Prevención

Cómo puedes evitar un incendio en tu casa y qué debes hacer si se produce

La prevención apaga el fuego antes de que se produzca, pero si ocurre, conviene saber ciertas cosas

Un bombero inspecciona una vivienda tras un incendio
Un bombero inspecciona una vivienda tras un incendioLa RazónAjuntament de València

La llegada del frío y el mayor consumo eléctrico derivado del uso de las calefacciones hace que aumenten el número de incendios en las viviendas o al menos los conatos de los mismos. Si bien es cierto que en los últimos años la normativa cada vez más exigente que rige las instalaciones eléctricas ha hecho más seguros los hogares, siguen produciéndose situaciones de riesgo muchas veces provocadas por el desconocimiento o por un descuido.

Desde el Departamento de Bomberos, prevención, intervención en emergencias y Protección Civil del Ayuntamiento de Valencia explican cómo se pueden reducir estos riesgos, y llegado el caso, qué hacer si se desencadena un incendio en tu vivienda.

No pidas a una regleta más de lo que te puede dar

Respecto a los accidentes domésticos que pueden originar un incendio, todavía resuena en la memoria de todos el siniestro producido la semana pasada en una residencia de ancianos de Moncadaque, hasta la fecha, ha provocado ocho fallecimientos. El origen del fuego: una regleta, es decir, una base de enchufes donde probablemente estarían conectados más aparatos eléctricos de los que tocaban y que consumían una potencia (se mide en vatios) superior a la capacidad de la regleta. Todas las regletas deben contar con la inscripción CE que significa que han pasado los controles que obliga la Unión Europea. Así, la regleta homologada tendrá una indicación sobre los vatios (w) que puede soportar. Pues bien. Si su capacidad es de dos mil vatios, pongamos por caso, no debemos conectar jamás tres radiadores de mil vatios cada uno, porque la suma de los tres excederá en mil vatios el máximo que soporta la regleta, lo que consecuentemente hará que ésta se sobrecaliente. Si además, la regleta está tapada por cables, o por una cortina o debajo del sofá, el riesgo aumenta, y a veces, desgraciadamente, se produce la tragedia.

Así que mucho ojo a lo que se conecta en una regleta. No todo puede estar en un “ladrón” de electricidad y desde luego no se debe acumular.

Cuidado con los electrodomésticos

Los electrodomésticos viejos tiene más riesgo de sufrir un calentamiento que los nuevos, pero también los nuevos pueden deteriorarse si se maltratan. Los bomberos recomiendan que los cables y los enchufes se traten con cuidado porque un electrodoméstico nuevo con el cable deteriorado a base de tirones o de retorcerlo, también puede generar calor o chispas que cortocicuitan.

Otro aspecto quizá más desconocido es el de la renovación de aparatos de cocina. Si bien renovar un electrodoméstico como el horno o el microondas puede aportar mayor seguridad, encastrarlo en cocinas antiguas puede ser peligroso ya que estas no tienen por qué cumplir con las medidas de seguridad exigidas hoy en día, como hueco de separación (sanitario) a la pared o ventilación tras la nevera o la columna de horno. Y otro dato emanado de la experiencia de los bomberos: las secadoras, con el tiempo y si se usan mucho con mantas u otros tejidos sintéticos, pueden ir acumulando en el tambor bolitas que se desprenden de los tejidos. No es frecuente, pero puede pasar.

Obviamente, toda la instalación eléctrica ha de estar centralizada en un cuadro de diferenciales y magnetotérmicos instalados por un electricista autorizado. Desconfía del “cuñao” que todo lo sabe y te hace unos empalmes.

Carga el móvil con su cargador original

Y aunque los casos de incendios producidos por los móviles son escasos, ahí va un consejo de los bomberos: conviene cargar siempre tu teléfono con el cargador original. Hacerlo con cargadores “rápidos” que proporcionan más amperios de los que el móvil necesita o soporta para cortar el tiempo de carga, puede llegar a ser peligroso en baterías deterioradas. Y no es tan difícil que esto pase: a quién no se le ha caído y golpeado el móvil, o a quién no se le ha salpicado alguna vez.

Y luego están las imprudencias. La ropa no se puede poner a secar encima de un radiador eléctrico, aunque solo sean cinco minutitos. Por que luego se nos olvida y llega el susto. Y cuando se plancha, hay que estar en lo que se está. No es el mejor momento para hablar por teléfono o revisar redes sociales en el móvil. Mejor esperar a acabar la tarea y sobre todo, a desenchufar la plancha.

La cocina es otro punto problemático de la casa y quizá el más susceptible de sufrir un incendio. Al igual que cuando se plancha, los cinco sentidos deben estar también puestos en los fogones.

Ya hay fuego. ¿Y ahora qué hago?

