Pandemia

Alerta de los expertos: “Hay mensajes de optimismo exacerbado y la situación aún es de riesgo”

“La comunicación de riesgo a la población ha sido pésima”, señala el investigador Salvador Peiró

Este fin de semana ha sido el primero completo sin estado de alarma
Este fin de semana ha sido el primero completo sin estado de alarmaMORELLEFE

El investigador de la Fundación de Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana (Fisabio), Salvador Peiró, considera que se está generando cierta “confusión” al ofrecerse un mensaje de “optimismo exacerbado” sobre la pandemia cuando la situación “todavía mantiene cierto riesgo de repunte”.

Así lo asegura en una entrevista con la Agencia EFE, en la que augura que tras el final del estado de alarma, y con buena parte de la población mayor de 60 años vacunada, se producirá un incremento de transmisión entre los jóvenes, aunque serán casos menos graves y la cifra de hospitalizados será menor.

El doctor en Medicina Preventiva y Salud Pública aboga por “redirigir” las estrategias frente a la covid-19, centrándolas en los colectivos que hacen “de colchón de transmisión”, lo que tienen mayor movilidad.

Fin del estado de alarma “demasiado brusco”

A su juicio, el fin del estado de alarma ha sido “demasiado brusco” y demasiado homogéneo en todo el país, cuando las situaciones de cada autonomía “son muy diferentes”; durante los seis meses en los que ha estado en vigor, señala, “algunas lo han aprovechado mejor que otras”.

”Las desescaladas hay que hacerlas tranquilas, ir poco a poco para evitar estampidas como las que vimos la pasada semana, que podrían suponer un repunte temprano”, indica para añadir que tampoco entiende que una autonomía quiera establecer un toque de queda y, si se lo deniegan judicialmente, no recurra al Tribunal Supremo.

En la situación actual, “acabar en un juzgado es una de las peores cosas que puede hacerse, por la heterogeneidad de sus criterios”, indica Peiró, quien no obstante reconoce que los jueces suelen avalar las medidas propuestas ante una situación grave, pero cuando se trata de medidas preventivas para prevenir que se produzca una situación grave “les cuesta más hacerlo”.

”Esto es esperable, los jueces no son epidemiólogos. Pero también sería esperable que no les pidiéramos que hicieran el trabajo de los epidemiólogos”, señala para añadir que en estos momentos “se está generando confusión” y ofreciendo “mensajes de optimismo exacerbado, como que la vacunación es una solución inmediata y que las medidas restrictivas son el pasado, cuando la situación todavía es grave en muchas comunidades y tiene mucho riesgo de repunte”.

Incremento de casos en los jóvenes

El epidemiólogo explica que “estamos en una carrera”, en la que “cada día que vacunamos importa”. Si se inmuniza a la población mayor de 60 años, que durante la pandemia ha representado el 95 por ciento de muertos y el 65 por ciento de hospitalizaciones, “la situación será distinta”.

A su juicio, habrá un incremento de la transmisión en jóvenes por el aumento de movilidad, del contacto y la pérdida del temor a contagiar a las personas mayores que, sin embargo y aunque no desarrollen casos graves, podrían contagiarse y contagiar a las más jóvenes.

Según Peiró, si antes nos preocupaba que los jóvenes no contagiaran a los mayores para que no hubiera casos graves, “ahora nos tocará preocuparnos de que los mayores no contagien a los jóvenes para no incrementar la transmisión”.

Explica que ese potencial repunte de casos “no tendrá” las características de los que se han visto hasta ahora: “Se caracterizará por mucha transmisión en gente joven pero con una cifra menor de hospitalizados porque los casos son menos graves cuanto menor es la edad”.

”Hasta ahora íbamos a proteger a los mayores de que se infectaran y murieran, y ahora nos toca hacerlo en los jóvenes para cortar o reducir la transmisión al máximo posible”; para ello, aboga por “redirigir” las políticas contra la covid-19, centrándolas en colectivos con una mayor movilidad que hacen “de colchón de transmisión”.

