absorbe a 420 nanómetros, vinculado al azul. Esta capacidad de visión se basa en el modelo RGB.

Aunque los conos son esenciales para la función visual, el órgano central de la visión es el cerebro, ya que interpreta los estímulos enviados por el ojo. Por lo tanto, los colores son interpretaciones subjetivas del cerebro. Aunque algunas diferencias en la percepción se deben a la naturaleza y distribución de los conos en la retina, otros factores como el género, la etnia, el idioma y la procedencia geográfica también influyen en cómo vemos los colores.

La influencia del lenguaje en la percepción del color es evidente en algunos casos. Algunas lenguas no diferencian entre el verde y el azul, usando un solo término para ambos colores, lo que puede afectar la capacidad de los hablantes para diferenciarlos. La evidencia sugiere que es la lengua la que influye en la percepción del color, y las personas criadas en diferentes entornos lingüísticos pueden percibir los colores de manera distinta.

Las variaciones genéticas en los conos L pueden afectar la percepción del color. Algunas personas pueden tener conos L estimulados por longitudes de onda más tendientes al rojo o al naranja. Las mujeres con cromosomas XX pueden tener ambas variantes de conos L en sus retinas simultáneamente, lo que ha llevado a especulaciones sobre si esto les da un espectro de colores perceptibles más amplio. Sin embargo, las investigaciones sugieren que ambas variantes se superponen de manera ajustada y no proporcionarían una mejora significativa en la discriminación de colores.

Estas diferencias en la percepción del color están influenciadas tanto por factores genéticos como socioculturales, lo que desafía la idea de que todos experimentamos el mundo visual de la misma manera. Reconocer la subjetividad de los colores nos invita a apreciar la diversidad de las experiencias humanas y a cuestionar nuestra comprensión de la realidad visual que nos rodea, ofreciendo un emocionante enfoque hacia cómo percibimos y comunicamos la belleza y complejidad del mundo.