
Astrobiología
¿Microbios en la Luna? Podrían vivir justo donde aterrizará la misión Artemis
“En el espacio, los microbios suelen morir por el calor intenso y la radiación ultravioleta, sin embargo, estas regiones hay regiones muy frías y oscuras y constituyen uno de los entornos más protectores del Sistema Solar para los microbios”, señala un estudio.

La pregunta es sencilla, aunque una de las más perseguidas por la ciencia desde hace siglos: ¿hay vida en la Luna? Y también hay una segunda y más avanzada incógnita: ¿Podrían sobrevivir los microbios en las regiones de sombra permanente (PSR, por sus siglas en inglés) de la Luna? Estas regiones son básicamente cráteres ubicados en los polos que no reciben luz solar debido a la baja inclinación del eje lunar. Una menor radiación en estas regiones haría que allí la vida, al menos microbiana, fuera posible.
Esto es precisamente lo que concluye un reciente estudio presentado en la Conferencia de Ciencias Lunares y Planetarias bajo el sugerente título de Un modelo de supervivencia microbiana para las regiones permanentemente sombradas de la Luna.
Los autores, liderados por John Moores, del Centro de Investigación en Ciencias de la Tierra y el Espacio de la Universidad de York, analizaron la probabilidad de supervivencia a largo plazo de los microbios en las PSR de la Luna. Los resultados tienen el potencial de ayudar a comprender mejor los lugares improbables donde podrían encontrar vida tal como la conocemos en todo el sistema solar e influir en la exploración humana.
“Hace unos años, en 2019, participé en un estudio dirigido por el Dr. Andrew Schuerger, investigador de la Universidad de Florida, que analizaba el potencial de la Luna para preservar la contaminación microbiana en naves espaciales – explica Moores en una entrevista -. En aquel momento, no consideramos las PSR debido a la complejidad de modelar el entorno de radiación ultravioleta. Sin embargo, años después, Jacob Kloos, de la Universidad de Maryland, desarrolló un sofisticado modelo de iluminación. Así decidimos volver a examinar estas regiones y nos dimos cuenta de que teníamos todas las piezas del rompecabezas necesarias para comprender su capacidad para preservar la contaminación microbiana terrestre”.
El equipo de Moores realizó una serie de modelos para determinar si la reducción de la radiación ultravioleta (UV) y el aumento de las temperaturas dentro de las PSR podrían permitir la posible supervivencia de microorganismos en dos cráteres PSR: Shackleton y Faustini.
La elección de estos dos cráteres se basa en que son objetivos actuales de aterrizaje para las próximas misiones Artemis. Ninguno de estos cráteres ha recibido luz solar en miles de millones de años. Si bien la Luna carece de atmósfera y está expuesta al vacío del espacio, esto crea bolsas de aire muy frío que, según el equipo de Moores, podría preservar los microbios durante largos períodos de tiempo.
“En el espacio, los microbios suelen morir por el calor intenso y la radiación ultravioleta – añade Moores -. Sin embargo, las PSR lunares son muy frías y oscuras y, por lo tanto, constituyen uno de los entornos más protectores del sistema solar para los microbios que suelen estar presentes en las naves espaciales. Cabe aclarar que estos microbios no pueden metabolizar, replicarse ni crecer aquí, pero probablemente permanezcan viables durante décadas hasta que sus esporas desaparezcan por efecto del vacío. Sin embargo, las moléculas orgánicas que componen sus células probablemente persistirían durante mucho más tiempo”.
La realidad es que todas las misiones espaciales corren el riesgo de llevar microbios no deseados a la ubicación objetivo, contaminando así, potencialmente e innecesariamente, un lugar prístino y desprovisto de microbios. Esto podría resultar en la recopilación de datos erróneos y resultados inexactos. Por lo tanto, cualquier microbio que pudiera existir dentro de las PSR podría verse influenciado por los microbios humanos, posiblemente eliminándolos.
“Se trata menos de una cuestión de protección planetaria que de preservar las PSR en un estado lo más prístino posible para futuros análisis científicos. La pregunta entonces es hasta qué punto importa esta contaminación. Esto dependerá del trabajo científico que se realice en las PSR”, concluye Moores.
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