Convivir con el virus

”Cada día que pasamos vacunando y no hay repunte, hace papel. Reduce el riesgo de repunte y de su gravedad”, afirma el doctor en Medicina Preventiva y Salud Pública, quien considera que se llegará a una “situación de convivencia con el virus durante bastante tiempo”.

Según Peiró, “tendremos brotes pero la economía volverá a funcionar, la vida se retomará y probablemente este verano empecemos a estar en una situación en la que iremos ganando terreno y reduciendo restricciones a medida que avancemos en la vacunación”.

Confiesa que le preocupan especialmente brotes como los ocurridos en los colegios mayores, “grandes y casi todos asintomáticos” en jóvenes con una mayor movilidad, y advierte de que los que se producen en interiores “son explosivos”.

Pésima comunicación

A su juicio, la comunicación de riesgos a la población durante la pandemia ha sido “en general pésima” y se ha basado en generar “normas autoritarias” en lugar de intentar que la gente entendiera e interiorizara qué comportamientos tienen mayor o menor riesgo, lo que se puede hacer y lo que no en cada momento.

En este sentido, considera que durante la pandemia “se ha manejado bastante mal” un “aspecto esencial, la ventilación”, y mientras en colegios se ha hecho hincapié en esta medida que ha sido extraordinariamente útil para contener los brotes, no ha ocurrido así en otros sitios cerrados, como la restauración o los laborales.

También ha ocurrido con el tema de la mascarilla, que se prohibió para todos y en todo momento, pero en la actualidad, y con mucha gente ya vacunada, “vamos a tener que hacer normas más finas” sobre quién debe llevarla y en que situaciones, manteniendo el uso en interiores y relajándolo al aire libre cuando se pueda mantener la distancia o el contacto entre personas sea muy breve.

Inmunidad de grupo

Considera que en España se puede alcanzar el 70 por ciento de inmunidad en cien días “si hay vacunas, si la producción aumenta y si llegan al mercado nuevas vacunas como Curevac y Novavax”, porque las autonomías tienen una “capacidad extraordinaria” de vacunar.

Respecto a la liberalización de las patentes, afirma que es “extremadamente compleja”, aunque no está en contra “tampoco especialmente a favor” y considera que lo que importa es incrementar la producción y la distribución, subsidiando la compra para los países pobres.

Según explica, una vacuna no tiene una sola patente, tiene detrás muchas patentes de empresas distintas que se están sirviendo unas a otras y, además, se tardaría años en hacer fábricas donde las prácticas del control de calidad fueran perfectas.

Advierte de la necesidad de que los países ricos permitan que las vacunas lleguen a las zonas más pobres: donde haya mucha transmisión “le estamos dando al virus millones de posibilidades de que genere nuevas variantes”.

Sí que interesa, y mucho, que en países del tercer mundo haya una producción vacunal frente a la covid aunque sin dejar de desarrollar otras vacunas esenciales. Pero es una solución a medio plazo, no la urgente que esos países necesitan en este momento, matiza.

Celebración de fiestas

Respecto a la celebración de fiestas como las Fallas, espera que en septiembre “estemos en condiciones” de hacerlo, e indica que aunque se haya vacunado al 70 por ciento de la población seguirá habiendo brotes.

”Espero que en septiembre se pueda volver bastante a la vida normal si no tenemos ninguna sorpresa de nuevas variantes”, señala para añadir que considera que sería “todavía pronto” para celebrar actos y aglomeraciones de 100.000 personas, como las mascletaes.

No obstante, no es contrario a la presencia de público en los estadios, de entre 4.000 o 5.000 personas, y al aire libre, aunque hay que considerar los problema de transmisión cuando llegan o se van del campo en transporte público o si celebran el triunfo. “Pero son aspectos abordables”, afirma.

Por último, asegura que le “preocupan mucho” las discotecas y otros espacios similares, muy cerrados por el aislamiento para el sonido, con mala ventilación y donde la gente habla alto por la música, que se convierten en una “fábrica de aerosoles”.

Y también por las elevadas concentraciones de personas en locales sociales, festeros o de culto, entre otros. “Todo lo que pueda hacerse al aire libre debe hacerse al aire libre”, concluye.