
Espacio
El sonido del Big Bang alerta sobre nuestra galaxia: flota en el vacío
Una nueva investigación sugiere que nuestra galaxia podría estar inmersa en un vasto vacío cósmico, ¿la clave para resolver un gran enigma del universo?

Ondas de sonido cósmicas fosilizadas en la distribución de galaxias respaldan una hipótesis de gran calado. Un reciente estudio sugiere que nuestra Vía Láctea podría flotar en un gigantesco vacío intergaláctico, ofreciendo una solución potencial a una persistente incógnita de la física espacial.
Este descubrimiento aborda la tensión de Hubble, una discrepancia notable en las mediciones de la tasa de expansión del universo. Diferentes métodos de observación arrojan resultados que no acaban de encajar, un rompecabezas para la comunidad científica, aunque existen versiones que ponen de manifiesto la posibilidad de que hubiera un segundo Big Bang.
Mientras mediciones del universo temprano, como el fondo cósmico de microondas o las oscilaciones acústicas de bariones, sitúan la constante de Hubble en unos 67 kilómetros por segundo por megaparsec, otras observaciones de objetos cercanos, como supernovas y estrellas Cefeidas, arrojan un valor de aproximadamente 73 km/s/Mpc.
El 'vacío' cósmico que nos rodea
La idea de que nuestra galaxia reside en un vacío espacial no es del todo nueva, pero este estudio le da un respaldo considerable. El cosmólogo Indranil Banik, de la Universidad de Portsmouth, ha señalado que "una solución potencial a esta inconsistencia es que nuestra galaxia se encuentre cerca del centro de un gran vacío local", tal y como recoge el medio Science Alert.
Un vacío intergaláctico es una región con densidad de materia sustancialmente menor. La gravedad atraería la materia hacia zonas exteriores de mayor densidad, vaciando el vacío progresivamente.
Según esta hipótesis, al desocuparse, la velocidad de alejamiento de los objetos parecería mayor. Esto generaría la ilusión de una tasa de expansión local más acelerada, explicando la discrepancia. Astrónomos ya plantearon una 'burbuja' de unos 1.89 x 10^22 kilómetros (2.000 millones de años luz) de diámetro, 20 por ciento menos densa, una explicación no probada hasta ahora.
Las 'huellas sonoras' del origen
Para corroborar este vacío, Banik y su equipo investigaron las oscilaciones acústicas de bariones (BAO). Son las ondas sonoras 'fosilizadas' grabadas en la materia primigenia del universo tras el Big Bang.
En el universo temprano, con plasma denso, gravedad y radiación formaron ondas de presión. Al expandirse el espacio, se conservaron como vastas disposiciones esféricas de estructuras cósmicas, con mayores densidades en sus bordes. Su tamaño se congeló en unos 9.46 x 10^21 kilómetros (1.000 millones de años luz), actuando como una 'regla cósmica' para determinar distancias.
Los cálculos indicaron que un vacío local debería distorsionar las BAO. Tras reexaminar dos décadas de observaciones, encontraron una desviación del modelo cosmológico estándar, una incongruencia consistente con la distorsión de un vacío. Este modelo no solo explica anomalías en las BAO, sino que reduce la tensión de Hubble de un 'sigma' de 3.3 a entre 1.1 y 1.4. Los investigadores señalan que su modelo es cien millones de veces más probable que uno sin vacío, y ya planean nuevas pruebas rigurosas para confirmarlo.
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