Pornografía
Malas noticias si ves cine para adultos: tu cerebro podría estar deteriorándose a pasos agigantados
Un nuevo estudio chino arroja luz sobre cómo el consumo frecuente de contenido para adultos puede alterar el rendimiento cognitivo y las respuestas neuronales
Un reciente estudio del Chengdu Medical College en China ha profundizado en el impacto neurológico del consumo frecuente de contenido para adultos. Los investigadores, cuya labor se ha publicado en Frontiers in Human Neuroscience, señalan una posible vinculación entre la exposición elevada y un rendimiento cognitivo más bajo.
Este trabajo se suma al debate académico sobre cómo la pornografía afecta la cognición y la regulación emocional, un asunto que ha cobrado una importancia considerable también en la esfera social y política, aportando nuevos datos de calado a esta discusión.
El asunto es un problema a nivel global, más del 90% de los adolescentes consume pornografía y los problemas que podría causar en el cerebro son muy elevados.
Así se desarrolló el estudio y sus resultados neuronales
Para la investigación, el equipo chino reunió a veintiún estudiantes universitarios, mayoritariamente hombres heterosexuales. Dieciséis reportaron un consumo ocasional, mientras cinco fueron clasificados con una adicción grave al contenido para adultos, según sus propias declaraciones, tal y como detallan en Futurism. La metodología incluyó la espectroscopia funcional de infrarrojo cercano (fNIRS) para medir la actividad cerebral.
Durante el experimento, los participantes visionaron un clip de diez minutos bajo monitorización con un gorro fNIRS y otros instrumentos para registrar expresiones faciales y constantes vitales. Antes y después de la sesión, los estudiantes realizaron pruebas para evaluar su función cognitiva, siguiendo la instrucción de no masturbarse.
Las lecturas cerebrales revelaron diferencias importantes entre los grupos. Los consumidores ocasionales mostraron una conectividad neuronal más robusta en regiones ligadas al lenguaje, el movimiento y el procesamiento sensorial. En contraste, los de alta frecuencia exhibieron una conectividad acentuada en áreas asociadas a la función ejecutiva, la adicción y la regulación emocional.
El grupo de alto consumo manifestó también una excitación emocional y fisiológica superior. Sus expresiones faciales cubrieron un amplio espectro, de la alegría al enfado. Curiosamente, el estudio apuntó a una paradójica "insensibilidad" comparada con el grupo de menor frecuencia, con efectos análogos a los observados en usuarios de opiáceos, caracterizados por una calma intensa o euforia.
Fisiológicamente, ambos grupos experimentaron descensos en la frecuencia cardíaca durante el visionado, pero este efecto fue más pronunciado en los consumidores habituales. La disminución del rendimiento cognitivo post-visionado también resultó más acusada en quienes consumían pornografía con mayor asiduidad.
Estos hallazgos no son completamente novedosos. Investigaciones previas de 2021 ya habían identificado déficits en la memoria de trabajo o el control de la inhibición en consumidores problemáticos. Un estudio de 2014, por su parte, halló reducciones en el volumen de materia gris vinculadas a este consumo, aportando un dato de calado. Aunque se precisarán más estudios para comprender plenamente estos mecanismos, la investigación actual suma una pieza importante.