Naturaleza
Más pinos en los parques: la última propuesta contra la contaminación
Un estudio de la Universidad de Gotemburgo ha analizado cómo captan contaminantes diferentes especies de árboles
Cuando hablamos del cambio climático nuestra atención se dirige rápidamente a las emisiones de dióxido de carbono. Ha costado lo suyo, pero tras muchos años de esfuerzos en comunicación, los expertos han logrado que calen dos mensajes en la sociedad. El primero es que el dióxido de carbono es uno de los principales gases de efecto invernadero y, por lo tanto, responsable del cambio climático que estamos experimentando. En segundo lugar, que la actividad humana juega un papel crucial en la emisión de este dióxido de carbono y que, por lo tanto, por propiedad transitiva, podemos decir que la industrialización ha sido el principal detonante y promotor del cambio climático. Ahora bien, ¿cómo podemos resolverlo? No hay duda de que el principal caballo de batalla debe ser reducir las emisiones. Bajar nuestro consumo energético es indispensable si queremos cumplir nuestros objetivos, pero también podemos (y debemos) respaldarnos en otras medidas.
Por ejemplo, los sumideros de carbono son un complemento realmente interesante del que cada vez se habla más. La vegetación, por ejemplo, capta dióxido de carbono de la atmósfera, integra el carbono en sus tejidos desarrollando hojas, troncos y raíces y libera el oxígeno restante. Por lo tanto, los organismos fotosintéticos, como plantas y altas, contribuyen a reducir el dióxido de carbono ya emitido. Por eso es tan importante conservar los ecosistemas marinos, cargados de microalgas que son el pulmón del planeta y, por supuesto, las grandes masas forestales. Ahora bien, ¿qué hay de los jardines urbanos? Pues, evidentemente, algo contribuyen, aunque sea poco, pero un nuevo estudio ha analizado el papel que pueden jugar en otro tema medioambiental que, si bien no es el cambio climático, es igualmente preocupante.
Filtros para la contaminación
Las plantas no solo retiran dióxido de carbono del aire, también capturan otras sustancias perjudiciales y no todas tienen que ver con el cambio climático. Es frecuente que mezclemos conceptos y que pensemos que todas las malas acciones medioambientales nos empujan al cambio climático, pero en realidad existen más peligros. La crisis de los plásticos y la de la biodiversidad, aunque pueden estar relacionadas con el clima, son problemas diferentes. Otro, por ejemplo, son los contaminantes perjudiciales para nuestra salud. Las ciudades son puntos calientes de estas sustancias, lugares donde se acumulan en grandes cantidades, como si fueran una burbuja de polución y, aquí, los parques sí que pueden marcar una diferencia notable.
Un estudio realizado en la Universidad de Gotemburgo ha analizado los contaminantes presentes en las hojas de 11 árboles diferentes. Todos los ejemplares provenían del Jardín Botánico de Gotemburgo y, para sorpresa de los investigadores, mostraron diferencias bastante marcadas entre ellos. En resumen, podríamos decir que las coníferas (como los pinos) eran los que mejor retenían los principales contaminantes. No obstante, la combinación de distintas especies podría ser la mejor manera de retener la variedad de sustancias nocivas que nos rodean.
Depende de dónde y de qué
En el estudio han sugerido que la elección de unas u otras plantas depende de más factores que su capacidad para captar contaminantes. Por ejemplo, en callejones estrechos, los árboles pueden evitar que se formen corrientes de aire, lo cual reducirá la capacidad de estas plantas para retener sustancias, ya que llegarán menos hasta ellas. En esos casos recomiendan plantar especies arbustivas y, en general, de bajo porte. Otro detalle importante es que las plantas con hoja perenne, esto es, que se mantiene durante todo el año, permitían retirar contaminantes del aire durante los meses de invierno, que son en los que más contaminación hay.
No obstante, las principales conclusiones del estudio son sobre las coníferas y las plantas frondosas. Las coníferas, como los pinos o el alerce son plantas con hojas en forma de agujas que, de hecho, se conocen como acículas (del diminutivo de agujas en latín). Estas hojas parecen ser las más eficientes capturando hidrocarburos aromáticos policíclicos, emitidos por el tráfico y que, por lo tanto, son los principales contaminantes de las ciudades. Estos se producen por la combustión incompleta de los motores y sabemos que están relacionados con enfermedades cardiovasculares y respiratorias.
Las plantas frondosas, que es como se llama al grupo de especies no necesariamente emparentado entre ellas cuyas hojas son anchas, resultan ser mejores reteniendo contaminantes en forma de partículas, posiblemente porque su mayor superficie facilita que estas partículas se depositen sobre ellas. En el estudio analizaron 32 contaminantes diferentes y, como decíamos 11 especies de plantas, pero ahí afuera hay una variedad muchísimo mayor, tanto de plantas como de peligros. Futuros estudios deberán ampliar el abanico y analizar cómo influyen las contingencias propias de cada ciudad a la actividad de estas plantas, porque no es lo mismo Gotemburgo que Guadalajara, lógicamente.
QUE NO TE LA CUELEN:
- ·Recordemos que la calidad de la mayoría de los estudios depende, en buena medida, de la muestra que se haya escogido y, en este caso, la muestra es limitada. Esto significa que, aunque apunta en una dirección interesante, debemos esperar que lleguen más estudios para contar con un mayor grado de evidencia.
REFERENCIAS (MLA):
- ·Differences in accumulation of polycyclic aromatic compounds (PACs) among eleven broadleaved and conifer tree species. Ecological Indicators 10.1016/j.ecolind.2022.109681
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