
Espacio
Las nubes imposibles de la Vía Láctea están volviendo locos a los científicos
Un hallazgo inesperado en el corazón de nuestra galaxia desafía las teorías sobre la formación de unas estructuras cósmicas gigantes

Las burbujas de Fermi son vastas estructuras de gas caliente que se extienden sobre y bajo la Vía Láctea. Se extienden más de 236 billones de kilómetros desde el centro.
Identificadas en 2010, las burbujas de Fermi son resultado de un evento cósmico. Su origen se postula como una erupción súbita y violenta a escala galáctica.
Un equipo de EE.UU. examinó estas burbujas con el radiotelescopio Green Bank y su tecnología permitió la obtención de datos de alta resolución sobre la composición y velocidad del gas, con doble sensibilidad a estudios previos.
Un hallazgo gélido en el corazón ardiente
Aunque el gas en las burbujas de Fermi está a un millón de grados Kelvin, la investigación descubrió densas concentraciones de hidrógeno neutro, con miles de masas solares. Se sitúan a unos 113,5 billones de kilómetros del centro según recoge Scitech Daily del artículo publicado por Andrew Fox, astrónomo del ESA-AURA que trabaja en el Instituto de Ciencia del Telescopio Espacial desde el que se ha realizado el hallazgo.
Estas nubes de hidrógeno neutro tienen solo 10.000 grados Kelvin, lo que las hace cien veces más frías que su entorno. Ese detalle fue precisamente resaltado por Fox, quien señaló: “Estas nubes de hidrógeno neutro son frías en relación con el resto de la burbuja de Fermi”. Su presencia en una estructura caliente desafía las previsiones, pues el entorno debería haberlas destruido, tal como constata el estudio.
Modelos previos sugieren que estas nubes frías se desintegrarían en pocos millones de años. Este periodo coincide con estimaciones sobre la antigüedad de las burbujas de Fermi, haciendo su existencia más sorprendente.
El descubrimiento se refuerza con observaciones ultravioleta del telescopio espacial Hubble. El telescopio detectó gas multifase altamente ionizado (100.000 a un millón de grados Kelvin), lo que respalda la evaporación del gas frío.
La juventud de unas burbujas cósmicas
Los astrónomos calcularon la velocidad de los gases, confirmando su edad. Se mueven a aproximadamente 1,6 millones de kilómetros por hora, lo que sitúa la formación de las burbujas de Fermi como desarrollo reciente en la escala cósmica.
Un millón de años es un "parpadeo" en tiempo cósmico. Implica que estas nubes de gas frío no existían cuando los dinosaurios poblaban la Tierra, marcando las burbujas de Fermi como fenómeno astronómico reciente.
Se postula que estas nubes frías fueron arrastradas del centro de la Vía Láctea por el viento caliente que originó las burbujas. Su emisión de radio sirve para detectar el viento caliente galáctico, de otra forma invisible.
Este hallazgo cuestiona el conocimiento actual sobre cómo las nubes frías subsisten en el entorno extremo del centro galáctico. Impone restricciones empíricas importantes sobre cómo las eyecciones interactúan, redefiniendo la evolución de las galaxias.
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