Descubrimiento

Hallan en Valencia una especie de chinche cavernícola desconocida hasta hoy

Bautizada como “el hada de los bosques” se ha localizado en la Sierra Calderona y Les Rodanes de Villamarxant

Chinche cavernícolaUV18/01/2021
Chinche cavernícolaUV18/01/2021UVUV

La Comunitat Valenciana nunca deja de sorprender. Un estudio internacional que ha contado con la participación del Museu d’Història Natural de la Universida de Valencia, ha realizado el primer registro de un Kinnaridae cavernícola del Viejo Mundo. Se trata de Valenciolenda fadaforesta, una especie hallada en cuevas valencianas y relicto de una antigua fauna ya extinguida. La singularidad de sus características obliga a establecer un nuevo género de hemípteros. El trabajo aparece publicado en la revista Subterranean Biology.

Tal y como ha puesto de relieve la propia Universidad de Valencia, el artículo describe el hallazgo de una criatura diminuta de morfología excepcional, ausencia de ojos y ocelos, pigmentación pálida y alas vidriosas bordeadas de un ribete de pelos cerosos de color azul brillante en los machos, que evoca imágenes de un hada. De ahí su nombre, Valenciolenda fadaforesta, el hada de los bosques valencianos, ya que los ejemplares estudiados fueron hallados en las reservas naturales de la Sierra Calderona y Les Rodanes de Vilamarxant.

Un equipo internacional de investigación liderado por la Humboldt-University (Berlin, Alemania), del que forma parte el biólogo Sergio Montagud (Museu d’Història Natural de la Universitat de València), acaba de proporcionar información sobre la ecología, el comportamiento, la distribución y el estado de conservación de esta nueva especie de chinche cavernícola de la familia Kinneridae.

Como el resto de los hemípteros, los insectos de esta especie se alimentan de savia de las plantas y árboles que alcanzan gracias a su pico o estilete. En su caso, la obtienen de las raíces que penetran hasta las cuevas. Las ninfas, como es habitual, no presentan alas. Sin embargo, los adultos las tienen bien desarrolladas, lo que contrasta con el tipo de vida subterráneo. “Se trata de una especie muy interesante”, comenta Sergio Montagud. “Especialmente los machos exhiben ornamentaciones muy acusadas, que se han observado en otras especies cavernícolas y cuya función desconocemos. No creemos que puedan volar, pero son capaces de dar saltos considerables y pueden utilizar las alas para planear”, señala.

El registro de este hemíptero ancestral, cuyas características le confieren suficiente singularidad para establecer un nuevo género de hemípteros, se incorpora al ZooBank y al GenBank –bases de datos internacionales de nomenclatura zoológica y secuencias genéticas– para aportar nuevos datos al estudio de la biodiversidad subterránea. Parte de su importancia radica en su excepcionalidad: es el primer registro de un kinnárido cavernícola del Viejo Mundo; el primer registro también de un hemíptero cavernícola de la España continental, y supone la séptima especie de kinnárido cavernícola del mundo.

La propia inexistencia de representantes de esta familia en Europa continental refuerza el interés biogeográfico de este descubrimiento. “Valenciolenda desciende de una especie que en su día fue epígea, es decir, no subterránea, y que debió vivir en un ecosistema y entre una fauna completamente diferentes”, explica el biólogo.

“Aquellas condiciones cambiaron y los actuales representantes de la familia se distribuyen en zonas lejanas. Valenciolenda se adaptó al mundo subterráneo como superviviente de aquella fauna hoy desaparecida, al igual que hay otras especies de invertebrados relictos en cuevas valencianas que nos hablan de aquellos pasados extintos, como el coleóptero Ildobates neboti”, añade.

El inesperado descubrimiento de Valenciolenda fadaforesta en una cueva ibérica pone de relieve la importancia de la biodiversidad subterránea. El estudio de las faunas de las cuevas puede proporcionar información valiosa sobre la historia evolutiva y biogeográfica de los organismos y sus adaptaciones al medio subterráneo, pero fundamentalmente aporta a la ciencia datos sobre la composición de los ecosistemas del pasado y sobre el desarrollo y evolución de la biodiversidad en la Tierra. “Junto a los fósiles, los organismos cavernícolas son, hoy por hoy, nuestra mejor ventana al pasado”, concluye Montagud.

En el estudio han participado investigadores de la Humboldt-University (Berlin, Alemania), la Universitat de València, el Ajuntament de València y la Universidade Federal de Lavras (Minas Gerais, Brasil).