
Prehistoria
Las madres del neolítico le daban collares a sus hijos: con dientes de perro
Un hallazgo arqueológico de primer orden en Alemania ilumina las prácticas funerarias y la vida cotidiana en el Neolítico tardío

Un proyecto de tendido eléctrico en el este de Alemania ha sacado a la luz un hallazgo arqueológico de primer orden: varios enterramientos de mujeres y niños pequeños datados hace casi 4.500 años. Estas tumbas, descubiertas durante los trabajos previos para la línea de alta tensión, ofrecen una ventana inesperada a la vida en la prehistoria.
Los descubrimientos se localizan cerca de Krauschwitz, un pequeño pueblo a unos 85,3 kilómetros al noreste de Dresde. El lugar forma parte de varios yacimientos supervisados por la Oficina Estatal de Gestión del Patrimonio y Arqueología de Sajonia-Anhalt. Los equipos arqueológicos han identificado ya numerosos enterramientos antiguos a lo largo de la ruta de la red eléctrica SuedOstLink, de 169 kilómetros de longitud, pero ninguno como este.
Los restos y los ajuares funerarios hallados están proporcionando datos de calado para los expertos, ayudándoles a entender mejor las dinámicas de clase, género y crianza en la sociedad del Neolítico tardío, conocida como la Cultura de la Cerámica Cordada. Se trata de una investigación que redefine nuestra comprensión de las comunidades prehistóricas en Europa.
Un tesoro de la Cultura de la Cerámica Cordada
Entre los elementos más sobresalientes se encuentran los restos de bolsas de cuero, cuya materia orgánica ha desaparecido con el tiempo, pero que conservan intrincados diseños formados por dientes de perro perforados. Estos adornos se mantenían dispuestos en patrones superpuestos, evocando la disposición de las tejas en un tejado, según apuntan desde Popsci. Los arqueólogos calculan que cada una de estas bolsas medía aproximadamente 30 centímetros por 20 centímetros y contenía hasta 350 dientes, normalmente extraídos de perros similares a los actuales Small Münsterländer.
La pericia artesanal necesaria para confeccionar cada uno de estos enseres sugiere que sus propietarias eran mujeres de élite dentro de sus comunidades. La posición de estas bolsas en relación con los cuerpos enterrados indica además que se llevaban colgadas en la parte delantera del torso, posiblemente como un tipo de chaleco o pechera.
Los equipos de excavación han mostrado un interés particular en estos objetos, que no solo evidencian la destreza de los artesanos de la época, sino también la importancia social de sus dueñas. Este tipo de hallazgos aporta una visión única sobre la jerarquía y el rol de la mujer en una sociedad tan antigua.
Cunas prehistóricas: el uso ceremonial y práctico de los portabebés
En diversos casos, los arqueólogos han descubierto huesos de bebés tanto dentro como cerca de las bolsas femeninas. En uno de estos enterramientos, una bolsa se halló en la tumba de una mujer que falleció durante el embarazo, lo que lleva a los investigadores a considerar que estos portabebés eran pertenencias personales, no heredables. Este detalle apunta a un vínculo íntimo y de gran relevancia entre la madre y el objeto.
Asimismo, algunas de las cabezas y extremidades de los bebés se encontraron envueltas en textiles a modo de pañuelos. Estos fajos incluían aún más dientes bordados, habitualmente molares, lo que podría indicar una función protectora para los bebés. En conjunto, las bolsas probablemente cumplían una doble función: ceremonial y práctica para quienes las portaban.
El conjunto de estos descubrimientos permite inferir tanto las condiciones de vida adversas de la época como el cuidado y el respeto con el que se honraba a los difuntos. Más allá de las bolsas, también se han descubierto túmulos funerarios más antiguos, pertenecientes a la Cultura de Baalberg, que datan de alrededor del 4000 a.C., es decir, en cronologías propias del Neolítico.
Estas estructuras se construyeron con marcos de madera trapezoidales y se cubrieron con loess, un sedimento de tamaño limo formado por polvo arrastrado por el viento. El uso reiterado de esta zona como lugar de descanso para los difuntos habla de un sentido prolongado de reverencia y comunidad entre los pueblos antiguos de la región. Un equipo de veinte personas continuará trabajando en el yacimiento hasta finales de julio para excavar y conservar más artefactos, que serán posteriormente examinados y probablemente expuestos en museos.
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