El Gallinero

Cinco años sin Rita

No le falló Valencia, ni ella a Valencia. Le falló alguno de su gente

Fue un 23 de noviembre, ayer hizo cinco años de la muerte de Rita Barberá y sigue estando en primera fila porque dejó un legado extraordinario en la ciudad que ahora el PP hace suyo como peldaño para recuperar la Alcaldía. Superado o pretendiendo superar cierta “mala conciencia” por el comportamiento dispensado a ella por sus propios compañeros, aciertan Carlos Mazón y María José Catalá de vanagloriarse de la política de quien llamaron «alcaldesa de España».

Tienen motivo para ello. Rita fue un animal político, con convicciones profundas. Creía en su partido, creía en la ciudad y en sus equipos. Fiel a todo ello, no le falló Valencia ni ella a Valencia. No le falló la gente. No hay nada que oponer a su trabajo como alcaldesa. Le falló alguno de su gente, de sus más íntimos colaboradores. Abusaron de su buena fe, lo que jamás imaginó que podía ocurrir. Murió, estoy seguro, pensando que todo era un mal sueño.

En el funeral por su memoria, reflexionaba sobre este lustro: un suspiro y, sin embargo, parece un siglo si contemplamos lo acaecido: el PP barrido del poder, acceso del comunismo y catalanismo a las esferas institucionales, la tragedia de una pandemia con unos 10.000 valencianos fallecidos según las cifras reales, centenares de empresas cerradas, si no miles, sectores arruinados y una vida social impensable tan solo hace dos años. Mascarillas, PCR, restricciones, confinaciones y demás circunstancias han invadido nuestro acontecer cotidiano. Para peor, eso sí. Así es la vida.