Y si a pesar de nuestro cuidado se produce el siniestro, ¿cómo hay que comportarse?

Los bomberos Rafael Pons, suboficial de la Oficina de Atención Ciudadana, y Miguel García, oficial, lo explican con detalle en colegios, asociaciones de vecinos y otras entidades que los soliciten al Ayuntamiento de Valencia. También lo han hecho con esmerada dedicación con quien suscribe.

Varias cosas que quizás no sabías. El fuego en una vivienda se extiende no por las llamas (que también) sino principalmente, por el humo. García explica que el humo es materia combustible que no se ha quemado y que por lo tanto puede arder. Y es lo que ocurre con las densas nubes de humo por encima de los 600 grados centígrados, como puede observarse en el vídeo que acompaña este reportaje. Por ello es tan importante cuando se produce un incendio y se abandona la vivienda, cerrar todas las puertas y ventanas que sea posible. La densa humareda llegará un momento en que se inflamará, y si se ha extendido por toda la casa, toda la casa se verá envuelta en llamas. Sin embargo, una puerta cerrada impide que salga el humo y sectoriza el fuego en solo una estancia. Rafael Pons explica que una puerta de madera de mobila (las de antes) puede tardar hasta 40 minutos en arder: “y para entonces, ya hemos llegado nosotros”.

Además, ambos coinciden en que una persona normal no puede enfrentarse a un incendio cuando las llamas superan el metro y medio de altura por el calor que desprende: “hay que abandonar la vivienda”. Y cuando eso suceda hay que intentar cerrar las puertas a nuestro paso, eso sí, si es posible, cogiendo las llaves de la puerta de salida para facilitar la entrada de los bomberos: “un minuto que ganemos puede ser determinante”.

Tanto García como Pons son cautos a la hora de recomendar el uso de extintores: “si se usan, hay que saber usarlos. El extintor hace una nube de polvo que le roba el oxígeno al fuego... pero también te lo roba a tí, y hay que tener eso presente porque desmayarse en un incendio es muerte segura”.

La evacuación de un edificio ha de hacerse siempre hacia abajo, hacia la calle. Una vez allí, estaremos salvados. Es muy peligroso intentar huir por la azotea sino se está seguro de que se podrá abrir la puerta de salida. El último piso de la escalera es que antes se llenará de humo, de dióxido de carbono y se convertirá en una trampa mortal. Así que si el incendio no se ha desencadenado en tu casa, pero no puedes bajar hacia la calle, lo mejor es quedarse dentro de tu casa. Los forjados de los edificios impedirán que el fuego traspase y si cerramos bien las puertas, el humo tardará en entrar. Y un minuto que ganamos es un minuto en el que el camión de bomberos se aproxima a ti.

No por sabido es menos importante reiterar que si hay un incendio, nunca, nunca, nunca hay que coger el ascensor. Es otra trampa mortal.

Apagar un fuego no es fácil. Cuando la temperatura es elevada no hace falta que te abrasen las llamas para que el aire caliente te queme por dentro. Sí, eso pasa. Y en ocasiones, echar agua, empeora las cosas si no se sabe echar. Un litro de agua sobre las llamas, si la temperatura es elevada, se evapora, y por cada litro de agua se generan 1.700 litros de vapor.... de vapor caliente. Nuevamente podemos abrasarnos sin llama.

Lo mejor es huir, aunque sea duro abandonar tu hogar sabiendo que será pasto de las llamas. Pero si seguimos estas recomendaciones, salvaremos la vida y si conseguimos “sectorizar” el fuego dentro de una habitación cerrando las puertas, el incendio tardará mucho más en extenderse. Y minuto que pasa, minuto que se acercan más los bomberos salvadores.

Mención aparte merece los incendios de sartenes en la cocina. Nunca jamás hay que echar agua encima porque paradójicamente el fuego se hará mucho mayor porque el agua al convertirse en vapor aporta oxígeno. El fuego hay que taparlo y si se apaga hay que dejarlo enfriarse. Si levantas la tapa para ver si ya se ha apagado, volverá a arder al contacto con el oxígeno. Si no hay tapa, sirve un paño mojado y escurrido. Y si la cosa se complica, huye. Las llamaradas, en su ascenso, chocaran con la campana y se esparcirán hacia todos los lados. También hacia tu cara.

Si puedes, en tu huida coge el móvil y llama inmediatamente al 112.

Al igual que se dice que los incendios en el monte se apagan en invierno, también en nuestros domicilios hay que apagarlos antes de que se produzcan y para ello, nada mejor que ser proactivo, ir por delante y evitar situaciones de riesgo.

Y recuerda siempre: en caso de duda, huye. Y llama a los bomberos, son enormes profesionales, y para eso están.