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Entrevista

«Si vendes Merlot, eres una hormiga, si vendes Verdil compran tu origen»

El presidente de DO Valencia, Salvador Manjón asegura que el vino valenciano es un ejemplo de protección de sus variedades

El presidente de DO Valencia, Salvador Manjón La RazónLa Razón

Hace poco más de un año Salvador Manjón, todo un experto en el mundo del vino y de su historia y director desde hace 25 años de la revista La Semana Vitivinícola, fue nombrado presidente de la DO Valencia sustituyendo así al histórico Cosme Gutiérrez. No es buen momento casi para ningún sector, pero el vino valenciano se reivindica y busca su lugar.

¿Cuál es el balance que realiza tras un año en el cargo?

Me he encontrado con una DO muy dinámica, unas bodegas con gran potencial y gran calidad de sus vinos y sobre todo una estructura muy exigente y comprometido con la denominación.

¿Y sus principales retos?

El principal reto es poner en el mercado los vinos de Valencia. Tradicionalmente los vinos valencianos se han caracterizado por estar presentes sobre todo en el mercado exterior -más de dos tercios van a la exportación- y el reto es darles visibilidad en la zona de influencia, es decir, provincia de Valencia, donde son unos grandes desconocidos, y creo que ha llegado el momento de apostar por acercarnos al consumidor valenciano, al turista valenciano, para que conozca el origen de sus vinos y sus bodegas y que se pueda llevar a su casa esa experiencia.

¿Por qué los valencianos no consumimos vinos valencianos?

No es que no los consumamos, sino que lo hacemos en poca cantidad, y los otros lo han hecho mucho mejor y nos llevan muchos años de ventaja en promoción y en apostar por el mercado nacional. La propia creación de la DO quizá es un poco culpable de esto, porque la DO nace a partir de unas bodegas que llevaban en su ADN la exportación. Se fundan en Valencia precisamente por el puerto. Desde el primer momento su objetivo principal es potenciar la exportación. Esto ha sido muy bueno para los vinos porque han tenido un desarrollo muy importante ha hecho que los viticultores se desarrollaran, pero en cambio ha tenido el inconveniente de que el mercado interior se ha desatendido quizás más que en otras DO. Pero tampoco podemos pensar que la DO lo ha hecho mal sino que es una evolución normal del sector.

¿Cuál es el elemento diferenciador del vino valenciano?

La identificación con el origen, con el suelo y el esfuerzo por recuperar variedades autóctonas, que la industrialización habían hecho desaparecer. Estas dos circunstancias son los principales valores que puede tener una DO; porque lo que se protege es un origen. No hay una DO si no hay una diferenciación que permita ese sello diferenciador. Valencia es de las que más están apostando por estos dos valores.

Aunque es necesario mejorar la promoción de los vinos valencianos dentro de España, la situación ahora es mejor, ¿no?

La percepción que tiene el consumidor sobre el sector del vino, y la realidad, son completamente diferentes. Dicho esto, dentro de la DO Valencia se ha hecho mucho esfuero por potenciar el consumo de los vinos locales. Antes solo una DO era la que dominaba el mercado de consumo y poco a poco se fueron añadiendo otras. Todas las autonomías españolas producen vino y todas lo que han hecho ha sido intentar que en su DO se consuma vino de su tierra, ya no solo por una cuestión de proximidad sino pq al final la administración local también se esfuerza por vender lo suyo. La Comunidad Valenciana ha hecho un esfuerzo importante por conseguir eso, y eso es lo que ha hecho que en las cartas de restaurantes aparezcan más referencias valencianas y que las cadenas de distribución hayan aumentado su apuesta por los vinos locales.

¿Nos falta creernos que nuestros vinos son los mejores?

Si hablamos del sector vinícola en general así es, no nos lo creemos, pero a nivel de DO Valencia, no sucede, creo que puede ser un ejemplo perfecto de lo que debería ser el sector vitiviniciola, gente comprometida con el origen, con la diferenciación y apuesta por la recuperación de variedades autóctonas, es mucho más facil vender una botela de vino de merlot que de verdil, pero cuando vas a vender merlot eres una hormiga, y nunca vas a producir el mejor, mientras que cuando vendas verdil te van a comprar por origen. Si queremos tener valor añadido, que es el garante de que esa viticultura no se abandone necesitamos recuperar esos valores. Y desde la DO Valencia se está haciendo muy bien en ese sentido, porque desde las diferentes zonas -Alto Turia, la Mersseguera, Moscatel, Valle dels Aforins...- son zonas perfectamente identificadas con variedades autóctonas.

¿Cómo ve el futuro del sector? ¿Cree que se acabará demonizando el consumo del vino?

El sector tiene un problema muy serio de consumo. Antes el vino formaba parte de la dieta básica de las personas, se consumía para ingerir más calorías. Ahora el vino es un elemento hedonista relacionado con el placer. Cuando un producto es de primera necesidad, las cosas malas se suplen con las buenas, pero no así cuando es prescindible. La demonización del consumo del alcohol está muy bien porque un consumo abusivo es perjudicial para la salud. Tenemos que ser conscientes de que la sociedad tiene un problema con el alcohol y el vino es una bebida alcohólica. Desde el sector lo que tenemos que hacer es defender todas aquellos valores que tiene el vino y que no tienen el resto de bebidas alcohólicas. A partir del año que viene será obligatorio poner una etiqueta con las calorías y la lista de componentes nutricionales. Y lo de las etiquetas como las del tabaco acabará llegando. Esa situación ya ha llegado y va a ser cada vez peor. Pero hay que fomentar el hecho de que el vino es una bebida cultural, de compartir argumentos y conocimientos. Nadie acapara tanta atención en una mesa como el que sabe de vinos, nadie.

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